30/10/2017 – En el “Hoy puede ser”, continuamos con los ciclos de psicoespiritualidad a cargo de Ángela Sannuti, licenciada en psicología, investigadora y conferencista. En el último programa, la experta nos invitó a “salir del drama” e hizo un paralelismo con el teatro. “Un drama es la escenificación de un conflicto entre distintos personajes o papeles que siguen un guión”, definió al comenzar.
Ángela afirmó que la existencia humana está marcada por las reacciones a los acontecimientos o a las personas con las que nos cruzamos. Esas reacciones son nuestras emociones y sentimientos y forman una personalidad determinada. “La personalidad es una forma de actuar, pensar y sentir en la vida. Es sólo una forma, no es nuestra esencia. La principal dificultad radica en quedar atrapados por nuestros personajes que suelen ser una idea muy limitada de lo que realmente somos”, explicó la especialista. Y agregó: “Para la mayoría, la vida se vuelve repetitiva y agobiante. Pero, ¿de qué estamos cansados? De repetir siempre el mismo papel y el mismo conflicto”.
Por lo general, la gente no está acostumbrada a ser protagonista de su vida. Pero, ¿se pueden crear otros personajes?, ¿podemos ser creadores de nuestras vidas? “Para ser protagonistas y escribir nuestro propio guión, ademas de representar un personaje, tenemos que ser los autores y así, poder elegir el papel que querramos. Las crisis son momentos de ruptura que nos ayudan a romper con lo establecido, son la guía que nos abren a nuevas posibilidades”, respondió Ángela.
“Para desplegar nuestro potencial es necesario que salgamos de los papeles habituales. El punto de partida es reconocer el personaje; cuando uno lo reconoce, el personaje deja de manejarte”, afirmó la Licenciada.
Ángela habló de los personajes y luego se refirió al conflicto que también está presente en toda obra de teatro y en la vida misma. En este sentido, Ángela explicó: “El conflicto es el hijo de la dualidad. Para que exista, tiene que haber dos fuerzas antagónicas. Creemos que estamos separados: o vos o yo, o esto o lo otro. Pero el antagonismo se supera integrando las partes. Nuestro centro creador esta en el corazón. Sólo en la desnudez de nuestro corazón se trasciendo el juego de las polaridades”.
“Todos los personajes tienen el punto en común que es el actor, la esencia, el ser. En la esencia no hay enemigos. La apertura de corazón es el truco”, finalizó la especialista.
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