31/08/2018 – La Dra. Silvia Correale, abogada, especializada en Causas de canonización, habló sobre la importancia eclesial de la figura del padre Hermógenes, hoy Siervo de Dios Hermógenes Eufemio López Coharchita, y su testimonio de santidad, “A mí cuando me contaron la devoción que existe en Guatemala, en el clero, en todas las diócesis, los obispos, los fieles y la cantidad de gente que se reúne todos los años en el aniversario de su martirio, me hizo acordar mucho a la devoción en Argentina que existe entre el clero y el pueblo de Dios a nuestro Santo Cura Brochero, como una especie de Cura Brochero de Guatemala”, comenzó su reflexión, Silvia Correale, Postuladora argentina en Roma.
Silvia contó que “El Padre Hermógenes nació en la ciudad de La Antigua, en Guatemala, en una familia que vivía profundamente la fe católica, era el tercero de ocho hermanos, entró en el seminario con quince años y siempre se destacó por ser muy buen alumno”. Agregó que “Se ordenó de sacerdote a los veintiséis años y en noviembre de 1966 lo nombran párroco de San José de Pinula, donde él se encuentra con una realidad, como diría el Papa Francisco, periférica, de gente sencilla y muy creyente”.
Ante este contexto social, cultural, político, económico, el padre Hermógenes, para vivir la Doctrina Social de la Iglesia, comenzó a acompañar esta realidad de injusticia social. “Todo ese acompañar la realidad de su pueblo, que era su comunidad parroquial, lo llevó a enfrentarse a una situación muy difícil que él vivió heroicamente. Era consciente de todo lo que implicaba, pero él pensaba que toda su fidelidad a Cristo y a la iglesia, pasaba por ese comprometerse con esa situación de injusticia, lo que provocó su martirio”, relató la Dra. Correale.
El Padre Juan David Noguera, vicario judicial y Vicepostulador de la causa, también participó del espacio y comenzó diciendo que “En cada aniversario se percibe el fervor, la cercanía y la devoción a este hombre que consideran santo, aunque sabemos que debemos esperar el proceso concluya”. “Pero la gente, desde que estuvo viviendo el padre ahí con ellos, muy cercano, con una entrega más allá de lo humano, lo tiene muy presente y eso es lo que se ha dejado de generación en generación, porque también son muchos los jóvenes que acuden a la celebración o que le rezan al padre Hermógenes”.
Monseñor Rodolfo Mendoza, quien conoció al siervo de Dios, también nos dejó su testimonio, el cual expresó que, “Yo tuve el privilegio de conocerlo en el seminario, él iba cuatro años adelante de mí, y luego nos vimos varias veces siendo los dos ya sacerdotes. Él era una persona muy sencilla, de familia que tenía sus recursos, con cierta posibilidad económica, pero él vivía en una extrema pobreza, siempre el mismo vehículo, con ropa muy sencilla, era un sacerdote de mucha, muchísima espiritualidad, cuando nos encontrábamos lo recibía a uno con inmensa alegría, y abría los brazos, con una comunidad fraterna sacerdotal fuera de serie”, recordó.
Por su parte, Monseñor Raúl Martínez Paredes, administrador apostólico de Guatemala, habló sobre el Padre Hermógenes, diciendo que “Primero como sacerdote, en el seminario, en aquel entonces, el seminario conciliar de Santiago, donde fue director espiritual, en un principio recién ordenado, después doce años en la Parroquia San José de Pinula, donde dejó un testimonio bonito, un testimonio de entrega a su ministerio sacerdotal, de servicio a sus fieles, de visita a los enfermos, que nos anima a nosotros a responder a la vocación sacerdotal, episcopal. Creo que siempre el padre Hermógenes va a ser un aliento para todos los sacerdotes de Guatemala, que nos entreguemos realmente al servicio de las ovejas, el cuidado que tuvo siempre de sus fieles, uno se pregunta a veces cómo era posible que este hombre tuviera tanto tiempo para ver los enfermos de su propia parroquia, para poderlos atender”. “Y llegar a conocer a las personas. Era un hombre con el corazón en la mano”, dijo Monseñor Raúl.
Quien también nos dejó su testimonio fue el diácono Luis Sandoval Quinteros, “La figura del padre es una figura que nos ayuda a saber, que siempre tenemos que estar atentos a las necesidades de los demás. Y sobre todo nos emociona cada 30 de junio, el día del martirio del Padre Hermógenes, para saber que tenemos que seguir al buen pastor hasta las últimas consecuencias, como el padre Hermógenes”.
“Para mí es un modelo a seguir en cuanto al seguimiento de Jesús y también el cuidado a los hermanos y los más pobres, así como el Padre se preocupaba por las cosas que parecían más insignificantes de los demás, si les veía una cara triste, les preguntaba porqué estaban tristes, así también me anima a ser un buen pastor para los demás, y a conocer cada oveja por su nombre y a saber qué necesidades tiene”, expresó Luis Sandoval.
Finalmente, la Dra, Silvia Correale agradeció la posibilidad de contar con la presencia de la iglesia de Guatemala, la tierra del Siervo de Dios Eufemio Hermógenes López Coharchita, a través de sus sacerdotes y obispos, quienes dejaron los trazos más importantes de la vida de este gran hombre de Dios, concluyó la postuladora argentina en Roma.
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