03/02/2023 –La Asamblea General de la ONU hace un tiempo atrás declaró que todos los años, la primera semana del mes de febrero, se celebra la “Semana Mundial de la Armonía Interconfesional”. En ella, se pide a los gobiernos, a las instituciones y a la sociedad civil en general que promuevan acciones que ponderen, profundicen y hasta tomen de ejemplo este diálogo, esta armonía que crece en el mundo entre las distintas religiones como camino de paz.
Más recientemente, la ONU estableció que cada 4 de febrero se celebrara en todo el mundo el día Internacional de la Fraternidad, también para promover el diálogo y la convivencia entre las religiones. Y esto surge a propósito de que fue un 4 de febrero (del año 2019) cuando un argentino, el papa Francisco, firmó el documento por la Fraternidad Humana, en Abu Dabi, junto con el gran imán Al-Azhar, con el apoyo del presidente del Congreso Judío Mundial.
Esta histórica declaración condena el terrorismo y la violencia, especialmente por motivos religiosos, y es un llamado a fomentar la cultura del diálogo, la colaboración y el conocimiento mutuo, y poner fin a las guerras.
Hablamos de esto con un testigo de todo el bien que surge del diálogo interreligioso, el obispo de Rafaela, nuestro querido amigo padre obispo Pedro Torres, que tanto hizo y hace por el diálogo y el encuentro donde le tocó estar: durante muchos años en el Comité Interreligioso por la Paz.
El obispo, en el marco de esta “Semana Mundial de la Armonía Interconfesional”, nos recordaba el verdadero espíritu de fraternidad que debe subyacer a este evento entre confesiones diferentes diciendo que “la Unidad no es uniformidad” y que “la fraternidad es una diversidad reconciliada”. A su vez, teniendo en cuenta su experiencia en el COMIPAZ, nos compartió que “es sorprendente (reconocer) todo lo que nos une”, y cuanto bien nos hace preguntarnos ¿Qué lugar ocupa esta diversidad en el plan de Dios?.
Les invitamos a acercarse a esta nota cargada de esperanza y apertura de corazón, para encontrar las pistas de las raíces que nos unen aún en la diferencia con nuestros hermanos de otras confesiones.