01/11/18 – En el Evangelio de hoy Jesús nos invita a ser como niños, a recuperar nuestro estado de origen, nuestra condición de ser hijos, volviendo a la actitud confiada, de abandono y de mirada limpia, eso que tan claramente nos enseñó con su vida Santa Teresita del Niño Jesús, a quien celebramos hoy. Que podamos aspirar a más, a todo y que estando en el corazón de la Iglesia, podamos prestar servicio con inocencia y confianza, como los niños.
“Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: «El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande». Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes»”.
Lc 9,46-50
“Yo me considero débil, cubierta de un ligero plumón, no soy un águila, sólo tengo de ella los ojos y el corazón”.
“Después de todas sus travesuras, en lugar de ir a un rincón para llorar su miseria y morir de arrepentimiento, el pajarillo se vuelve hacia su amado sol, presenta a sus rayos bienhechores sus alitas mojadas, gime como una golondrina, y en un dulce canto confía”.
“¡Oh Jesús como se alegra tu pajarillo de ser débil y pequeño, ¿qué sería de él si fuera grande? nunca tendría la audacia de comparecerse en tu presencia, de dormitar delante de Ti”.
Santa Teresita del Niño Jesús
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