Dos heroínas jujeñas en la Independencia: Juana Moro y Severa, «La Negra»

lunes, 3 de noviembre de 2025

02/11/2025 – La gesta independentista argentina se forjó con la valentía y el sacrificio de hombres y mujeres, muchos de ellos relegados al anonimato histórico. Recientemente, el historiador, escritor y folclorista Luis Orlando Vega arrojó luz sobre la crucial participación de dos jujeñas, Juana Moro de López y Severa, «La Negra», cuyas hazañas revelan la profundidad del compromiso femenino en las luchas por la libertad.

La contribución de la mujer jujeña en las guerras independentistas fue significativa, aunque poco difundida en el relato histórico nacional. Si bien muchas cumplieron roles vitales en la retaguardia —como el cuidado de heridos, la provisión de alimentos y la reparación de vestimenta—, su acción a menudo trascendió el ámbito doméstico para sumarse activamente a las estrategias militares.

Juana Moro de López, nacida en Jujuy pero afincada en Salta, provenía de una familia acomodada. Sin embargo, su profunda identificación con los ideales de libertad la impulsó a utilizar su inteligencia y posición para la causa patriota. Juana se destacó como una audaz espía, creando una sofisticada red de informantes para infiltrarse en las filas enemigas y extraer información crucial sobre los movimientos de los invasores españoles. Su sagacidad fue tal que incluso logró convencer al Marqués de Yavi de abandonar la causa realista.

El general Pezuela, jefe español, la castigó duramente al descubrirla, llegando al extremo de emparedarla viva en una vivienda con puertas y ventanas selladas con adobe, con la intención de que muriera asfixiada. Gracias a la compasión de una mujer, Juana logró sobrevivir, ganándose el apodo de «La Emparedada». A pesar de su valentía y servicio ininterrumpido, Juana Moro, como muchos otros patriotas, terminó sus días sumida en la pobreza y el olvido.

El otro caso es el de Severa, «La Negra», una afroamericana que se afincó en la Quebrada de Humahuaca. Conocida localmente por sus dotes de curandera, Severa se enamoró de Manuel Belgrano y se plegó a la causa patriota como espía en la zona. Su rol fue fundamental, robando armamentos e información valiosa sobre los movimientos del ejército español, datos que resultaron claves para numerosos triunfos argentinos. Lamentablemente, su destino fue trágico: al ser descubierta, fue apresada, sometida a vejámenes, y finalmente asesinada y descuartizada por el ejército español. En su honor, el lugar de su muerte lleva hoy el nombre de Paraje Negra Muerta.

Estas historias, que parecen sacadas de una película, son un poderoso recordatorio del coraje y la entrega de las mujeres que, en medio de las enormes limitaciones de la época, arriesgaron y entregaron su vida por la independencia, un legado que hoy se rescata del silencio histórico gracias a la labor de investigadores y folcloristas.

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