01/09/2020 – Esta vez, “Bajar un cambio” se transformó en un tributo al fallecido sacerdote Julian Zini. “El padre Julián no vivió en vano, dejó una huella. Fue perseguido por estar al lado de los pobres y a pesar de que lo invitaron a irse siempre se quedó para estar junto a su gente. Y en el chamamé encontró su lugar. En 1986 una de las canciones que más me empezaron a gustar de Zini fue “Qué triste y qué lindo”. Zini tenía un sentido muy grande de la fragilidad humana”, dijo el padre César.
En tanto, su amiga, la chamamecera Mirian Asuad expresó: “Me confesaba o sencillamente hablaba bajo la parra de la parroquia de Mercedes, en el interior de Corrientes, fue un padre espiritual para mí. Fue un ser iluminado, que hacía lo que decía.Era la voz de los que no tenían voz. Era sacerdote y artista a la vez. Tenía mucho de lo que hoy pregona el papa Francisco, el padre Julián festejó mucho el inicio de su pontificado. Aún enfermo nos hacía reir”.
El ministro de Cultura de Misiones y cantautor Joselo Schuap se sumó al homenaje al pai Zini: “Julián es mi compadre y mi hijo lleva su nombre por él. Mañana mi Julián cumplirá 19 años y está en Alemania haciendo un trabajo solidario. Él pudo despedirse de Zini hace unos 9 meses atrás. Y ayer mi hijo me dijo que no sintió tanto la desaparición física del paí porque pudo hacer esa despedida. Para mí es uno de los seres humanos más claros que ha tenido la cultura argentina. Zini superó todos los límites con su mensaje. Todo esto además de haber sido sacerdote. Yo crecí escuchando las canciones de Julián. Este hombre debería ser leído en varios idiomas, creo que es un embajador cultural que tenemos los argentinos” .
El artista correntino Aldy Balestra también hizo su aporte. “Una vez le dije al padre César si no lo conocía al padre Julián Zini y su aporte a la cultura del Litoral. Y tengo quedecirles: ¡Qué lindo homenaje que le están haciendo al paí! Recordar el pasado es afirmar el futuro y eso estamos haciendo. En Julián se juntaba el gran poeta que ve más allá, el sacerdote, el que relataba y desnudaba lo más crudo de la realidad y también el artista. Todo eso vivía él. En el patio de su parroquia tenía muchos morteros grandes. Y cuando le pregunté me dijo; “Estos morteros así como son, callados, en silencio, machacan y machacan y preparan el alimento de la vida. Esos morteros representan lo mejor de los correntinos”. Era un poeta que miraba lo humano desde el halo de Dios”, indicó Balestra.
Por último, el santafesino de cuna pero misionero de corazón, Jorge Suligoy, dijo de su amigo Julián: “La música de Zini sirve para rezar y para pensar. Él me decía “Chino”, tuvimos una gran amistad. Julián era un hombre muy prudente y muy gentil. La causa de Zini era que la palabra tenga valor, para la libertad del pueblo. No ostentaba nada, siempre vestía igual. Era teólogo, humanista, artista y hombre solidario. Julián buscaba conocer más de Brochero y de Ceferino Namuncurá, era algo natural en él. “Cuando uno reza, sale todo bien”, decía el paí Zini”.
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