Tres apotemas de la espiritualidad de San Ignacio

viernes, 30 de julio de 2021
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23/07/2021 – Junto al Padre Ángel Rossi, sacerdote jesuita, compartimos tres apotemas propios de la vida y espiritualidad de San Ignacio de Loyola,  en el marco del Año Jubilar Ignaciano.

No el mucho saber satisface el alma, sino gustar de las cosas internamente

Se refiere a que hay gente culta pero que no es sabia, que sabe mucho, pero no lo dan a los demás y no les sirve para ser felices. En cambio, hay gente sencilla intelectualmente, pero sin embargo son sabios, como una mujer vasca que, no sabía leer y ni escribir, pero iluminó mucho la juventud de San Ignacio.

El amor se manifiesta más en obras que en palabras

Las palabras de amor son necesarias, pero si no son acompañadas por el gesto se vuelven menos creíbles. También San Alberto Hurtado decía que nuestras obras son el modo en que demostramos a nuestro pueblo que entendemos su dolor, con nuestros gestos grandes o sencillos, pero reales y sobretodo eficaces.

Es propio de Dios el conciliar los extremos: la grandeza del sueño y la menudencia del detalle

Es decir, no tener miedo al proyecto grande del Reino y a la vez cuidar el pequeño detalle, que es signo de Dios. Además, profundizando en la espiritualidad de San Ignacio, el Padre Ángel Rossi comentó que “los sueños que no se hacen gesto son ensoñaciones y son dañinas para la gente y para el alma; son cosas soñadas y no llevadas a cabo, cosas prometidas y no cumplidas, cosas dichas y no hechas” y finalmente agregó: “Ignacio podía estar soñando una misión en tierra muy lejana y al mismo tiempo, cuidaba de alguien en la enfermería o atendía un detalle en su casa”.

Escuchá la reflexión completa del padre Ángel Rossi en el audio al inicio de esta nota.