29/07/2020 – A principio de este año, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, declaró la emergencia sociosanitaria en los departamentos de Orán, Rivadavia y San Martín, luego de que se registrara el fallecimiento de 8 niños, 6 de ellos de la comunidad wichi, por desnutrición y deshidratación.
Estas situaciones empeoran a la hora de analizar cómo viven las poblaciones aborígenes, en este caso los wichis, que habitan el suelo salteño.
Con carencias de todo tipo y sin respuestas de quienes deberían darlas, estas comunidades sufren, día a día la falta de agua potable, hambre, la falta de trabajo. Son despojadas de sus tierras y, si fuera poco tienen que enfrentarse a la discriminación de muchos compatriotas.
La pandemia y el aislamiento obligatorio de prevención del contagio de coronavirsus a venido a empeorar aún más el escenario de estos hermanos originarios.
En este territorio hay personas asistiendo a esta población, lo hacen como pueden y con lo que tienen.
Una de estas personas es la hermana Marisa Soto, ella pertenece a la diócesis de Orán pero realiza su labor en el chaco salteño.
La hermana Marisa es Franciscana Misionera de María y en diálogo con Radio María Argentina dijo: “Todos los seres humanos tenemos derecho a la vida, una vida digna y en abundancia pero, lamentablemente, no todos pueden disfrutar de ese mismo derecho (…) Acá es muy grande la tala indiscriminada del monte, y muchas comunidades originarias sacan su alimento del allí pero ya esta todo casi devastado. Se argumenta que es para que entre el progreso y las rutas pero se están descuidando y privando valores fundamentales para la vida de las comunidades originarias”.
La religiosa aseguró que “hay muchos derechos que se están vulnerando en el norte y no solo de los originarios sino también de los campesinos y de los criollos. Algo vital para este tiempo de emergencia es el acceso al agua. Acá no hay agua potable todavía, es increíble que, en el año 2020, en comunidades cercanas a los pueblos y ciudades no tengan agua potable. El agua que toman está contaminada, no es purificada y ya sabemos todas las consecuencias que trae el consumo de este tipo de agua”.
La hermana Marisa fue categórica al expresar que “no podemos desviar la vista para otro costado en esta realidad, como en el pasaje del buen samaritano: pasó el levita, pasó un maestro y ninguno regreso sino un samaritano que volvió conmovido por el hermano que estaba tirado en el piso”.
PARA COMUNICARSE CON LA HERMANA MARISA SOTO Y OFRECER ALGÚN TIPO DE COLABORACIÓN PARA SU TAREA SE PUEDE ENVIAR A LA DIRECCION DE MAIL [email protected]
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