Ser red que abraza

jueves, 3 de agosto de 2023

03/08/2023 – En la catequesis de hoy el padre Daniel Cavallo nos invitó a reflexionar sobre el evangelio del día que habla de la parábola de la red. Desde allí nos invitó a ser red que contenga, no jueces de nuestros hermanos.

Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.Comprendieron todo esto?”. “Sí”, le respondieron.Entonces agregó: “Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo”.Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.

Mateo 13, 47 – 53


Nadie escapa de la red de amor de Dios que no viene a atraparnos sino a abrazarnos. Su amor nos captura para hacernos vivir, en el abrazo de su misericordia, la plenitud de la vida. Este es el sentido de la parábola de la red.

El Reino de Dios es un misterio, el misterio de la voluntad de Dios en tu vida, en el mundo, en la creación, en la historia y este se tiene que desentrañar. Es algo que lo vamos haciendo cada uno a lo largo de nuestra vida.

La iglesia esta llamada a ser red que contenga, abraza pero debe evitar caer en la tentación de querer seleccionar. En el misterio del Reino de los cielos, la selección la hace Dios, y en el fin de los tiempos.

Muchas veces caemos en el gran error de seleccionar, y nuestras comunidades se transforman en una especie de jueces, queremos ocupar el lugar que le toca a Dios.

Lo nuestro es hacer el bien, como dice San Pablo “siempre y en toda oportunidad” y el Reino de Dios será construido como consecuencia de esto y no del haber seleccionado.

La Iglesia debe ser red de amor y la mejor manera para la pesca es el testimonio de su vida.
La Palabra de Dios y los sacramentos atraen y tienen fuerza interna salvadora, pero necesitan del testimonio para hacerse presente en el mundo.

Esta parábola se asemeja mucho a la del trigo y la cizaña. El separar lo bueno de lo malo. Estamos llamados a abrazar no a esperar, a juzgar.

Que nuestros corazones sepan respetar los ritmos en la comunidad, en aquellas cosas que a veces no nos gustan, pidiendo al Espíritu Santo el tener un criterio de madurez.

Compartimos los puntos de la carta encíclica Fratelli Tutti que nos ilumina al respecto:

228 – La arquitectura y camino hacia la paz:

El camino hacia la paz no implica homogeneizar la sociedad, pero sí nos permite trabajar juntos. Puede unir a muchos en pos de búsquedas comunes donde todos ganan. Frente a un determinado objetivo común, se podrán aportar diferentes propuestas técnicas, distintas experiencias, y trabajar por el bien común. Es necesario tratar de identificar bien los problemas que atraviesa una sociedad para aceptar que existen diferentes maneras de mirar las dificultades y de resolverlas. El camino hacia una mejor convivencia implica siempre reconocer la posibilidad de que el otro aporte una perspectiva legítima, al menos en parte, algo que pueda ser rescatado, aun cuando se haya equivocado o haya actuado mal. Porque «nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él»[212], promesa que deja siempre un resquicio de esperanza.

La selección del Reino de Dios la hace él, nosotros estamos llamados a ser red. Este punto de la carta nos da este criterio de sinodalidad, que no es otra cosa que aprender a caminar juntos. Nunca se debe encasillar al otro por lo pudo ser. Vamos caminando juntos y en todos, Dios va realizando su obra.


Rezamos juntos la siguiente oración:

Señor, que tiraste la red y me atrapaste,
que me invitaste a la aventura de tu Reino,

dame la gracia de agradarte con mi forma de vivir

y de perseverar hasta el fin en tu camino.
Dame la capacidad de ser red que abrace

y nunca juez que seleccione.