Un pedacito de cielo

lunes, 23 de abril de 2012
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Iniciamos nuestro encuentro tratando de discernir lo que Dios nos va pidiendo y llevar adelante el servicio que hace bien a todos en la Argentina. Lo que vamos haciendo nosotros en Córdoba no dista en nada de lo que la Iglesia Universal nos plantea, lo mismo que Juan Pablo II nos dejó como legado de ir hacia adelante en el anuncio de la Buena Noticia.

Creo en Dios, creador del cielo y de la tierra. Esto lo profesa nuestro símbolo de la fe apostólica, Dios es el creador del cielo y de la tierra. El Credo explicita de todo lo visible y lo invisible. Cuando nosotros nos adentramos en las Sagradas Escrituras, la expresión cielo y tierra significa todo lo que existe, la creación entera. Indica también el vínculo que une y distingue cielo y tierra. La tierra es el mundo de los hombres, los cielos puede confirmar el firmamento pero también el lugar propio de Dios, nuestro Padre que está en el cielo, decimos en el texto de Mateo 5, 16 y el cielo es la gloria escatológica donde Dios habita. La palabra cielo indica lugar de de las creaturas espirituales, los ángeles que rodean a Dios.

La vida está llamada a ser un pedazo de cielo, podrías identificar, cuándo en lo cotidiano tu vida se hace un pedazo de cielo? un lugar de gozo, de alegría, de serenidad, de paz. Un lugar donde resuena la voz de Dios entre otras tantas voces y tu corazón se inflama, se agranda, se anima a lo imposible? En lo de todos los días, nuestros pedazos de cielo.

Hay melodía de cielo, no solo de corte religioso, hay música que viene del mundo del arte y de la poesía que te abren a un horizonte distinto. Vos podes además de contarnos cuáles son tus pedazos de cielo en lo de todo los días contarnos qué música te pone en contacto con una realidad que te renueva.

La profesión de fe del IV Concilio de Letrán afirma que Dios, "al comienzo del tiempo, creó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana; luego, la criatura humana, que participa de las dos realidades, pues está compuesta de espíritu y de cuerpo". Por eso donde hay un hombre, una mujer, una comunidad, un lugar de trabajo de servicio de encuentro, hay una posibilidad de cielo, de vida en el espíritu. Es la que queremos descubrir en esta mañana.

Hay ojos de cielo, hay sonrisas de cielo, hay manos de cielo, hay actitudes que traen el cielo, hay miradas de cielo, hay tareas que se comparten y cómo se percibe que se puede trabajar de manera distinta, queremos compartir los cielos, queremos compartir música que nos abre al cielo.

Dios ha creado seres espirituales, los ángeles, una verdad de fe. La existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.

Quiénes son los ángeles? San Agustín dice respecto a ellos: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel" Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20).

En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Hay que convocarlos, al coro de los ángeles para que nos asistan y nos llenen de la presencia de la gloria de Dios en lo cotidiano. Si no encontras los pedazos de cielo con los que tu vida verdaderamente es habitada, quizás la convocación del ejército angélico y de tu ángel de la guarda, te ayuden a ven lo que por ahora no estás pudiendo ver.

En el evangelio de San Mateo capítulo 25, 31 dice: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles…". Le pertenecen porque fueron creados por y para Él: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él" (Col 1, 16). Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1, 14).

Desde la creación donde los ángeles son llamados "hijos de Dios" y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización, por eso en este momento en que necesitamos encontrar el cielo en la tierra es clave que vengan los ángeles.

 De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado de Jesús, está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su Primogénito en el mundo, dice: "adórenle todos los ángeles de Dios"» (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios…" que resuena en el cielo y en el firmamento de Belén, sigue siendo un eco en cada celebración eucarística dominical nuestra cuando rezamos la oración del Gloria.

Los ángeles protegen la infancia de Jesús, le sirven en el desierto, lo reconfortan en la agonía en Getsemaní, cuando Él habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos, como en otro tiempo Israel. Dios se entrega en el Verbo Encarnado a la voluntad del amor con que viene a redimir a los hombres y solo se deja asistir en el consuelo de amor que los ángeles le acercan. Son también los ángeles quienes "evangelizan" anunciando la Buena Nueva de la Encarnación a María, y de la Resurrección de Cristo a las mujeres. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles éstos estarán presentes al servicio del juicio del Dios. Los ángeles y sus misiones en el mundo alrededor de Cristo y acompañando nuestros pedazos de cielo.

Padre Javier Soteras