13/07/2017 – En la noche del miércoles 12 de julio, transmitimos desde los estudios de Radio María la primera parte del Retiro Diocesano de Córdoba, predicado por los obispos de la Arquidiócesis, Monseñor Ñañez y Mons. Pedro Torres, obispo auxiliar, quienes nos invitaron a seguir las huellas de Brochero, para despertar a una fe renovada.
Monseñor Carlos Ñañez comenzó esta primera reflexión invitando a todos los oyentes a abrir la puerta a Jesús.
Y lo otro es la primera carta a la Iglesia de Éfesos, aquí también el Señor pone de manifiesto que conoce perfectamente a esta comunidad y reconoce que hay en ella obras buenas y heroicas, las alaba, las alienta, pero hay un reproche importante, le dice “has perdido el amor del principio” y al mismo tiempo una perspectiva de esperanza, es posible un cambio, y lo invita “Vuelve como antes”.
Una invitación en el retiro, a encontrarnos con el Señor, expresó Monseñor Ñañez, una invitación a descubrir que Él está a la puerta, está llamando, le vamos a abrir, vamos a avivar el amor del principio, preguntó, ojalá que sí, porqué ahí está la verdadera alegría, dejarnos querer por el Señor. Y tratar con todas nuestras fuerzas y auxiliados por su gracia de quererlo a nuestra vez, porque ahí está el secreto de toda verdadera alegría, de la plenitud, de la felicidad, pensémoslo, y sobre todo hagámoslo objeto de nuestra oración.
En el segundo momento Monseñor Carlos, nos recordaba la Palabra, donde Jesús nos invita a caminar juntos. Indicó que el encuentro con Jesús implica necesariamente encontrarnos con los demás.
Volver al primer anuncio es lo que provoca el encuentro con Jesús, un descubrir y un redescubrir que Jesús nos ama. Adherirnos sinceramente a Él. ¿Cuál es el primero anuncio? ¿Cómo hacerlo? ¿Quiénes tienen que hacerlo?, son reflexiones que nos hemos planteado en este Sínodo.
Tenemos en primer lugar, rezar por el Sínodo, e ir cayendo en la cuenta, que si nos encontramos con Jesús, no es para un momento intimista que nosotros guardamos en nuestro interior y nada más, sino que recibimos un tesoro para compartirlo, para comunicar.
Entonces, me parece a mí, tenemos que sentirnos parte en esto del anuncio del Evangelio y tomar parte, nos toca a todos, nos toca a todos, resaltó Monseñor Carlos Ñañez.
Me viene a la memoria aquello que San Francisco les dice en una oportunidad a sus frailes: “ Vayan y prediquen el Evangelio, si es necesario también con la Palabra”, como indicándoles que la vida de ellos tenía que ser un anuncio vivo del Evangelio y que la Palabra podía reforzar, ilustrar ese primer anuncio desde el testimonio vivo.
Bueno, pues todos estamos invitados, desde el encuentro con Jesús, caminando juntos a sentirnos parte de este desafío del anuncio del Evangelio y tomar parte.
Monseñor Pedro Torres, nos trae en este tercer momento, la invitación a escuchar el Espíritu que habla a la Iglesia.
Es enamorarnos de Él, lo que nos mueve el anuncio. De hecho es un poco loco, mientras muchos tienen miedo de leer el Apocalipsis, porque es un libro lleno de signos que pueden causar temor, nosotros esta noche, estamos proponiendo asomarnos a las siete cartas que Juan cuenta que escribe fascinado por Jesús, un domingo, dice, lleno del Espíritu pude verlo. Y él se presenta, Juan, como un hermano, un hermano en el destierro, en el sufrimiento, un hermano que apoderado por el Espíritu, dice el versículo 9 y 10 del primer capítulo, se siente urgido a hablar a siete iglesias, y hay acá ya un dato notable, la Iglesia universal se realiza en cada iglesia particular, iglesias que caminan en comunión.
Y esto es un llamado a que no nos cerremos en nuestra capilla, en nuestra parroquia, en nuestro carisma, en nuestra congregación, en nuestro movimiento, sino que sepamos que el amor del Dios Padre que nos mira es más grande, que la salvación de Jesús es universal.
Y asomarnos al Apocalipsis es redescubrirlo como un libro de consuelo, un libro que animó en la tribulación a las primeras comunidades cristianas. La palabra Apocalipsis significa revelación, y es una revelación de esperanza, y cuánto necesitamos renovar la esperanza, no solo esperanza y expectativas humanas, la esperanza en Dios, la esperanza en Dios, en un Padre Providente, un Padre que sigue hablando al corazón.
Yo quería proponerle ahora que nos asomemos a la Iglesia de Esmirna, era una ciudad muy bella, una ciudad que se sentía fiel al imperio romano, traidor para los otros pueblos, invasor, y allí le habla al ángel, y acá yo me quedé rezando, algunos biblistas dicen que este angel podría ser el obispo de esa iglesia, pero nadie asegura que hubiera obispos en esos lugares, entonces ese angel podría ser el agente pastoral, el encargando de la comunidad, el que verdaderamente la acompañaba, y yo rezaba pensando, ¿Qué ángeles nos acompañaron en nuestra experiencia de conocer a Jesús?, a Tobías lo acompañó el ángel Rafael.
A veces Dios pone en nuestro camino personas, un compañero de trabajo, un padrino, un catequista, un abuela, un abuelo, y al mismo tiempo nos pone a nosotros como ángeles custodios de otros, y entonces es bueno descubrir a quiénes me ha encomendado el Señor, sostener, alentar.
Jesús es nuestro camino, origen y nuestra meta, en esta carta con ternura el Señor le dice que es el Jesús vivo, como el que vio San Francisco de Asís en la cruz de San Damián.
Qué bueno si en esta noche le compartimos nuestra historia. “Conozco tu aflicción y tu pobreza”, sigue diciendo la carta, el Señor nos invita a no temer. Cuántas veces Brochero le habrá dicho a su gente, no teman, crucemos las Sierras para hacer ocho días de ejercicio, no teman al invierno, no teman la crítica, no teman al qué dirán y vivan su dignidad de cristianos, su dignidad de humanos, de imagen y semejanza de Dios, qué maravilla la mirada de amor del Padre, que nos transforma, que sabe de nuestra pobreza, pero también de los dones que nos ha dado.
Reconocer que hemos sido visitados en nuestra pobreza por la mayor riqueza, el haber recibido la visita de Jesús, de su amistad.
En este cuarto momento la invitación es a visitar Sardes, una iglesia que recibe unmensaje parecido a la de Éfesos. Sardes estaba puesta en la cima de una montaña, era una ciudad que había sufrido un terremoto y cómo estaba en un cerro se sentía muy segura frente a los ataques de los enemigos, pero en su historia dos veces había sido conquistada por descuido, se habían dormido.
Una ciudad que producía lana y eran buenos tintoreros, y en ese sentido estaban preocupados de la apariencia, de la moda, podríamos decir hoy del lujo y entonces el ángel que recibe el mensaje en su realidad de Jesús a través de un vidente que se muestra santo, dice: Así te dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas, vale decir, ese siete significa plenitud.
Conozco tus obras, pasas por vivo pero estás muerto, es impactante, le está diciendo, tenés nombre, tenés buena fama, pasás por vivo pero estás muerto, dicho en lenguaje del Papa Francisco, “se la creían”.
Y entonces le dice, no te la creas, porque yo conozco tu corazón, tenés mucho de apariencia y poco adentro, buscás la reputación pero tenés el corazón muerto.
Y qué fuerte es si escuchamos este mensaje hoy, en una cultura de lo exterior, de la apariencia, y la invitación ante todo esto es: “Vigila y robustece el resto que todavía no ha muerto, porque no encuentro tus obras justas, es ponerse en vela, a ellos que habían sido conquistado dos veces por quedarse dormidos, los invita a la vigilancia.
Concluimos la primera parte del retiro, con la reflexión de Monseñor Ñañez y su bendición, quien nos recordó que caminamos juntos, buscando compartir lo que el Señor nos va mostrando, lo que el Espíritu va señalando a la Iglesia.
Desde los estudios de #RadioMaria compartimos el #RetiroRadialBrocheriano animado por Mons Ñanez ¡Escuchalo en vivo! https://t.co/zQ4f01qsj5 — Radio María Arg (@RadioMariaArg) July 12, 2017
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