Teresa de Jesús: consagrada a la contemplación y comprometida en la acción

jueves, 23 de octubre de 2008
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En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.  Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.  Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.  Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".

Mateo 11, 25 – 30

Encontrarnos con personas del calibre de Teresa de Jesús es encontrarnos en el camino con grandes testigos que nos muestran el rumbo. Particularmente en la vida de ella, en la experiencia interior de oración de las infinitas gracias con las que Dios se comunica el alma y de las cuales debemos aprender a tomar noticia como nos enseña Teresa de Jesús si estamos atentos al paso de Dios por nuestras vidas.
Teresa de Avila, de Jesús tiene la particularidad de describir con absoluta claridad y con una pluma excelente los trazos que en el alma Dios ha dejado grabado en lo profundo de su ser y a partir de poner por letras lo que Dios ha dejado en la intimidad de su persona con las infinitas Gracias con las que las ha visitado nos permite a nosotros entredescubrir  lo que el mismo Dios opera y trabaja en el corazón de cada uno de nosotros.
Por eso nos resulta tan amigable y tan familiar su presencia, tan cercana su doctrina, tan llena de vida su experiencia que nos marca la propia vida y nos enseña a caminar en el trato con Dios en ese vínculo de amistad del cual Teresa nos regala su amistad y su cercanía.
Pablo VI decía: una mujer excepcional envuelta toda ella de humildad, de penitencia, de sencillez. Esta de la que nos habla el Evangelio hoy cuando nos pone a Jesús delante de nosotros manso, humilde de corazón, en quien pod