09/12/2025 – En un contexto nacional que alterna anuncios de mejoras estadísticas con testimonios inquietantes desde los barrios, el Informe 18 del CEMAIS —“Los jóvenes «Ni-Ni-Ni» y la necesidad de modernizar la legislación laboral y los planes sociales”— cobra vigencia.
En 2025, la situación de los jóvenes «Ni-Ni» (que ni estudian ni trabajan) sigue siendo una preocupación central. Según datos del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano, el 24,1% de los jóvenes argentinos de entre 18 y 24 años se encuentran en esta situación, lo que sitúa al país entre los más altos índices de América Latina.
Además, la Organización Internacional del Trabajo estima que a nivel global, alrededor de 262 millones de jóvenes entre 15 y 24 años no tendrán empleo ni estarán estudiando en 2025, lo que representa aproximadamente uno de cada cuatro jóvenes.
En tanto, durante este año, se ha producido una transformación en los programas sociales. El Programa Volver al Trabajo reemplazó a Potenciar Trabajo, buscando fortalecer competencias sociolaborales y mejorar la empleabilidad. Además, se implementaron el Programa de Acompañamiento Social, el Programa de Inserción Laboral y el de Fomentar al Empleo.
No obstante, el Mapa de Políticas Sociales 2025 indica que la inversión en programas sociales dirigidos a jóvenes y adultos ha disminuido significativamente, pasando del 28% al 20% del total del gasto social no contributivo entre 2023 y 2024.
Edgardo Dainotto, Director del Centro Mariano de Investigación Social (CEMAIS) explicó que la «situación analizada en el informe 18 del SEMIS se ha mantenido desde 2022, basándose en la revisión de datos, especialmente de la Encuesta Permanente de Hogares. El estudio indaga sobre los jóvenes de entre 18 y 29 años que están sin trabajar, sin estudiar y sin buscar empleo».
Dainotto calificó los números de esta población como «alarmantes,» usando la palabra «desolador» en el informe. «La situación adquiere connotaciones desoladoras en particular para las mujeres jóvenes de 25 a 29 años, quienes «llevan la peor parte» debido a que habitualmente están a cargo del cuidado de los niños, lo que provoca que sus deseos y posibilidades reales de trabajar sean «casi nulas»».
Un dato que se ratifica es que los adolescentes más jóvenes son los que mantienen un nivel de expectativas positivas y tienen «más ganas de trabajar, estudiar».
Se puede acceder a la entrevista completa en el reproductor de videos ubicado bajo el título.