Texto de un libro de Unamuno “San Manuel Bueno martir”

jueves, 11 de diciembre de 2008
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Miguel de Unamuno nació en Bilbao, España, el 29 de septiembre de 1864. Se crió en una familia tradicional vasca. Realizó sus primeros estudios en Bilbao y luego se trasladó a Madrid, donde se graduó en Filosofía y Letras. Regresó después a su ciudad natal para dedicarse a la docencia y al periodismo.
Unamuno piensa que se ha de vivir y actuar de tal manera, que las acciones nos conduzcan a la inmortalidad, si actuamos de acuerdo con nuestras intuiciones conservamos el cuerpo y de la misma manera, a través de las intuiciones de la fe, preservamos la vida del espíritu, lo que implica la paz, la bondad, la caridad y la acción misma. Además, Unamuno sostiene que: "La fe es un hecho en los que la poseen, y disertar sobre ella los que no la tienen es como si una sociedad de ciegos discutiera acerca de lo que oyeran hablar de la luz a los videntes. La fe es un hecho y como un hecho hay que estudiarla…". El 1 de junio de 1930, Unamuno visita el Lago de Sanabria Zamora, lugar donde acontece la leyenda de un pueblo, Valverde de Lucerna.
En noviembre de 1930 escribió San Manuel Bueno, mártir.
Murió Don Miguel de Unamuno el 31 de diciembre de 1936. En la anotación sepulcral se puede leer "Méteme Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar. Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo." En el pueblo de  San Martín de Castañeda hay una placa en recuerdo de la visita de Unamuno a Sanabria.

(Leyenda de la cual habla el prólogo)
Antiguamente, en el lugar que hoy ocupa el Lago de Sanabria, había un pueblo de nombre Valverde de Lucerna. Cierto día se presentó en el pueblo un pobre pidiendo limosna ( Jesucristo), y en todas las casas le cerraron las puertas. Tan sólo se compadecieron de él y lo atendieron unas mujeres que se hallaban cociendo pan en un horno. Pidió allí el pobre, y las mujeres le echaron un trozo de masa al horno que, tanto creció, que a duras penas pudieron sacarlo por la boca del mismo. Al ver aquello, le echaron un segundo trozo de masa, aún más chico, que aumentó mucho más de tamaño, por lo que se hizo preciso sacarlo en pedazos. Entonces le dieron el primero que salió. Cuando el pobre fue socorrido, y para castigar la falta de caridad de aquella villa, les dijo a las mujeres que abandonaran el horno y se subieran para un alto, porque iba a anegar el lugar. Una vez que las mujeres abandonaron Valverde, dijo el pobre:

Aquí finco mi bastón,
aquí nazca un gargallón;
aquí finco mi espada,
aquí nazca un gargallón de agua.
 
 
Tan pronto como fueron pronunciadas estas palabras, brotó un surtidor de la tierra, que en pocos momentos anegó totalmente a Valverde de Lucerna, quedando el lago como hoy se ve. Tan sólo quedó al descubierto una isla, que jamás se cubre en las crecidas y situada exactamente en el lugar que ocupó el horno en que fue socorrido el pobre. Por lo demás, el lago conservó la virtud de que todo aquel que se acercara a él en la madrugada de San Juan y esta en gracia de Dios oiría tocar las campanas de la sumergida Valverde.

Sobre esta leyenda  dice en el prólogo: "Escenario hay en San Manuel Bueno, mártir, sugerido por el maravilloso y tan sugestivo lago de Sanabria, al pie de las ruinas de un convento de bernardos y donde vive la leyenda de una ciudad, Valverde de Lucerna, que yace en el fondo de las aguas del lago".

A partir del lago surgen otros símbolos. La montaña, símbolo de la fe firme del pueblo, se eleva hacia el cielo. Sus