En este segundo domingo de Adviento la Iglesia nos invita a buscar la Reconciliación con Tata Dios… sabiendo que conoce lo profundo de nuestro corazón y está siempre esperando el regreso de sus hijos…
Salmo 138 (139) Dios Rastreador
Vos, bichando me aguaitás
como puma en la espesura;
Vos conocés mi postura
y todos mis pensamientos,
si estoy despierto o durmiendo:
¡Rastreador de mis llanuras!
Antes de que abra yo el pico
ya conoces mis palabras,
como perrada que ladra
Vos me rodeas sin cesar:
yo jamás podré alcanzar
lo que a mi ciencia no cuadra.
¿Y ande dir, que no me sigas,
pa esconderme de tu vista?
Si ni el chajá te despista
con lo alto de su vuelo;
porque Vos desde tu cielo
no hay suceso al que no asistas.
Si le pido alas al viento
para volar hasta el mar
ni allí me podré ocultar
pues de tu lazo trenzado
ha de ser brujo el ganado
para poderse zafar.
Y si me hundo en la noche
pa esconderme en algún bajo
es unútil mi trabajo
porque pa Vos no hay tinieblas
y a la noche de más niebla
la cortás de un solo tajo.
Fuiste Vos quien me trenzó
en las entrañas maternas
y frente a tu ciencia eterna
yo me inclino y me recojo
pues ya estuve ante tus ojos
cuando era una sombra tierna.
Al grano hundido en el surco
Vos vigilás con esmero,
y en tu libro de estanciero
le tenés marcada fecha
en que habrá de dar cosecha
para principio de enero.
Imposibles de seguir
son las huellas de tu obrar,
y si las quiero contar
veo que como mis penas
son tantas como la arena
que arulla en su canto el mar.
Tirá nomás de la cincha
pa ver si aguanto el cimbrón;
si acaso mi corazón
se apartó de tu cariño,
yo te pido como un niño:
¡concedeme tu perdón!
“SALMOS CRIOLLOS”. Mamerto Menapache. Ed. Patria Grande