Transfiguración de Jesús

miércoles, 12 de agosto de 2009
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Seis días después Jesús tomó consigo solamente a Pedro, a Santiago y a Juan.  Los llevó consigo a una montaña muy alta, y se transfiguró en presencia de ellos.  Sus vestidos se volvieron de una blancura deslumbrante, como nadie en el mundo podría blanquearlos.  Se les aparecieron también Elías y Moisés, que conversaban con Jesús.  Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:  “Maestro, ¡qué bien estamos aquí!.  Hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías”.  Estaba tan asustado, que no sabía lo que decía.  Vino entonces una nube, que los cubrió.  Se oyó una voz en el cielo:  “Este es mi Hijo amado.  Escúchenlo”.

De pronto, cuando miraron a su alrededor vieron sólo a Jesús con ellos.  Al bajar de la montaña, les encargó severamente que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de entre los muertos.  Ellos guardaron el secreto, pero discutían entre sí sobre qué podía significar aquello de resucitar de entre los muertos.

Marcos 9, 2 – 10

Hace algunos días compartíamos una enseñanza del padre Van Thuan, “El gozo de la esperanza”, y con la cual quiero dar comienzo a nuestro encuentro.

Dice “creo que hay que buscar algo sencillo para nuestra santidad”. Ya esta sola expresión del cardenal Van Thuan, que a mi llena de paz y me anima muchísimo, creo que es un camino. Porque Dios, cuando va entrando en el corazón del hombre, cuando nos vamos haciendo amigos, cuando el corazón humano se va dejando cautivar y seducir por Dios, se va también allanando y simplificando.

Se cumple lo que dice el profeta Isaías, que usamos sobre todo en el tiempo de Adviento, “allanar los valles, cortar lo elevado, emparejar la cosa”, como diría el profeta. Se va simplificando, se va poniendo sencillo el corazón del hombre.

Creo, entonces, que hay que buscar. Esto es lo importante. En el camino de la fe tenemos que estar siempre en esta actitud de búsqueda. No es un negocio, no es una búsqueda para nosotros. Sino, digamos, más que para nosotros es una búsqueda para que Dios pueda realizar en