07/06/2022 – Esta semana, en el ciclo “Vivir para servir”, María Cecilia Jaurrieta abordó el tema de la importancia del servicio vivido en comunidad, impulsados por el Espíritu Santo, tal como dice el prefacio de la Misa de Pentecostés:
“En todo tiempo concedes lo que más conviene y gobiernas admirablemente a tu Iglesia. En efecto, de tal modo la ayudas constantemente con la fuerza del Espíritu Santo que, con un corazón siempre dócil a tu voluntad, no desiste de suplicarte en la tribulación ni deja de darte gracias en sus alegrías, por Jesucristo, Señor nuestro“.
El Espíritu Santo promueve iniciativas que se adelantan a los tiempos. La Iglesia por ejemplo fue pionera en la escolarizacion primaria de los niños. De tal manera que San Jose de Calasanz es considerado patrono de las escuelas primarias.
Del mismo modo, si bien desde la institución del diaconado la caridad fue una de las preocupaciones de la Iglesia y realizada en forma organizada por ordenes religiosas, lo novedoso de la anticipación de Federico Ozanam fue que creó una asociación de laicos para la atención de los mas pobres de su época, adelantándose muchos años a otras organizaciones sociales. Este beato aun hoy nos interpela porque fue movido por el Espíritu Santo que es un espíritu de amor.
Muchas veces “tenemos la amenaza de ser profetas de la desesperanza y Jesús nos dijo ‘No tengan miedo‘ (Mt.14,22). Podemos sembrar, en medio de tantas tinieblas, el gesto más evidente que es la caridad, el ir a los que la sociedad ha descartado”, señaló María Cecilia.
San Juan Pablo II, que fue vicentino laico antes de la guerra, dijo de Federico Osanam: “Desde su juventud, tomó conciencia de que no bastaba hablar de la caridad y de la misión de la Iglesia en el mundo: esto debía traducirse en un compromiso efectivo de los cristianos al servicio de los pobres. Así, coincidía con la intuición de san Vicente“.
En esta época de profetas de la desesperanza Federico nos vuelve a decir: “Aprendamos a defender nuestras convicciones, sin odiar a nuestros adversarios; a amar a quienes piensan de un modo diferente del nuestro (…). Quejémonos menos de nuestro tiempo y más de nosotros mismos”.
María Cecilia nos compartió también palabras del papa Francisco en su encuentro con miembros de la Familia Vicentina, con motivo de los 400 años de la fundación del carisma. El Papa quiso animar a la familia vicentina y les propuso tres verbos «simples» que considera «muy importantes para el espíritu vicentino», pero también para la vida cristiana en general: adorar, acoger, ir”.
En este sentido compartimos el testimonio del servicio en comunidad de las conferencias vicentinas. Oscar Valdez y Soraya Bigliani nos brindaron su experiencia.
María Cecilia Jaurrieta es miembro de la Orden Franciscana Seglar y nos acompaña cada semana en este espacio
Podés escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota