5/11/2025 – “El Espíritu Santo es el agua viva que nace del costado abierto de Jesús para darnos vida nueva.” — P. Javier Soteras. En el ciclo Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia, el padre Javier Soteras nos invita a contemplar una imagen tan sencilla como profunda: el agua viva. Esa corriente interior que nace de Cristo y llega hasta nosotros como don del Espíritu Santo.
Inspirándose en la encíclica Dilexit Nos, como lo venimos haciendo en esta nueva tmporada del ciclo, el P. Soteras explica que del costado traspasado del Señor brotan sangre y agua: signos del Bautismo y la Eucaristía, los sacramentos que nos introducen en la vida divina. “Jesús no se reserva nada —dice—, se entrega por completo. Y de esa entrega surge la fuente de toda gracia.”
En la vida cotidiana, el alma también siente sed. Sed de sentido, de ternura, de esperanza. Y es allí donde el Espíritu Santo se vuelve ese manantial interior que renueva y sana. El padre Javier lo expresa con claridad: “El Espíritu no viene de afuera; habita en nosotros. Es el agua que nos limpia de lo que nos seca por dentro.”
Esa agua viva no solo restaura lo que está herido, sino que transforma nuestra mirada. Nos permite ver en cada persona una chispa del amor de Dios. Nos vuelve compasivos, pacientes, agradecidos. Nos enseña a fluir, a no quedarnos estancados en la culpa o la desesperanza.
En un mundo lleno de ruidos, el Magisterio nos recuerda que la verdadera novedad viene del Espíritu. Él es quien hace nuevas todas las cosas, también las más cansadas. Y como dice el padre Soteras, “cuando dejamos que el Espíritu circule en nosotros, la vida recupera su cauce”.
Quizás hoy te sientas seco, sin fuerzas, sin rumbo. Pero si te acercás a esa fuente —a Cristo, agua viva— descubrirás que no hay sequía que Él no pueda fecundar.