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San Pio de Pietralcina
sábado, 22 de septiembre de 2007
“No se turbe el corazón de ustedes, crean en Dios, crean también en mi en la casa de mi Padre hay muchas mansiones sino no lo habría dicho porque voy a prepararles un lugar y cuando hay ido y les haya preparado un lugar, volveré y les tomaré conmigo para que donde este yo estén también ustedes y adonde yo voy saben ya el camino. Dice Tomás, Señor no sabemos adonde vas ¿Cómo podemos saber el camino? Responde Jesús, “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre sino por mi, si me conocen a mi conocerán también al Padre. Desde ahora lo conocen y lo han visto” dice Felipe, Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Responde Jesús “tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe. El que me ha visto a Mi ha visto al Padre, ¿Cómo dices muéstranos al Padre, no crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en Mi?”
San Juan 14-1-10
Hoy estamos en vísperas de festejan la fiesta de un gran santo, un gran hombre de Dios que es el padre Pio, San Pio de Pietralcina . Quiero contarles, que de una manera muy especial la vida de este santo me ha llegado siempre Cuando visité San Giovanni de Rotondo, pude estar orando largo tiempo frente a la tumba del en ese entonces, siervo de dios, padre Pio y de tal manera me quedé allí, digamos, casi extasiado por ese silencio tan profundo, no solamente exterior sino también interior de profunda comunión con el Señor Jesús que cuando sentí un ruido, me di cuenta que estaban cerrando las puertas y cuando salí y volví a la estación de ferrocarril, el último tren a Roma ya había salido y me tuve que quedar toda la noche en la estación y recién a la madrugada pude tomar un tren, pero me vino muy bien porque pude identificarme mas con este santo y también para meditar y saborear mucho mas en el silencio de la madrugada lo vivido durante el día.
El padre Pio de pietralcina fue, en el siglo XX la imagen mas visible de su homónimo, San francisco de Asís porque el también se llamo Francisco. Su madre lo educó en el camino franciscano de la fe y por eso eligió ser capuchino, franciscano. Me parece que por ese lado se identifica también porque yo me llamo Rubén Francisco, porque además este padre Pio entregó su vida al Señor el 23 de septiembre de 1968 por eso su fiesta es mañana. En ese entonces, cuando él murió yo cumplía 10 años. Quizás también por eso, porque es el día de mi cumpleaños, quizás también porque es un sacerdote víctima que se identificó tanto con Cristo que recibió los estigmas, que hacia de la misa, de la confesión su entrega, su holocausto, hacerse víctima con Cristo y por Cristo. Por eso me parece importante recordar en este tiempo la vida de este santo. El se llamo Francisco Bongone y nace el 25 de Mayo de 1887 en Pietalcina un pueblito que esta bastante retirado de lo que es San Giovanni Rotondo. Es su madre la que quiere llamarlo como el santo de Asís del cual es ferviente devota. Jamás se hubiera imaginado para su Francisco, educado según su credo religioso, tan alto destino, tan semejante al del patrono de Italia San francisco de Asís que vivió 600 años antes, ambos de carácter inquieto, indómito, consagrados a la pobreza y al sacrificio del alma, ambos marcados por el dolor, los estigmas. El papá de quien llegó a ser San Pio venerado y amado por el mundo era un honesto ciudadano italiano que como tantos otros emigró dos veces a América para juntar dinero y volver después a Italia.
Dos hijos murieron y después tuvieron otros tres la mas pequeña también llego a ser religiosa. De mala salud, el recién nacido, Francisco fue bautizado al día siguiente el 26 de Mayo en la iglesia de Santa Ana en Pietralcina. Francisco era un niño rebelde así que hasta la cuna le queda pequeña. Sus enojos, porque era colérico desde pequeño, lo fue siempre pero llego a ser santo, se calman cuando siente la presencia del calor materno. Crece bueno y obediente así que en el se ven ya como premoniciones de lo que sería. Por ejemplo, a los cinco años ya sabe santiguarse, se lo enseño su madre que lo lleva a menudo a la iglesia y un día, estando en la iglesia escondido entre los bancos porque era todavía pequeño, en presencia de Jesús, el futuro padre Pio, murmura “quiero ser tuyo” Ustedes dirán, bueno cosa de chicos. Si, cosas de chicos pero es una frase muy fuerte, un pacto de amor entre Francisco y Jesús que nunca se disolverá incluso cuando lo mandaban a cuidar las ovejas, que era chico en esa época y mientras las cuidaba, de repente solía hacer una cruz en el suelo, en la tierra y se arrodillaba y oraba. Eso lo cuentan amigos que estaban con el cuidando las ovejas. Hace la primera comunión a los 11 años y el 27 de Septiembre de 1899 la confirmación. El mes de Septiembre para el padre Pio es increíble porque tiene un montón de hechos que ocurren durante ese mes, también la partida de este mundo. Luego viene un camino y ese deseo concretado de hacerse franciscano, capuchino. Ingresa al convento donde se cuenta que había un fraile de esos que llaman pedigueños que andan por las casas pidiendo las ofrendas. Se hizo muy amigo de la familia y también del pequeño Francisco y entonces el se da cuenta que ese pacto de amor con Jesús se va a hacer a través de la familia Franciscana en la rama de los capuchinos. Es así que en una ceremonia en Enero de 1903, Francisco se quite el traje de paisano y se pone el sayo Franciscano. Para confirmar el nuevo recorrido existencial cambiará el traje y también el nombre. De ahora en adelante el querrá llamarse Pio de Pietralcina, su pueblito.
Comienza el tiempo de noviciado, después lo trasladan a varios lugares, la salud de fray Pio comienza a dar problemas. Los superiores deciden mandarlo a respirar de nuevo el aire puro de su pueblito Ahí esta un tiempo y el 19 de Diciembre de 1908 recibe las órdenes menores, el diaconado y finalmente el 18 de Julio de 1909 lo nombran diácono. Los trastornos físicos ya en esa época le resultan tan graves que los médicos llegaron a pensar que moriría. Entonces, fray Pio tiene la misma opinión, que se va a morir. Por eso pide que se le otorgue la orden sacerdotal anticipadamente. Así que a los 23 años ya es ordenado sacerdote, porque ya se moría. Fue el 1910 el 10 de Agosto. Celebra su primera misa en Pietralcina el 14 de Agosto. Pero evidentemente, Dios tenía otros planes para el. En su tarjeta de ordenación que repartió porque no predicó su primera misa decía “Jesús mi vida, hoy que intrépidamente te elevo en un misterio de amor contigo yo sea para el mundo, camino, verdad y vida, y para Ti sacerdote santo y víctima perfecta” Los primeros estigmas los recibió el 20 de Septiembre de 1918 aunque la manifestación comienza a darse 8 años antes. Le cuenta, por ejemplo, a su director espiritual en una carta en 1911 “me encuentro en el campo para respirar un poco de aire puro que me sienta bien. Ayer por la noche me ocurrió algo que no se explicar ni comprender. Se me ha enrojecido el centro de la palma de la mano del tamaño de un céntimo, con fuertes dolor en el medio de ese enrojecimiento Este dolor era mas en el centro de la mano izquierda que aún me dura. También bajo los pies tengo dolor. Este fenómeno se repite desde hace un año” Esto es lo que escribe. Llega el momento en que estalla la primera guerra mundial y al padre Pio, con sus 28 años lo llaman a la guerra pero los problemas de salud no le abandonan y por ese motivo después de un mes de servicio lo mandan a casa con un permiso de 30 días; el tiene otros permisos hasta cuando el 16 de Marzo de 1918 tras otras consultas en el hospital le conceden la licencia definitiva por que, decían, con esta salud morirá pronto así que déjenlo que vaya a morir en su casa. Pero los planes de Dios eran otros, sin lugar a dudas.
El padre Pio llega por primera vez a San Giovanni Rotondo el 28 de Julio de 1916 y allí se va a quedar prácticamente hasta su muerte. En la tarde del 5 de Agosto de 1918 el padre Pio esta confesando a los jóvenes del convento y lo que va a acontecer de ahí a pocos instantes lo cuenta el padre Benedetto en una carta del 21 de Agosto de 1918. Esto se lo cuenta el padre Pio al padre Benedetto y dice “estaba confesando a nuestros muchachos cuando de repente me llene de terror a la vista de un personaje celestial que se me presenta delante del ojo de la inteligencia. Tenía en sus manos un instrumento sencillo parecido a una larga barra de hierro con la punta afilada de donde parecía salir fuego. De repente ese personaje arrojó violentamente ese utensilio en el alma con pena me salió un lamento, me sentía morir. Dije al muchacho que se fuera porque me sentía mal, ya no tenía la fuerza para continuar, este martirio duró sin parar hasta la mañana del día 7. Lo que sufrí en ese día luctuoso no lo puedo explicar, hasta veía que se me sacaban las entrañas estiradas detrás de ese utensilio, todo se ponía hierro y fuego. A partir de ese día estoy herido a muerte y siento en el alma una herida que esta siempre abierta y que me hace sufrir frecuentemente” Este es el fenómeno conocido en la teología mística autentica como la transverberación del corazón preludio al prodigio de los estigmas. Fíjense que el 20 de Septiembre de 1918 entre las 9 y las 10 de la mañana en la iglesia de Santa María de la Gracia, el fraile tiene ya 31 años sucedió algo excepcional padre Pio recibe los estigmas. Quizás nunca sabremos las razones de las apariciones de las heridas que lo acompañó durante toda su vida, hasta el final. Lo que si es cierto es que padre Pio a quién le habían anunciado la aparición de las místicas heridas, en una carta dirigida el 22 de Octubre de 1918 a su confesor padre Benedetto, le dice “era la mañana del 20 del mes pasado, después de la celebración de la santa misa cuando me sorprendió el descanso parecido a un dulce sueño. Todos mis sentidos interiores y exteriores y las facultades del alma se encontraron en una paz indescriptible. En todo esto había el más absoluto silencio alrededor y dentro de mí. Sentí una gran paz y abandono a la completa privación de todo. Todo esto sucedió de repente, mientras sucedía todo esto vi delante de mí, un misterioso personaje parecido al que vi en la tarde del 5 de Agosto con la diferencia que tenía, las manos, los pies y el costado sangrientos Su visita me aterroriza. Lo que sentí en aquel momento no lo se decir. Me sentía morir y me hubiese muerto si el Señor no hubiera llegado a sostener el corazón que sentía salir del pecho. Cuando el personaje desapareció de mi vista me di cuenta que manos, pies y costado estaban traspasados y sangraban. Imagine el dolor que experimenté y que experimento continuamente casi todos los días. La herida del corazón sangra asiduamente especialmente desde el jueves por la tarde hasta el sábado. Padre mío, yo me muero de dolor y por la confusión que siento en lo íntimo del alma temo morirme desangrado si el Señor no escucha los lamentos de mi pobre corazón y me quita este fenómeno. ¿Me dará esta gracia Jesús que es tan bueno? ¿Me quitará por lo menos, esta confusión que yo experimento por estas marcas del Señor? Levantaré fuerte mi voz a El y no desistiré de suplicarle hasta que con su misericordia me quite, no el dolor y el sufrimiento, porque no lo veo posible, y yo me quiero alimentar de ese dolor, sino estas marcas exteriores que me confunden y me humillan en manera indescriptible e insostenible. Yo siento en el interior un continuo ruido parecido a una cascada que derrama siempre sangre”
Interesante lo que dice el padre Pio de esta experiencia tan grande, de ese misterio de Dios que lo desborda. Lo visitan varios médicos que escriben en el informe “estoy convencido, es más, tengo la certeza de que las heridas no son superficiales porque aplicando el pulgar en la palma de la mano y el índice en el dorso y efectuando una presión, tengo la percepción exacta del vacio existente. En el costado he observado un corte tajante, paralelo a las costillas, largo de siete u ocho cm. con cortes en las partes blandas” Y el segundo médico que visita al fraile, para él el padre Pio no es un misterio porque durante la consulta aparece en una actitud modesta y tranquila. Todavía lo visitará otro especialista más que será muy meticuloso y que envuelve con vendas las heridas del fraile durante ocho días, termina diciendo “lo que el padre Pio presenta en las manos, en los pies y en la parte anterior del tórax izquierdo, tienen que ser consideradas como verdaderas lesiones anatómicas de los tejidos Las extrañas características anatomopatológicas, la capacidad de derramar una sangre constantemente rutilante y perfumada podrán constituir un misterio pero solo para el que no tiene fe” Estos médicos alternan escribiendo informes sobre las heridas del fraile, informes que llegan a la Santa Sede que decide, a un cierto punto, no enviar más médicos a revisar al capuchino.
Y vendrá otra historia. Una historia de incomprensiones, una historia de críticas, de difamación, una historia, incluso de condena, de parte del Santo Oficio que no llega a entender esto. Y el silencio del padre Pio durante muchos años. El silencio hecho oración unido a Jesús ante la incomprensión de la Madre Iglesia. Sufrió incomprensiones y persecuciones hasta el punto de haberle prohibido ejercer todo su ministerio, ni confesar ni celebrar la misa o también al punto de que la gente no podía acercarse a él pero todo eso fue durante poco tiempo, pocos años. Después vinieron otras incomprensiones, calumnias también. En todas se manifiesta como el discípulo se identifica con su maestro. Por eso tenemos que sentir alegría cuando nos pasa algo así, injustificadamente y que es por el reino de Dios porque ahí uno, como discípulo, se está identificando con su maestro. Alegrémonos en las incomprensiones de los demás, alegrémonos muchas veces en la persecución cuando es por causa del evangelio, por causa de nuestra convicción cristiana. Lo que si quiero recordar es esto muy importante, para olvidar los sufrimientos espirituales, materiales provocados por la guerra, el padre Pio tiene una intuición que tendrá una gran aprobación y la creación de un ejército de paz, un ejército armado de rosarios y portador de paz. Una tarde de 1940 mientras está en recogimiento con los fieles, extrae de un bolsillo unos rosarios, los distribuye a los presentes y les dice “recen, recen al Señor conmigo. Todo el mundo necesita oración y cada día, cuando su corazón siente más la soledad de la vida, recen, recen juntos al Señor porque Dios también necesita de sus oraciones” Palabras sencillas que incluso teológicamente, diríamos que Dios no necesita de nada pero son palabras sencillas que germinan y germinan tanto, tanto que se diseminan por todo el mundo los grupos parroquiales de oración. El primer grupo cuenta con cinco personas todas ancianas. Cuando el padre Pio muere en 1978 se contarán 726 grupos de los cuales 668 estaban en Italia. Hoy se cuentan por miles los grupos de oración del padre Pio en todo el mundo. Esto me parece uno de los grandes legados del padre Pio. También la casa “Alivio del sufrimiento” ese gran hospital, porque el padre decía “Jesús esta en cada enfermo que sufre pero el sufrimiento de Jesús se duplica cuando el enfermo es pobre” y por eso, a pesar de la pobreza del sur de Italia, este hombre que confía en la providencia, crea un hospital enorme que hoy día es uno de los hospitales mas avanzados de Italia no solo en cuanto a la edificación sino a la tecnificación donde se pueden internar personas pobres sin recursos, y ser operados. Todo esto hacia muy feliz al padre, decía mi obra terrena, incluso cuenta una anécdota de una viejita que le dio una moneda y él decía, bueno, una moneda para mi obra terrena. Consiguió proyectistas, jefes de obra, sería hermoso contarles como la providencia se manifestó, porque llegaban momentos en que no había como seguir la obra.
Hay anécdotas muy importantes como por ejemplo, un hombre que durante la misa revive en su cuerpo las etapas del calvario en la cruz, un hombre dotado de poderes sobrenaturales e inexplicables que utiliza para la salvación de las almas. Un hombre al espejo que dice se sí mismo “yo soy solamente un fraile que reza, un hombre especial a quién fue concedido el don de la bilocación. Son muchas las vidas salvadas gracias a esta extraordinaria capacidad de san Pio que murió el lunes 23 de Septiembre de 1968, tenía 81 años y eran las dos y media de la madrugada. Este hombre que el Señor ha usado en todo el sentido pleno de esa palabra. Pero claro, la verdad puede ser incómoda, pesada como una piedra para los que combaten contra el dolor y las adversidades de la vida cotidiana. Entonces, recordemos hoy algunos de los testimonios que nos deja la gente sobre el padre Pio. Este se levanta cada día muy temprano para celebrar la larga misa de las 5 de la mañana. Después lo espera el confesionario. Diez, quince horas escuchando los muchos dolores de los fieles pero nadie puede mentirle nunca porque padre Pio tiene el don del discernimiento de los espíritus, la capacidad de leer en los corazones y en la mente, así que cuando alguien se acerca l confesionario él y sabe lo que quiere confesar. Para padre Pio es un gran sufrimiento hundirse en los corazones de los seres humanos. En efecto, antes de dirigirse al confesionario dice a sus hermanos “recen para que no me quede aplastado” Hablar con padre Pio es como ponerse frente a un espejo, aún más, es como desnudar el alma como excavar en los rincones de mi conciencia. El tiene el don inmenso y la capacidad de leer el pensamiento antes de que el pensamiento sea formulado. También la bilocación que es la capacidad de estar al mismo tiempo en lugares distintos. Varios santos han tenido ésta gracia entre ellos San Martín de Porres. Una capacidad que padre Pio utilizaba muchas veces aunque sin querer o sea inconcientemente. ¿Cómo se produce el fenómeno de la bilocación? Parece, aunque sea difícil dar una explicación racional, que el cuerpo se queda parado, inmóvil y que el espíritu oscila en el aire. Esta es la explicación del padre Pio “yo no se si es el cuerpo el que lleva al alma o si es el alma que lleva al cuerpo pero sé, soy conciente de ir otro lugar y de estar, encontrarme después, en dos lugares al mismo tiempo, en dos lugares distintos” y añadía “yo viajo en tren especial” porque finalmente, ese sentido del humor típico de los coléricos pero también típico de los que se dejan amar por Dios y se dejan tomar por esa gracia de Dios. Con la derrota de Caporeto el mariscal de Italia, sustituido por Armando Díaz cae en la más absoluta desesperación Su honor está irremediablemente comprometido decide acabar con su vida. La tarde del 9 de Noviembre de 1917 se encierra en su habitación, en la residencia del comando, y ordena que no se le moleste. El revolver está cargado justo el tiempo para escribir las últimas voluntades. En ese mismo momento ve aparecer a un joven fraile en su habitación se pregunta quien lo habrá dejado entrar, inclusive se enoja llama a la guardia. El fraile se le acerca, lo consuela, le dice que lo ha mandado el Señor. Charla durante algunos minutos. El fraile le pide que renuncie a sus propósitos de suicidarse. Tres años después en 1920, lee noticias del padre Pio en el periódico En la foto publicada reconoce al hombre que le salvó la vida. Quiere encontrarlo, sale para San Giovanni Rotondo. Cuando llega al convento el padre Pio se le acerca de nuevo esta vez con una sonrisa y le dice “general, aquella noche fue muy dura” Increíble ¿no?
Cada vez que los pilotos de la aviación angloamericana intentan bombardear la zona una misteriosa figura de fraile que se materializa en el cielo se lo impide. Testigo de esta impresionante aparición es el general Bernardo Rossini Cada vez que los pilotos volvían de las misiones hablaban de este fraile que aparecía en el cielo, cambiaba el rumbo de los aviones haciéndolos volver atrás Cuando termina la guerra el general visita al capuchino y en el convento reconoce al padre Pio como el fraile que paraba sus aviones. “Pues tu eres el que quería matarnos a todos” le murmura el padre Pio dándole una palmada en la espalda. Hay muchos testimonios pero quiero hablar de uno en especial. Del padre Pio y del papa Wojtyla, Juan Pablo II. Karol Wojtyla se convierte en sacerdote el 1 de Noviembre de 1946. Al año siguiente visita San Giovanni Rotondo para conocer a padre Pio y se queda profundamente impresionado por el fraile de los estigmas. En Noviembre de 1962 hay un episodio que enlaza nuevamente los destinos del futuro pontífice y del fraile más famoso del mundo. El ya obispo Wojtyla, que era vicario general de Cracovia, se encuentra en Roma para participar del Concilio Vaticano II con un mensaje urgente le comunican que la profesora Wanda esposa de un amigo, colaboradores en la realización de obras relacionadas con la familia, tiene un cáncer en la garganta y sus condiciones de salud son muy graves. También el informe médico es preocupante y no deja ninguna esperanza de cura. Wojtyla escribe de inmediato una carta al padre Pio. Una petición de ayuda afligida y silenciosa. La Carta entregada en las manos de Ángelo Batiste empleado del Vaticano y en ese momento administrador de la casa del sufrimiento llega al padre Pio. Dice Ángelo, “el padre en ese momento me pidió que le leyera la carta, escuchó en silencio el corto mensaje y después dijo Ángel, a éste no se le puede decir que no”
El 28 de Noviembre llega otra carta del obispo polaco. El padre Pio le vuelve a decir a Ángelo, “ábrela y léela” Venerable padre, la mujer de Cracovia, madre de 4 hijos antes de la operación quirúrgica se repuso de repente. Demos las gracias a Dios y también a ti. Venerable padre, te lo agradezco en nombre mío, de esa mujer, de su marido y de toda la familia. Padre Pio escucha el mensaje y le dice a Ángelo, “guarda estas cartas, un día serán importantes. Se dice que cundo el padre Pio recibió a éste sacerdote polaco le susurró en secreto “padre, a usted la providencia de Dios, le tiene reservado un grande y enorme servicio a la iglesia, este preparado” Hermosa esta relación entre el futro Jun Pablo II y el padre Pio. De tal manera que es el propio Papa Jun Pablo quien allana las dificultades y primero beatifica y después canoniza al padre Pio el fraile más popular de Italia. Ya antes de recibir los estigmas el padre Pio tenía fama de santidad. Según testigos el primer milagro que Jesús hizo a través suyo porque ciertamente los milagros los hace el Señor, ocurrió cuando tenía 20 años y estudiaba teología. Una tarde va a recoger castañas al bosque para regalarlas a su querida tía. La mujer algunos días después recibe las castañas las come pero quien sabe porqué pone la bolsa que las envuelve, en un cajón como recuerdo del sobrino. Una noche, mientras la mujer controla el cajón con el candil buscando la pólvora que guarda el marido, parte una chispa y el cajón le explota en la cara lesionándola. Impulsivamente, gritando por el dolor, la tía toma instintivamente la bolsa y se la lleva a la cara esperando aliviar ese ardor, ese escozor. Las señales de las quemaduras de repente desaparecen. Gema es una niña que nace sin pupilas. Para los médicos es imposible que pueda ver, nadie da esperanzas, solo una intervención divina podría ayudarla pero ni siquiera las plegarias a la Virgen surten efecto, por decirlo así. A la edad de 7 años una parienta religiosa le aconseja dirigirse a padre Pio. Mientras tanto la monja le escribe al fraile pero no recibe respuesta, hasta que una noche se le aparece en el sueño y le dice “¿donde se encuentra la Gemma que me está aturdiendo la cabeza con tantas plegarias?” La niña entonces junto su abuela parte en tren hacia San Giovanni Rotondo pero ya durante el trayecto le parece ver sombras. Cuando llegan al convento se encuentran con padre Pio. La abuela, a menudo, durante el viaje dice a la pequeña que no se olvide de pedir la gracia. Cuando se encuentra frente al fraile, espantada y trastornada se le olvida. Se lo tendrá que recordar la abuela. Ten fe hija mía, la niña no tiene que llorar y tampoco tú debes preocuparte por Gemma Después, con las manos llenas de llagas hace el signo de la cruz en los ojos de la niña. Desde ese momento la vista de Gemma comienza a aclararse hasta que se cura completamente. Pascual Urbano es un hombre de 62 años que camina con bastón desde que sufrió un accidente en el carro. El padre Pio lo confiesa y luego le dice “levantate, anda, este bastón lo podes tirar” el hombre lo hace y se queda aso9mbrado al constatar que sus piernas ya no necesitan de la muleta.
Pero hay también, en la vida de padre Pio, muchos milagros, de los grandes milagros, de las conversiones que son milagros más grandes que hacer caminar a piernas que están rotas o hacer ver a ojos que están oscuros. Las conversiones son de las grandes gracias que el Señor entregó a través de padre Pio. Por ejemplo, entre tantos iluminados por esta luz, tenemos a Alberto Delfante, masón que se convierte. Sin embargo antes de este cambió detestaba a padre Pio lo calumniaba, escribía artículos en los periódicos contra él. El sobrino de éste hombre, Enrique, a quien estaba muy unido, enferma del riñón. Según los médicos no hay posibilidad de que se cure. Algunos parientes van a ver al padre, y a su vuelta dicen que todo irá bien. Delfante no cree todavía pero está dispuesto a dar una tregua.”Si Enrique se cura iré yo también a peregrinar” El pequeño se cura y Delfante, después de haberse convertido se vuelve uno de los mas fervientes seguidores de la misión de padre Pio. Atención, no estamos hablando aquí de la veneración a un hombre, estamos hablando del seguimiento a Jesucristo pobre, a través del testimonio de uno de sus discípulos y su siervo el padre Pio. No estamos poniendo en el centro a padre Pio estamos poniendo en el centro a Jesucristo el único puente, el único mediador entre Dios y los hombres que permite que continuamente surjan hombres y mujeres, todos los bautizados deberían ser, deberíamos ser testigos poderosos del amor de Dios porque Cristo está vivo y está actuando en el mundo y en la iglesia hoy y ahora es decir que el poder del amor de Dios sigue sanando y liberando a quien pone su confianza y su corazón abierto delante de la gracia y por la conversión sincera, por la oración, los sacramentos el contacto con la palabra de Dios la inserción en la comunidad iglesia, se deja amar por Dios. El Señor está vivo y actuante en la historia y más allá de todas las miserias que podamos encontrar y de los escandalotes agrandados por algunos medios de comunicación social que justamente, no aman a Cristo ni a la iglesia, sabemos que Dios sigue siendo victorioso en cada uno de sus hijos que se dejan amar por El, que se dejan tocar por su gracia, que se hacen canales de gracia
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