11/03/2021 – En el espacio “Con el corazón de José” seguimos profundizando en la figura y modelo del esposo de la Santísima Virgen y padre virginal de Jesús.
Hoy nos acompañó hermana Carolina Montivero quien partió, para su reflexión, del primer punto de la Carta Apostólica Patris Corde Con corazón de padre Del Santo Padre Francisco
“La grandeza de San José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús. En cuanto tal, «entró en el servicio de toda la economía de la encarnación»”
“En este año consagrado a san José, él es modelo para todos pero en especial para los padres de familia que ya no se sienten amados o experimentan el rechazo de sus hijos. ¡Cuántos han perdido autoridad espiritual en sus familias y van cargando esa tristeza!”
“Quisiera que, en este año de bendición y de gracia, podamos tomar la figura de la paternidad de San José como un padre amado por su esposa y su Hijo y que los papás vuelvan a ocupar ese lugar en los hogares al modo de José”.
“¡Qué hermoso es ver a un papá que convoca a la oración en la familia, que da la bendición a sus hijos y a su esposa, que bendice los alimentos, la familia. Hoy la figura de San José es clave y contundente porque él viene a nuestra vida a recordarnos que tenemos una misión y que debe ser vivida con amor, respeto y ternura”.
“Era el amor de María y de Jesús lo que lo motivaba a seguir donándose como custodio de la Sagrada Familia de Nazaret”.
Hermana Carolina nos compartió y nos animó a rezar con una hermosa oración a San José, como asi también nos dejó algunas bellas jaculatorias para pedir su intercesión en diferentes momentos de nuestro día:
“San José, muestra que eres nuestro padre”
“Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía”
“Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía”
“Jesús, José y María, descanse en paz con gozo el alma mía”
“Corazón de mi Padre y Señor, San José, a vos recurro lleno de confianza filial ya que con insistencia te he pedido me adoptaras como hijo tuyo, para que haciendo las veces de padre, me cuides, eduques y proveas como lo hiciste en el portal de Belén, en el exilio de Egipto, en el hogar, en el taller y en las calles de Nazareth, con Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo de tu bella y humilde esposa, la Virgen María.
Buen José, tu corazón es un corazón de padre: ¡enséñame a ser padre, a ser testigo de la paternidad de Dios! Tu corazón es justo y fiel: ¡muéstrame la justicia que da el paso de la misericordia, muéstrame la fidelidad apasionada del que vive enamorado!
Tu corazón es cariñoso y exigente: ¡que nunca me falte la ternura que acaricia y comprende, ni la exigencia que estimula y desafía!
Tu corazón es humilde y paciente: ¡que disfrute que los otros sean siempre primeros y que permanezca sereno en las pruebas y dificultades!
Tu corazón es silencioso y alegre: ¡que conozca el silencio que acoge fecundante la voluntad de Dios y la vive con regocijo contagioso!
Tu corazón es providente: ¡que mi pobre corazón sea providencia del Padre eterno para mis hermanitos los niños, los jóvenes y las familias!
Tu corazón es todo entero de tu linda esposa: ¡que igual lo sea el mío! Amén”.
(p. Gustavo Manrique)
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