También en la liturgia de las horas, en el Padre Nuestro, en la oración de Jesús, en todo acto sincero de piedad se reaviva en nosotros ese espíritu de conversión, de penitencia y contribuye al perdón de todos nuestros pecados. Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico, especialmente en la cuaresma, cada viernes en memoria de la muerte de Cristo, son momentos fuertes de la práctica penitencial que comulgamos con toda la Iglesia.
Nos encontramos el próximo lunes en el Despertar con María siguiendo este camino penitencial que nos ofrece Jesús alrededor del sacramento de la reconciliación.