Refundar la Argentina de la mano de María

jueves, 13 de mayo de 2010
image_pdfimage_print

Hoy tenemos la fe y la esperanza renovada porque cada vez que celebramos a nuestra Madre y particularmente a Nuestra Señora de Luján realmente es un día en el que triunfa la paz, el amor, la unidad y el encuentro. Como no celebrar esto que son las grandes aspiraciones de aquellos que tienen mente soñadora, corazón de padre, tiempo y disponibilidad de hermanos, todos aquellos que tienen la vida concebida desde el don y ejercida desde la gratitud. Para nosotros es un día realmente de fiesta, esto tiene que ser Argentina, un país que se pone de pié y va a los pies de María, que con María camina los procesos de la historia de la salvación. En este día de la Virgen vamos a ver la palabra, no el evangelio del domingo sí no el capítulo 19 de Juan, esos dos versículos referidos a María al pie de la cruz, mujer desolada, de alguna manera la Madre acompañando en este día, también a su pueblo, a su situación en la que estamos manoteando, buscando por tantos lados los argentinos y no le encontramos la punta a la madeja

Quizás debamos escuchar a los sabios, uno de los grandes santos como por ejemplo San Ignacio de Loyola, que quizás Argentina como una persona moral, a la manera como una persona individual en la vida espiritual, en los momentos de desolación, de desconsuelo, desorientación tiene la tentación de manotear, de hacer cambios, de buscar, de gritar, de luchar, de buscar soluciones, de buscar de alguna manera la magia del cambio, San Ignacio aconseja al alma en la prueba, saber esperar, vivir en paciencia consigo mismo. Quizás también esto para nuestra persona moral, Argentina, quizás la Madre esta con nosotros y no nos damos cuenta, quizás nosotros estamos muy desesperados por porfiar el destino, quizás pensamos más de lo que debemos, exigimos o juzgamos más de lo que debemos, quizás lo que tenemos que hacer es ponernos más apacibles, más íntimos, mas en la espera, más en la confianza

Vamos a mirar a María al pie de la cruz para comprender nuestra historia, para arrojar un poco de luz y para madurar nuestra capacidad de fidelidad.
Madre del Señor, tú eres de Dios gloria, la obra de su amor.
Oh rosas sin espinas, oh vaso de elección,
de ti nació la vida, por ti nos vino Dios.
Sellada fuente pura de gracia y de piedad,
bendita cual ninguna sin culpa original
infunde en nuestro pecho la fuerza de tu amor,
feliz Madre del Verbo, custodia del Señor. Amen

Vamos a ver el cap. 19 María al pie de la cruz, la desolada María. Que esta palabra nos ayude a tener luz y sabiduría para nuestra reflexión de esta mañana.”Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre y la hermana de su madre, María, la de Cleofás y María Magdalena. Al ver a la Madre y cerca de ella al discípulo a quien El más amaba, Jesús dijo, mujer, aquí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo, aquí tienes a tu madre y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”
En este día tan especial podemos decir que Argentina, los argentinos que la amamos y soñamos y que por ahí sentimos algunos dolores y que no sabemos como responder a nuestro crecimiento, a nuestras inquietudes, a nuestras locuras hoy queremos acudir a María y queremos ponernos en sus manos. Vamos caminando hacia la Virgen porque juntos atraemos la mirada de Dios, la misericordia de Dios.

Porque estamos necesitados de Dios, de la mirada de María, de la confianza, estamos necesitados profundamente de poder confiar, de poder esperar, de poder creer, de sentir que podemos recuperarnos, de que queremos seguir caminando, queremos mirar a María para tomar fuerzas para el perdón, para descubrir en nuestros dolores instrumentos de redención, de purificación. Para aprender el perdón para sanarnos. Queremos en esta tarde consagrarle a ella nuestra patria, nuestra historia, nuestro presente. En muchos momentos he tomado para la reflexión las palabras del Papa Juan Pablo II tomadas de la encíclica que escribió para el comienzo de este tercer milenio “Hay que mirar el pasado con agradecimiento, vivir el presente con pasión y mirar el futuro con esperanza” Y realmente creo que estamos necesitando particularmente tener una mirada de agradec, acostumbrados y traidos a la comodidadimiento.

Esta mirada de agradecimiento que nos está costando pero que quizás está mucho más metida de lo que creemos, mucho más ejercida de lo que nos damos cuenta en la realidad individual y de tantas comunidades, la realidad personal de cada uno de nosotros y la realidad de tantas personas, de tantos ambientes. Hay tanta gente que tiene tanto para agradecer en Argentina, quizás eso sea lo más grande que tengamos y no lo podemos ver, no lo podemos compartir. Por eso encendamos una luz a los pies de María. Ella estará mirando esa luz que en el signo de la vela encendida quiere expresar el corazón de cada uno de nosotros. La luz es para nosotros, no es para la Virgen, el corazón nuestro es para ella. Por eso al encender la luz le queremos hacer dos cosas a la Virgen, entregarle nuestro corazón y comprometer nuestro servicio y nuestra labor cívica, nuestra condición de personas que conviven

Ese dejar de ser simplemente habitantes de esta tierra para ser realmente ciudadanos, personas que construyen, que comunican. Que ese sea nuestro trabajo, cuanta alegría va a tener el corazón de la Virgen y ya lo está teniendo en este día. No solo porque la recordamos, sí no porque la mejor manera de recordarla es realmente viviendo nuestra vocación, nuestro compromiso y nuestro servicio en la sociedad. Todos nosotros, como iglesia, tenemos mucho que darle a la Argentina y recuperarla recuperándonos nosotros, nuestra capacidad de involucrarnos y de realmente ir superando nuestras indiferencias, nuestra apatía, nuestros talentos durmiendo la siesta, acostumbrados y traídos a la comodidad, a la mediocridad. Sacudir un poco esa riqueza, ese talento, recuperar ese amor primero del que nos llama la atención el Apocalipsis “tengo algo contra ti y es que perdiste el amor primero”

A los pies de la Virgen queremos recuperar el amor, queremos recuperar nuestra identidad de argentinos, queremos vigorizar y comprometer nuestra vida en el servicio, dejar de vivir del miedo, de la desconfianza. Queremos ser gestadores de una cultura del encuentro y de la confianza dice el cardenal Bergoglio. En este encendido de la vela tenemos para poner el encendido de nuestros corazones en el compromiso. Esa es nuestra invitación en este día de María, que no nos quedemos, sí no que sepamos ser capaces de entender esa luz dejando que María ore junto a nosotros por nuestra patria. Y en saber darnos. “Darse es cumplir justicia, darse es ofrecerse a sí mismo y todo lo que tiene, darse es orientar todas sus capacidades de acción hacia el Señor, darse es dilatar su corazón en dirigir firmemente su voluntad hacia aquel que lo aguarda, darse es amar para siempre y de manera tan completa como se es capaz de dar” basta, basta Hurtado, es demasiado

Cuantas cosas tenemos que aprender de los grandes, de los que aman, de los que entregan. Las personas que son muy generosas, muy entregadas las que se sacrifican realmente por ideales a veces asustan. Parecen exigentes, cuando uno ve las personas que inician obras, no pierden el tiempo, están dedicados y pareciera que no se cansan, al contrario, parece que se retroalimentan permanentemente. Yo diría ¿no nos podemos sentir refundadores de nuestra patria? No digo que nos arroguemos la misión como si fuéramos la causa fundamental, no dije que fuéramos la causa fundamental pero digo, este espíritu y en este día a los pies de la Virgen como refundar la patria. El Señor hizo la obra de la redención pero después le dijo a la Virgen, mirá, te los entrego, estos son tus hijos. La tradición nos ha enseñado que en esto de ahí tienes a tu hijo, nos deja una expresa voluntad de que Cristo deja a los hijos de Dios en las manos de María

Entonces María tiene como que proyectar y refundar de alguna manera, la obra redentora. Tiene que darle ese cariz, ese toque mariano, femenino, esa belleza, esa intuición, esa fidelidad que tiene la mujer. Ese ser femenino tiene que darle como un aporte, un toque a la obra redentora del hijo. Que increíble que Dios haya hecho las cosas así. Me quedo pensando tanto en esto porque me admiro ya que en el fondo no es exagerada la palabra refundar la Argentina porque en el acontecimiento que es María Dios muestra como El tiene una elección sobre las personas “he venido para que tengan fruto, para que den fruto y ese fruto sea duradero” dice el Señor. Para que dure hay que cultivarlo. Nosotros tenemos que ser refundadores como María es fundadora del misterio de la conversión y la salvación, es administradora permanente de  la gracia de la redención

Nosotros tenemos que ser administradores permanentes de la gracia de la historia, cada uno de nosotros en el lugar donde nos toca trabajar, servir, como dice Hurtado, poniendo todo y lo mejor que hay en nosotros. Realmente darse, dilatar el corazón y hacer firmemente su voluntad. Darse es amar para siempre y de manera tan completa como se es capaz. Esto es lo más lindo que puede experimentar un corazón. Por esto esta celebración de los 200 años a nosotros nos encuentra a los pies de la Virgen con un llamado, una conciencia que se va despertando hacia una necesidad de dar no más porque seamos capaces de más, sí no dar en serio lo que tenemos, sin calcular cuanto somos de importantes porque demos o cuanto damos sí no simplemente el acontecimiento, el gustazo de poder dar en serio con libertad lo mejor que hay en nosotros.

Poner el talento al servicio, como dijera Pablo, tener muy como nuestro en este día, esta enseñanza de San Pablo “que cada uno con el don que ha recibido se ponga al servicio de los demás” miren que anuncio, que llamado a la conversión, que exigencia me produce a mi esto, dar lo mejor que hay en mí. Que bueno cuando las personas ponen lo que hay que poner y no solo porque son responsables sí no porque tienen amor a lo que hacen, porque lo hacen con desprendimiento, porque en todo lo que entregan no van a estar después reclamando lo que dieron, o sea que lindo cuando las personas han superado la experiencia del egoísmo y el amor los hace libres y los hace gozosos, felices por el hecho de dar. Nuestra Argentina, nuestra tierra y nuestra historia, nuestra comunidad, hijos de María bajo su manto, se merece esta experiencia de conversión de parte de nosotros

Empezar a manifestar nuestra donación en serio, tener deber cívico en cualquier día de la patria uso la escarapela, levanto la bandera en mi escuela, mi institución y quizás en mi casa, escucho el himno silenciosamente ese día y doy gracias a Dios y rezo por la patria. Deber cívico. Que lindo que nuestros deberes cívicos se nos hagan hábitos que aprendamos de otros países por ejemplo de Latinoamérica, donde no hace falta un semáforo para que los autos que van por la calle al llegar a la esquina frenen porque va a pasar un peatón, no porque hay un semáforo sí no porque hay un hermano que necesita cruzar la calle. Deberes cívicos, lenguaje de un corazón que ama, que pone lo que hay que poner. Las transformaciones no se hacen sobre los demás se hacen sobre uno mismo. Hay que adquirir el hábito de amar y de reconstruir. Lo cívico es consecuencia de un corazón que tiene sentido de comunidad, conciencia de la misión, que ha escuchado un llamado.

El llamado a hacer patria. Queremos darnos cuenta en esta jornada que Dios nos llama a ser patria a ser comunidad. A mi me gusta leer lo que escribió el cardenal Pironio y en uno de sus escrito decía “nosotros necesitamos de la mirada tierna de María, su mirada de Madre, esa que nos destapa el alma” que linda expresión, esa mirada que te destapa el alma. Que lindo que ante la virgen podemos ser libres, ella nos destapa el alma, su mirada que está llena de compasión y de cuidados. Por eso hoy le decimos cuanto dolor hay en nuestra patria, en tantos ambientes, en tantos aspectos. Como tenemos que reformular nuestra mirada. Quizás aprender de la mirada de la Virgen que no deja de mirar a nadie, que mira a todos particularmente, respetuosamente, que no deja de soñar al mirar a cada uno de sus hijos. Quizás esa es la mirada de la que debemos alimentar nuestras miradas, quizás allí este nuestro aprendizaje

María como maestra nuestra, la que nos va indicando no con palabras sí no con gestos muy claros, muy transparentes, muy definidos y muy comprometidos. La mirada de María, a nadie se le niega, su mirada que está llena de compasión y de cuidados. Por eso hoy le decimos, Madre, regálanos tu mirada. Porque la mirada de la Virgen es un regalo que no se compra, está llena de gratuidad y de bondad, es un don, es un regalo de Ella, es un regalo del Padre y es un regalo de Jesús en la cruz. Que linda oración para hacerla en este día, Madre regálanos tu mirada. Como se aprende, como se llega al corazón del otro con la mirada. Porque solo en la mirada se puede llegar a expresar, en ese brillo, en esa actitud, ese rostro expectante, solo puede hacer eso un sacramento, un signo de una mirada interior. Dejar que María nos mire y mirarla mucho en este día

Más que pedirle, más que rogarle, más que arrastrarnos, más que insistirle, lo cual no está mal pero que lindo que en este día la contemplemos para despertar admiración y gratitud, para descubrir en ella compasión y para descubrir en ella nuestro designio. Quizás mirando a María podamos encontrar nuestro proyecto de Argentina, de ciudadanos, de personas, de cristianos, de santos. Quizás no, ciertamente, mirando a María encontramos nuestro lugar y nuestra manera. Esta es nuestra propuesta de hoy. Mirar a María, ir a sus pies, confiar en ella, entregar a nuestra patria, dejar que nos mire con esa mirada que tiene tan de madre, tan maternal, con tanta ternura y con tanta ilusión. Yo me imagino que la Virgen me mira y siempre está creyendo que voy a ser mejor, siempre va a estar esperando que yo sea justo, honesto, libre, obediente, servicial, crea en los demás, haga con amor las cosas. Siempre va a estar esperando, como toda madre.

La alegría de ella va a ser verme feliz y ¿Cuándo estará feliz el corazón nuestro? Cuando mirando a María comprendamos que como en ella todo se realizó por la acción del Espíritu también en cada uno de nosotros el proyecto pergeñado por el Padre desde toda la eternidad de ser lo que debamos ser pasará por la docilidad al Espíritu Santo. “Algún día cada valle será elevado y cada colina y montaña serán hechas llamas. Los lugares más ásperos serán  aplanados y los lugares torcidos serán hechos rectos y la gloria de Dios será revelada y todo género humano se verá junto. Esta es nuestra esperanza, esta es la fe con la cual yo regreso al sur, con esta fe podemos labrar de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza, con esta fe podemos transformar el sonido discordante de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad

Con esta fe podemos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos pararse juntos por la libertad sabiendo que algún día seremos libres”, Martín Luther King. Convengamos que refundar Argentina es evangelizar, definimos en que consiste refundarla, no es que no este fundada, ya esta fundada pedro todo lo que se funda se refunda. Entonces para refundar, recrear, renovarla, profundizarla, hay gestos que hablan de vida y de esperanza. Un hombre, una familia sencilla, pobre en su pueblito que mantiene su casa blanqueada, con jardín, cuidada, remozada, sentís que hay esperanza, que allí hay gente que está viva. En el primer congreso Mariano el Papa Pio XII decía “prometed a María dedicaros con todas vuestras fuerzas a conservar y favorecer la dignidad y santidad del matrimonio cristiano, la instrucción religiosa de la juventud en las escuelas, la aplicación de las enseñanzas de la iglesia en la ordenación de las condiciones económicas y la solución de la cuestión social”

La iglesia tiene en su mirada, desde la revelación, todo lo que tiene que ver con la identidad de este país y también le duele perder su identidad. Se siente también responsable de reconstruir. Por eso llama a los cristianos a una experiencia de conversión para sentir que no solo somos habitantes, como dice el mensaje de los obispos al pueblo argentino, sí no que seamos realmente ciudadanos y un ciudadano argentino es un ciudadano que tiene la gracia del Espíritu Santo para revivir y tiene el modelo de María para revivir y refundar su patria. María fiel, silenciosa pero trabajadora. María la fidelidad que parece quietud al pie de la cruz es la actividad corredentora de María. Nuestra capacidad de silencio, no de callarse la boca que es otra cosa, nuestra capacidad de sufrimiento, nuestra disposición interior a dar la vida, dando lo mejor y de la mejor maneras en nuestro trabajo, en nuestro ambiente

Darse es amar para siempre y de manera tan completa como se es capaz. Esto es sabiduría, acá esta todo dicho. Bendito seas Hurtado, bendito sea Dios que se manifiesta en Hurtado, bendito sea el Señor que se manifiesta en María de Luján para construir una patria de hermanos que necesita y que está dispuesta a vivir de esta manera, dando siempre, amar para siempre, entregando para siempre lo mejor, de la manera más completa como seamos capaces. Por supuesto, todos nosotros somos capaces de la santidad no en nuestra capacidad humana sí no en nuestra disponibilidad porque Dios a todos les da la gracia no solo del llamado a la santidad, para vivir una ciudadanía y una patria nueva en esta tierra, sí no que a todos les da la gracia de la disponibilidad para recibir la fuerza espiritual. Dios da todo, nos da trabajo, disponibilidad pero la gracia no nos falta jamás

Los argentinos contamos con la gracia para la refundación permanente de nuestra patria, de nuestra identidad. Tenemos que ser soñadores, pergeñadotes, recreativos, creativos, creadores de nuestra patria haciendo esto de recrear en nuestras vidas personales. La Argentina se funda en el corazón de cada persona y desde el corazón y también con capacidad de redención, estar abiertos a la mirada de María al pie de la cruz porque allí no solo recibimos a María para que esté con nosotros y somos asociados al misterio de la corredensión, sí no que tenemos que ser ejercitadotes de la corredensión. Y la redención implica la vida que se da no la vida que se guarda, que se especula, la que se reserva mezquinamente, la que se mide sí no la capacidad, el tiempo, la sabiduría, la inteligencia, los dones cultivados, todo puesto al servicio. Volver a esto Necesitamos quebrar esta cultura de la indiferencia. Pero no con prepotencia, no con mensajes sí no con una vida oculta, silenciosa y efectivamente entregada. Creamos en nuestra entrega porque Dios está allí.

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Luján patrona de Argentina y como decía el cardenal Bergoglio en ella sabemos cada uno de nosotros la historia escondida de nuestras vidas. Aquí está María, esa historia con problemas y con alegrías y luego de este largo camino, cansados nos encontramos con su mirada que nos consuela y le decimos Madre, regálanos tu mirada, y en la mirada de la virgen tenemos un regalo permanente, es el regalo de la misericordia de Dios que la miró pequeñita y la hizo su Madre, quizás por eso, porque pudo obrar en ella. De la misericordia de Dios que la miró desde la cruz y la hizo madre nuestra, esa misericordia de padre bueno que nos espera en cada recodo del camino y para encontrarnos con ese Padre hoy le decimos a nuestra Madre, Madre, regálanos tu mirada. Pero no estamos solos, somos muchos, somos un pueblo y la mirada de la Virgen nos ayuda a mirarnos entre nosotros de otra manera.

Aprendemos a ser más hermanos porque nos mira la Madre, a tener esa mirada que busca rescatar, acompañar, proteger, aprendemos a mirarnos en su mirada de Madre. La mirada de la Virgen nos enseña a mirar a los que naturalmente miramos menos y que más necesitan, los más desamparados, los que están solos, los enfermos, los que no tienen con que vivir, los chicos de la calle, los que no conocen a Jesús, los que no conocen la ternura de la Virgen, los jóvenes que están mal. No tengamos miedo para salir a mirar a nuestros hermanos con esa mirada de la Virgen que nos hermana y así iremos tejiendo nuestros corazones y con nuestra mirada esa cultura del encuentro que tanto necesitamos, que tanto necesita nuestra patria Argentina.

                                                                                      Padre Mario José Taborda