“Tengan valor; yo he vencido al mundo”

lunes, 3 de junio de 2019
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03/06/2019 – Lunes de la séptima semana de Pascua

Los discípulos le dijeron a Jesús: “Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios”.

Jesús les respondió: “¿Ahora creen?

Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.

                               Juan 16,29-33

 

Con frecuencia, se escucha afirmar: si en mi vida no hubiese sucedido tal o cual cosa, yo estaría tranquilo y no habría perdido la paz.

Sin embargo, pensar que en la vida no habrá luchas y dificultades es una ingenuidad.

Cuando alguien te pregunta: ¿Cómo andas? Quizás tu respuesta suele ser: sin problemas. Ésta es en casi todas las personas, una respuesta automática y convencional, que no es del todo cierta, ya que todos en esta vida, tenemos alguna que otra dificultad. Cada día surge algún problemita.

Vivimos en un mundo donde abundan luchas, tensiones e inseguridades. Se generan situaciones que no podemos controlar y por las que nos sentimos superados.

Un proverbio chino dice: El árbol quiere la paz pero el viento no se la concede.

Los conflictos son parte de la vida, y nunca podremos escapar del todo de ellos, en nuestro vivir cotidiano.

En algunos momentos, te encuentras con que, en tu trabajo hay alguien que está en contra tuyo; otras veces un gasto inesperado rompe el precario equilibrio de la economía familiar; un hijo está atravesando una situación una etapa especialmente difícil, y no sabes cómo hacer para ayudarlo; has discutido con tu esposo o esposa; en tu comunidad las cosas no se presentan como vos desearías… Miles de situaciones pueden atentar contra tu paz interior.

Es fundamental que observes cómo estás encarando, desde tu interioridad, estos pequeños inconvenientes cotidianos, o los grandes problemas que aparecen en algunos momentos de la vida.

Dios nos ofrece una paz que puede permanecer, incluso, en medio de los conflictos. Aunque los vientos de la adversidad soplen furiosamente, podemos descansar en paz, porque no estamos solos.

“Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” Mt 28,20

La paz es un tema que predomina en toda la Biblia. En el antiguo Testamento, se la menciona doscientos noventa veces, y, en el Nuevo Testamento, noventa veces; sin tener en cuenta la gran cantidad de ocasiones en que se hace referencia a la paz, pero utilizando otras palabras.

La Biblia nos dice que hemos sido llamados a una vida de paz, y que, en ella, debemos caminar. Pero, en la mayoría de los versículos, cuando se alude a la paz, no se apunta a la ausencia de problemas y conflictos, sino que se habla de experimentar una sensación de plenitud, de serenidad, de quietud, de descanso y de estabilidad interna, más allá de lo que esté sucediendo afuera.

Muchas personas carecen de la profundidad necesaria para afrontar los acontecimientos que los rodean, sin inquietarse.

Para poder mirar mas allá de las circunstancias adversas o imprevisibles que atraviesas, es esencial aprender a ver los acontecimientos con la mirada del Señor, quien te enseñará a ver lo cotidiano de tu vida con mayor profundidad.

 

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