Reino de Dios, justicia social y caridad cristiana

jueves, 19 de septiembre de 2024
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En una nueva emisión del ciclo “Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia”, junto al padre Javier Soteras, continuamos la reflexión en torno al Documento Conclusivo de Aparecida, que lleva por tema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan en Él vida”.

19/09/2024 – En continuidad con la tercera parte del Documento, donde se abordan distintas temáticas sobre “La misión de los discípulos al servicio de la vida plena”, en el capítulo 8 se invita a la reflexión sobre el Reino de Dios y la promoción de la dignidad humana.

En el inicio del texto, desde el punto 383, se expresa con claridad cuáles son las señales evidentes de la presencia del Reino. Allí se detalla: “la vivencia personal y comunitaria de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el conocimiento y cumplimiento de la voluntad del Padre, el martirio por la fe, el acceso de todos a los bienes de la creación, el perdón mutuo, sincero y fraterno, aceptando y respetando la riqueza de la pluralidad, y la lucha para no sucumbir a la tentación y no ser esclavos del mal”.

Desde dicha descripción se recuerda la importancia de que cada miembro, al reconocerse discípulo y misionero de Jesús, asuma evangélicamente las tareas que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con otros y con las instituciones abogando por el bien común.

Además del reconocimiento del Reino de Dios, el documento refiere al sentido de justicia social y caridad cristiana. En ese sentido recuerda que es necesario crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Asimismo, enfatiza que la misericordia siempre será necesaria, aunque aclara: “no debe contribuir a crear círculos viciosos que sean funcionales a un sistema económico inicuo. Se requiere que las obras de misericordia estén acompañas por la búsqueda de una verdadera justicia social, que vaya elevando el nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su propio desarrollo”.

Con todo lo expresado, el Documento concluye el apartado recordando la misión propia y específica de la Iglesia y de todos sus miembros, donde tenemos la tarea prioritaria de dar testimonio del amor a Dios y al prójimo con obras concretas, más que con palabras.

Podés ver el programa completo en el video que acompaña esta nota