Responsabilidad en casa y en la escuela: claves para familias

jueves, 4 de diciembre de 2025

4/12/2025 – «Bien no es respuesta», dice Patricia Farías, y detrás de esa frase se abre una mirada profunda sobre cómo acompañar a nuestros hijos en su crecimiento sin reemplazarles la vida. En una nueva entrega de Buscadores de Sentido, la Lic. Patricia Farías —psicóloga, logoterapeuta y MP 13.012— compartió en Radio María Argentina una reflexión cercana, luminosa y muy necesaria: cómo enseñar responsabilidad a nuestros hijos sin anular su autonomía. Un tema que interpela a familias, docentes y a toda persona comprometida con la educación desde el amor.


Acompañar sí, reemplazar no

Patricia parte de una escena cotidiana:
—“¿Cómo te fue?”
—“Bien.”
—“¿Hiciste algo?”
—“Nada.”

Ese “bien” que no dice nada es, para ella, un llamado a estar presentes: mirar la carpeta, preguntar con paciencia, ayudar a interpretar aquello que no entienden. Pero sin hacer por ellos lo que les toca a ellos.

“Si yo lo hago por mi hijo, le afecto su autoestima y su autoconfianza.”
(Patricia Farías)

La psicóloga explica que cuando los adultos terminan haciendo la tarea, arrancando la hoja “porque quedó fea” o resolviendo por rapidez lo que el niño debería intentar, se instala un mensaje silencioso pero devastador: “Vos no podés, yo lo hago mejor.”

Ese hábito —aunque nazca del amor— mina la autonomía, debilita la confianza y les roba a los chicos la experiencia de descubrir que sí pueden.


El impacto en la autonomía a largo plazo

Farías recuerda que la primera autonomía del niño aparece con el control de esfínteres: un pequeño-gran logro que les dice “puedo solo”.
Cada vez que lo reemplazamos en lo que puede intentar, ese camino se interrumpe.

Por eso, insiste en un acompañamiento cercano pero no invasivo:

  • Supervisar sin controlar obsesivamente
  • Acompañar sin resolver
  • Animar sin comparar
  • Poner límites sin humillar
  • Mirar los errores sin dramatizar

Porque la responsabilidad escolar no es solo un tema académico: forma carácter, fortalece el espíritu y construye identidad.

“La autonomía tiene relación directa con la autoestima. Si siempre hago por él, ¿qué hará cuando no pueda en la vida adulta?”


Ver lo que falta… pero también lo que ya está

Uno de los pasajes más ricos de su intervención fue cuando narró cómo, ante el desorden de su hijo adolescente, eligió partir de lo positivo: su prolijidad en la música, su responsabilidad en el coro, su compromiso con lo que amaba.

Ese gesto —dice— encarna una clave educativa profunda:
construir desde las fortalezas, no desde las carencias.

El clima en casa cambia cuando en vez de:

  • “Sos un desastre”
    decimos:
  • “Esta vez actuaste con desorden, pero vos sos capaz de más.”

El lenguaje no describe solo lo que pasa: modela la identidad del hijo.


Desdramatizar, acompañar y confiar

La psicóloga también invita a sacar dramatismo al rendimiento escolar. Una mala nota no define a nadie; tampoco arruina una familia. Se corrige, se estudia de nuevo, se pide ayuda.

Lo decisivo no es “que todo salga bien”, sino que el hijo sepa que puede contar con adultos que lo sostienen, lo motivan y creen en él.

Y si un día podemos sentarnos a ayudar más, hacerlo.
Pero dejando claro que es una excepción, no un reemplazo permanente.

“Hoy te puedo ayudar, pero confío en que vos podés hacerlo.”

Esa frase —dice— vale oro en la construcción de la autonomía.


REFLEXIÓN PASTORAL: Educar como Dios educa

La mirada cristiana ilumina esta conversación.
Dios nunca anula nuestra libertad: acompaña, inspira, corrige, sostiene… pero no hace por nosotros lo que nos toca hacer para crecer.

El estilo de Jesús es una pedagogía de la confianza:

  • Mira lo mejor antes que la falla
  • Llama por el nombre, no por la herida
  • Señala lo que podemos llegar a ser, no solo lo que hoy nos cuesta

Educar la responsabilidad en nuestros hijos es, en cierto modo, participar del modo en que Dios nos educa a nosotros: con paciencia, ternura, firmeza y esperanza.

En tiempos acelerados, donde todo urge y todo cansa, esta propuesta es un bálsamo: recuperar el valor de acompañar sin sustituir, animar sin sobreproteger, enseñar sin herir. Formar en la libertad, no en la dependencia.