02/12/2016 – El Padre Ángel Rossi, mientras transitamos los primeros días del adviento, reflexionó en torno a la importancia de hacer silencio en éstos días para encontrarse frente al misterio.
Decía San Juan de la Cruz que el tiempo de adviento/navidad es de mayor hondura que el tiempo de Semana Santa, porque hay más distancia que entre Dios y hombre (la encarnación) que entre Dios muerto y resucitado (Pascua).
La Palabra viene a nosotros y lo que necesita para ser recibida es el silencio. La cunita que uno le hace a la palabra, sea la Palabra de Dios o sea la de los hermanos, la recepción es el silencio. Para los místicos alemanes el silencio es el lugar en el que Cristo nacerá en nosotros
“En todo caso el nacimiento de Dios tiene lugar en la intimidad más profunda del alma, en un rinconcito del corazón llí en lo más puro, en lo más noble, en lo más delicado que el alma puede ofrecer y allí tiene que darse este profundo silencio” comentó.
“Como tiempo de espera, el adviento debería ser un tiempo de silencio. Es bueno que no nos atropelle la Navidad. Silencio para escuchar la voz de nuestro interior. Un consejo, es sentarnos frente al pesebre y concedernos un ratito cada día para ir allí en silencio: sentarnos frente al pesebre con el niñito o sin él, esperándolo” contó.
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