Revestidos de Cristo, con María, livianos de cargas, salimos a la misión

martes, 13 de julio de 2010
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Evangelio según San Mateo 10,7-15.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
No lleven encima oro ni plata, ni monedas,
ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

El primer punto al que hoy la catequesis nos invita es: no lleven nada para el camino
La misión que Jesús nos confía como discípulos es ardua En el sentido común estaría diciendo que se debería ir más que armados para enfrentar los desafíos que propone Jesús a la hora de proclamar en medio del mundo el Reino. Habría que prever todos los elementos y haber pasado por una larga y rigurosa preparación. Sin embargo los consejos y las órdenes de Jesús a los Apóstoles parecen que indicarían exactamente lo contrario. Ellos no deben llevar nada para el camino. Podríamos sentirnos tentados a interpretar ésas prohibiciones en términos literales como que estuviera prohibido llevar cualquier cosa cuando se sale como misionero a anunciar la Buena Noticia. Cual es el sentido del texto? En principio la Palabra habla del contenido de dificultad que presenta la tarea Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Al continuar con estos requisitos prohibitivos para afrontar semejante misión el Evangelio está subrayando que la realización de la tarea apostólica que tenemos por delante no depende de ninguna manera de la fuerza humana sino de la potencia que tiene el mandato de Jesús. El envío del Señor a la misión esconde la fuerza de poder con la que podemos afrontar los desafíos que tenemos para adelante. A más docilidad a la Palabra del Señor mayor eficacia en la misión. La misión se lleva adelante con eficacia cuando la Gracia de la Palabra de Dios actúa en el misionero que se ha librado de todo prejuicio, de toda expectativa, de toda intencionalidad propia, de todo análisis exhaustivo . No es que no haya que tener un juicio sobre la realidad que abordamos, no es que no haya que tener un análisis muy exhaustivo sobre el lugar donde se debería hacer presente el anuncio en medio de una cultura tan compleja como la nuestra pero no depende de esto y por eso todo lo que podamos indagar, aprender, leer, interpretar de la realidad compleja a la que somos enviados a anunciar la Buena Noticia en cierto modo no nos sirve de nada o en todo caso si viene con nosotros no es para que nos atemos a aquella mirada sino en todo caso desde esa mirada dejar que el Espíritu penetre en lo más profundo del corazón y aprovechándose de nuestra instrumentalidad llegue tan lejos como El solamente puede llegar.
Liberados interiormente para que no sea desde nosotros desde donde llevamos adelante la tarea de anunciar a Jesús y los valores de su Reino sino que sea desde Jesús mismo y para esto hace falta estar en comunión con la Palabra que es la que se anuncia. La pobreza exterior del misionero es un signo de la convicción de que toda la fuerza la recibe del Señor y que no confía en sus propios medios.
San Juan de la Cruz hablando de la libertad interior decía que uno podía estar atado por cadenas o por un hilo de seda. Que es lo que no está liberado dentro tuyo? Que es lo que te está atando? Es decir cual es el hilo de seda o la cadena que no te deja ir libre en el camino. Alguna preocupación, un poco de desidia, tal vez la pereza, la carga pesada que supone una mirada un tanto oscura sobre la realidad, una falta de reconciliación y de cordialidad con el mundo en el que nos toca vivir porque otro tiempo pasado fue mejor, una cierta desconfianza sobre lo que rodea la vida de la Iglesia en estos tiempos críticos, un pecado del que no te podés desprender y que una y otra vez en ese lugar te encontrás caído y no hay forma de poder salir de ese lugar.
Hay una urgencia que brota del texto de la Palabra de hoy Está en el corazón de Jesús que dice el Reino de los Cielos está cerca y esto no lo podemos callar. Los discípulos lo dicen cuando han experimentado en el encuentro con el Señor el nuevo orden que El trae que lo podían haber tocado con la mano, visto con sus ojos y oído con sus oídos. Lo visto, lo oído, no se puede callar. El anuncio del Reino de los cielos que está cerca y que como urgencia el Señor nos invita a proclamar necesita de parte de nosotros libertad interior para poder obrar en nosotros y desde nosotros. El proyecto de Jesús es instalar un nuevo orden por eso pide a los discípulos proclamen que está llegando el Reino de Dios. Se trata del Reino de la vida porque la propuesta de Jesucristo a nosotros como pueblo, el contenido fundamental de la misión es la oferta de una vida plena para todos por eso hay que dejar lo viejo y hacerse a lo nuevo, por eso la doctrina, las normas, las orientasiones éticas y toda la actividad misionera nuestra como comunidad eclesial debe dejar transparentar ésta atractiva oferta de una vida más digna en Jesús para cada hombre, mujer, de aquí de nuestra tierra. Somos llamados a un compromiso de una gran misión que nos exige profundizar y enriquecer, somos nosotros quienes debemos dar mayor razonabilidad y motivaciones que permitan convertir a cada hombre cercano a nosotros en un creyente discípulo. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera pero para esto hay que librarse de las cargas y que llevamos puesto para no vestirnos de cualquier manera a la hora de ir a la misión sino, como dice Pablo en Gálatas 3, 27, revestidos de Cristo, un texto muy bonito, dice: ya que todos ustedes fueron bautizados en Cristo han sido revestidos de Cristo por eso ya no hay judíos ni paganos, varón ni mujer porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús y si ustedes pertenecen a Cristo son descendientes de Abrahám herederos de la virtud de la promesa. Dejémonos vestir de éste contenido de novedad que la vida en Cristo nos trae pero para eso hay que sacarse la ropa vieja. A seguir en éste proceso de desapropiarnos de lo que es demasiado pesado para nosotros en el camino. Hoy Jesús invita a la misión que es importante para estos tiempos de novedad y cercanía del Evangelio para lo cual hace falta ir ligeros por el camino
María peregrina y misionera un modelo de libertad dondevla Palabra obra con eficacia para la misión
Nos decían los Obispos en Aparecida: detenemos la mirada en María y reconocemos en ella la imagen perfecta de lo que significa ser discípulo y misionero. Ella con su modo de actuar nos exhorta en Juan 2,5 a hacer todo lo que Jesús diga. Es decir nos invita a liberarnos de nuestros propios criterios, maneras, moldes para entrar en los modelos y el molde, en los da criterios, de pensamiento de novedad y transformación que la Palabra esconde en su propio contenido de anuncio. Junto con María queremos estar atentos una y otra vez a la escucha del Maestro y en torno a ella volvemos a recibir con estremecimiento el mandato de su Hijo Vayan y hagan que todos los pueblos sean discípulos Lo escuchamos como comunidad discipular mariana nosotros que somos parte de ésta obra que sintonizamos en la radio, experimentamos el encuentro vivo con El. Ella tiene el equipaje de la pobreza y gratuidad. Este es el equipaje mariano.. La urgencia mariana que le ha puesto en el corazón por el anuncio del Angel Desde aquel momento que le dijo tu prima Isabel está embarazada el texto evangélico dice María partió y fue sin demora. No hizo muchas cosas antes de salir, alzó lo necesario, fue con una carga liviana. Así como la Virgen anda liviana por el camino que la lleva a Isabel asi también nosotros tenemos que preguntarnos de que parte del equipaje tenemos que librarnos para ir por el camino? Quiero invitarte en ésta vocación de misionalidad a la que Dios nos invita desde Aparecida a que siguiendo el testimonio de María y los discípulos de María vos te hagas de un equipaje liviano.

     Padre Javier Soteras