Rivales y Amigos: el vínculo entre Juan Manuel Fangio y Oscar Gálvez

miércoles, 17 de septiembre de 2025

17/09/2025 – El deporte, como espacio de encuentro y sociabilidad, se transformó en Argentina a lo largo del siglo XX. Entre las disciplinas que más pasiones despertaron, el automovilismo ocupa un lugar central. No solo por su vínculo con la modernidad y el desarrollo del automóvil, sino también por los ídolos que marcaron una época: Juan Manuel Fangio y Oscar Alfredo Gálvez. En un nuevo capítulo de «Historia y Amistad», el historiador Nicolás Moretti se refirió al vínculo que se construyó entre los dos referentes del automovilismo.

Ambos pilotos comenzaron su camino en el Turismo Carretera (TC), categoría nacida hacia fines de la década del 30 y considerada hoy la más antigua en vigencia en el mundo. En sus orígenes, los autos eran de calle, adaptados para competir en rutas y caminos, lo que generaba un espectáculo único y cargado de riesgos. Allí se consolidó la rivalidad deportiva entre Fangio y Gálvez, alimentada tanto por la prensa como por la pasión de los hinchas, que se dividían entre Ford y Chevrolet.

Más allá de las pistas, entre ellos nació una amistad profunda. Fangio reconoció en una entrevista de 1945: “Óscar Gálvez ha sido siempre para mí una pesadilla y él dice que yo lo soy para él. Eso sí, rivales en las rutas, pero camaradas y grandes amigos en cualquier terreno”.

Las competencias no estaban exentas de peligros. En la célebre carrera Buenos Aires–Caracas de 1948, Fangio sufrió un grave accidente en el que murió su copiloto. Ese hecho lo llevó a pensar en abandonar el automovilismo. Sin embargo, poco después inició su carrera internacional en la Fórmula 1, mientras Gálvez continuaba en el TC.

Años más tarde, volverían a coincidir en el Gran Premio de la República Argentina de 1953. Fue la única participación de Gálvez en la máxima categoría. Se trataba, entonces, de competiciones que se vivían a «todo o nada», el reflejo de una época donde el factor humano sobre la máquina era decisivo, y allí se conocía la destreza y pericia de cada corredor.

Más allá de los nombres de Fangio y Gálvez que quedaron marcados en la historia del automovilismo, el vínculo también invita a pensar en estas relaciones de rivalidad donde «uno mejora al otro», propuso Nicolás. «Es decir, cuando hay alguien tan bueno como adversario también te hace mejor, porque te obliga a esforzarte más. En una época en la cual la rivalidad, sobre todo en el deporte, hacía que el objetivo fuera mejorar y correr la barrera más allá, tratar de llevar la práctica a otro nivel».

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