La fe que se comparte: cómo dar la vida con Jesús cada día

martes, 25 de noviembre de 2025

25/11/2025 – “Damos nuestra vida con Cristo en lo cotidiano, en lo concreto, en lo pequeño.”
Con esta frase, Angélica Moyano (referente de la Red Mundial de Oración del Papa en Argentina y editora de la publicación Mensajeros del Corazón de Jesús) resume el núcleo del séptimo paso del Camino del Corazón: una espiritualidad que no se queda en ideas, sino que se vuelve vida ofrecida.


El paso que transforma la fe en misión

El Camino del Corazón no es un método más. Es un itinerario espiritual que conduce, paso a paso, a unir el corazón propio con el de Jesús. Después de descubrir el amor de Dios, reconocer las heridas, recibir el perdón, experimentar la amistad con Cristo y tomar conciencia de que Él habita en nosotros, llega un punto decisivo:

si Cristo vive en mí, mi vida ya no puede ser indiferente.

Este paso invita a dar la vida con Él, no desde discursos o sueños de grandeza, sino desde lo sencillo que cada uno puede ofrecer.


Una entrega que no necesita grandezas

Angélica insiste: no se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de dar lo ordinario con amor. Cada gesto, por pequeño que sea, cuando es ofrecido a Dios, se convierte en fecundo:

  • preparar el mate con paciencia,
  • escuchar a alguien que necesita hablar,
  • asumir una tarea que incomoda,
  • trabajar aunque cueste,
  • acompañar a quien está solo,
  • rezar por quien nos lastimó.

El Evangelio siempre actuó con esta lógica: lo pequeño en manos de Cristo se vuelve infinito.


El Espíritu Santo, motor de este paso

Este séptimo paso abre una puerta nueva: la salida.

Ya no se trata solo de recibir, sino de ponerse en movimiento. Como en Pentecostés, el Espíritu empuja, inspira, sostiene:

El Espíritu nos impulsa a vivir como Él, a amar como Él, a entregarnos como Él.

No es una obligación moral: es una consecuencia natural de saberse amado.


Eucaristía y vida: una misma entrega

La clave que atraviesa todo este paso es la Eucaristía:

Cristo se parte y se comparte.
Y quien quiere parecerse a Él, hace lo mismo con su propia vida.

Lo cotidiano se vuelve altar:
el trabajo, la familia, la salud, la fragilidad, la paciencia, la alegría y el cansancio se transforman en materia de ofrenda.

Por eso la Red Mundial de Oración del Papa propone herramientas concretas como Click To Pray (oración de mañana, tarde y noche), para vivir la entrega diaria unidos a las intenciones del Santo Padre y a millones de cristianos en el mundo.


Un combate espiritual real

Angélica no maquilla la realidad: entregar la vida cuesta. Siempre habrá tentaciones:

  • buscar excusas,
  • conformarse,
  • quedarse quietos,
  • volver al ego,
  • cansarse.

Pero el combate espiritual se gana de a poco. Y Dios no pide perfección: pide apertura.

Caerse no es fracasar. Fracasar es no levantarse.


Conclusión

El séptimo paso del Camino del Corazón es una invitación profunda:
dar la vida con Él y como Él, no desde la emoción pasajera ni desde la obligación, sino desde la certeza de que nada de lo que entregamos se pierde.

Quien da la vida con Cristo descubre una alegría nueva: la alegría del amor que se regala, la alegría del Evangelio vivido sin espectáculo, la alegría de saber que hasta lo más pequeño —cuando se hace con Él— tiene peso de eternidad.