Una comunicación para la vida

martes, 30 de marzo de 2010
image_pdfimage_print




            Una comunicación no violenta urge si queremos seguir sosteniendo la esperanza de una sociedad que erradique la violencia entre los hermanos, entre los miembros de una misma especie, definitivamente, de la vida.

            Hablando de una cultura violenta como lo hemos hecho muchas veces, cultura que hemos construido, que hemos heredado, pienso que estamos ante un proceso revolucionario que cuenta con el compromiso personal del cambio de actitud y de vida que empieza por casa, es decir, aquel que se va creando por el espíritu. Estoy segura que estamos en tiempos en que se va gestando una enorme ola revolucionaria pero que brota no ya de determinados cuadros ideológicos o intelectuales, sino desde instancias más profundas de la persona. Solamente que, como en todos los procesos bisagra de la historia, se corren muchos riesgos, porque como no tenemos muy claro ni el hacia dónde vamos ni el por qué ni el cómo vamos a construir un futuro digno de toda la humanidad para que el hombre conviva con el hombre fraternalmente, se siente en el aire , sobre todo si uno se aproxima a los ámbitos desde donde se están sumando propuestas para esta enorme revolución espiritual, cultural, que por supuesto redunda también en componentes políticos, sociales y económicos.

            Un índice tremendo de este cambio que viene desde adentro y que uno percibe, además de la sinfonía y pluralidad de fuentes –vienen de distintas religiones con las cuales en este momento nos sentimos hermanados cuando antes nos encontrábamos en las antípodas; vienen también de fuentes no religiosas reflexiones acerca de todas las dimensiones de la vida humana; vienen también de muchísimas ONG que están trabajando por el bien de la sociedad. Todos van entrando en una comunión espontánea de una manera muy llamativa, porque venimos de fuentes diferentes, de procesos, de historias, incluso de formaciones intelectuales distintas, y nos vamos encontrando debajo de las mismas banderas, y luchando por las mismas causas, y todas ellas apuntan a un gigantesco cambio.

            Un síntoma de todo esto es la enorme cantidad de voluntarios que ofrecen su tiempo, sus dones, sus talentos, sus saberes de manera gratuita, y a veces hasta sus vidas (en el caso por ejemplo de médicos sin fronteras). Ha venido a reemplazar la antigua ‘militancia’ esta puesta en marcha, en acción, en lo cotidiano del día. En esto nos vamos dando cuenta –los que pulsamos el cambio- de que hay cosas comunes, y por encima de todo lo que nos une hay como una conciencia de que el cambio viene ahora desde la base hacia arriba, desde las personas hacia la sociedad, desde el espíritu hacia el intelecto, desde el alma hacia la conducta. No sé si se logrará o no, pero es al menos la esperanza.

            Y en esta misma línea comencemos entonces, ya que tanto nos estamos quejando por la inseguridad, por la violencia, por el mal trato que hemos logrado instalar en la sociedad, comencemos por una comunicación no violenta en nuestras casas, donde hay mentes que se están formando, como la de los niños; en nuestros medios de comunicación que han llegado a límites aberrantes de violencia; en el trabajo donde vamos día a día construyendo sociedad y cultura.

           

            Tenemos una dificultad para centrarnos en lo que observamos, en lo que sentimos y en lo que necesitamos. Y en lugar de esto, lo que solemos hacer es juicios, en los que frecuentemente criticamos, o culpamos, o establecemos diagnósticos de modo tal que no propicia ni la comprensión, ni la compasión. Muestras de esto sobran cuando se habla por ejemplo de temas de la política: adjetivos, etiquetas, muchas veces agresivos, injustificados, y además juicios sobre probables intenciones. Todo eso construye una comunicación violenta.

            Una de las características de esta comunicación es el lenguaje vago, abstracto, que se constituye como un lenguaje violento porque el interlocutor no entiende nada. Y este tipo de lenguaje es consecuencia muchas veces de la mala educación que tenemos a la hora de conversar.

            Una vez escuché decir a un papá, refiriéndose a su hijo, que decía “lo único que le pido es un poco de responsabilidad ¿es mucho pedir?”. Yo le pedí que desmenuzara, que hiciera una familia de palabras buscando sinónimos de lo que para él era la responsabilidad, que me contara acciones concretas que esperaba de su hijo que creas que son responsabilidad. Allí él se da cuenta de lo que entendía por responsabilidad, en realidad era obediencia  porque todo lo que enumeró tenía que ver con hacer sin chistar lo que él le pedía que hiciera, y además, de buen humor.

            Uno se expresa en un lenguaje  vago,  intelectual, solemne a veces, y además estamos totalmente convencidos de que el otro interpreta  las palabras nuestras –que son abstractas o dogmáticas-: ‘responsabilidad’, ‘obediencia’, ‘sensatez’, ‘sentido común’, y esto en realidad requiere un código común muy ‘afilado’, es decir: que el otro sepa exactamente qué es lo que yo estoy diciendo. Solo en ese caso funcionan y se convierten en palabras guías, palabras referentes dentro de una familia o una comunidad: todos sabemos lo que se está diciendo cuando se está diciendo esto.

            Pero en la comunicación cotidiana, sobre todo cuando sentimos que la comunicación falla, tenemos que hacer el esfuerzo de concretizar esa abstracción que muchas veces ponemos en nuestros términos. Cuando no lo hacemos, muchas veces terminamos introduciendo violencia en la comunicación. Una comunicación con lenguaje abstracto en lugar de expresar a la persona como querríamos que ella fuera o se sintiera sin referirnos a las acciones concretas que esperamos de ella para alcanzar este estado, también es una especie de ‘prepotencia’ en la comunicación, una suerte de ‘dictadura’. Porque uno se comunica con el otro dando por supuesto que el otro tiene que entender lo que yo le estoy pidiendo. En cambio, cuando convertimos ese lenguaje abstracto, muchas veces dogmático, solemne y vago, en acciones, nosotros tenemos que hacer como un ‘acto de humildad’, porque no es lo mismo decir ‘yo solamente quiero que demuestre responsabilidad’, que decir ‘lo que yo quiero es que cuando le doy una orden la obedezca en el momento’.

Hay preguntas típicas de los padres: “¿Por qué no estás estudiando?”  En la pregunta, hay una carga de frustración, molestia, que hace muy difícil que el otro descubra una ‘puerta abierta’. Mas bien descubren lo contrario ¿qué se siente ‘del otro lado’? Un reto, una demanda que se hizo mal. Sería mejor expresar: “me preocupa que pierdas el tiempo y no llegues a tiempo a tu examen”.

            ¿Por qué no llamás al 0351-4200700? ¡qué pasa que no llama nadie?  ¿te sentiste retado? ¡eso nos pasa muy habitualmente! ESPERO TU LLAMADO.

Si somos claros en expresar lo que queremos, es mucho más probable que lo consigamos. Muchas veces estamos programados frente a las circunstancias. En definitiva: pedir en positivo es mucho más claro, y al mismo tiempo se evitan abstracciones, dogmatismos, y pensar que el otro puede adivinar lo que yo quiero decir.

  1. A veces, detrás de esa solemnidad, se esconden, se enmascaran exigencias muy elevadas hacia los demás.
  2. Pretendemos que los demás decodifiquen, interpreten nuestras abstracciones porque no somos humildes, porque somos prepotentes.
  3. Cuando traducimos nuestras necesidades, expectativas, exigencias o demandas hacia los demás en acciones concretas, nos damos cuentas que no era para tanto, y se puede des-dramatizar gran parte de las confusiones de la vida.

 

DICEN Alejandro Filio

Dicen que ando por ahí  retando al porvenir sin derecho

por cada sol un corazón  me robo y la ilusión, compro y vendo.  
Dicen que loco me volví  que ya no queda mas de mi

dicen las lenguas creativas  cosas divertidas.  
 
Dicen que rompo la hermandad, que vivo a la mitad este canto  
juran que el sueño traicioné  por lo que ayer soñé entre tantos.   
Dicen que soy de lo mejor  cuando les gana la pasión.  
Dicen y dicen  y algunos hasta me maldicen.


Dicen que yo me la robe  no sabe que ella fue siempre mía  
otros incluso en su obsesión  subastan la inversión de mi hombría.  
Rezan por que en mi distracción  pierda la musa en un avión.  
Dicen que soy un meloso  y hasta peligroso.

 

Dicen que un día pagare  con sangre por lo que no me callo  
dicen que el cambio no será  que falta por robar lo soñado.  
Dicen que ya me cansare  que tiene precio este querer.  
Dicen y dicen  y algunos hasta me maldicen.

 

            Hay ocasiones en las que podemos pedir claramente una cosa sin necesidad de expresarla con muchas palabras. A veces también pasa que ni nosotros sabemos muy bien lo que estamos pidiendo y  hablamos sin prestar mucha atención al curso del diálogo, y nos limitamos a pronunciar palabras sirviéndonos de los demás como una especie de papelera donde vamos echando los pensamientos que se nos van cruzando, y son situaciones en las que las personas que están escuchando no pueden descubrir una petición , a veces enmascarada de queja o de lamento, o de demando, o de exigencia. No saben exactamente qué es lo que les estamos pidiendo. Cuando solo expresamos nuestros sentimientos, quizá  nuestro interlocutor no sabe qué es lo que estamos esperando que haga. Entonces, así como es importante e4xpresar los sentimientos, es igualmente importante que a la hora de definir lo que queremos, lo expresemos con claridad, y que además, lo expresemos en positivo.

            Hay una canción que dice “¿cómo hago lo que no hay que hacer? Lo único que sé es que no quiero hacer lo que no hay que hacer”. Te perdés en los negativos. Lo mismo ocurre a veces cuando leyendo encontramos dos negativos yuxtapuestos: hay que reordenar la cabeza para saber cual es el mensaje final de la oración.

            Usar un lenguaje en negativo es muy frecuente. Ejemplo “le pedí a mi marido que NO trabajara tanto, y me salió ‘el tiro por la culata’ porque se inscribió en un torneo de golf”. Le dijo lo que NO quería pero no le dijo lo que SI quería. Seguramente hubiera sido distinta la actitud del esposo si ella le hubiera dicho “necesito que estés más tiempo conmigo”. Cuando uno se decide solo a lo que ‘no quiere hacer o decir’ sin definir claramente ‘lo que sí quiere hacer o decir’, termina haciendo lo que no quiere hacer o decir. Cuando uno pide en negativo, suele ocurrir lo mismo: termina provocando en el otro lo que justamente queremos evitar.

            Las peticiones tienen que ser de manera positiva, y en lo posible acompañadas de los sentimientos y las necesidades. Pero hay que procurar que esas necesidades o sentimientos no puedan parecer exigencias, porque en ese caso el otro queda confundido y no sabe si se le está pidiendo algo en particular, si hay que calmar a la bestia o concretamente qué es lo que hay que hacer.

            Cuando uno hace una petición, después también tiene que chequear si el otro entendió, qué entendió, qué está sintiendo, qué está pensando, y si está o no dispuesto a hacer o a darnos lo que le hemos estado pidiendo (y menos si estamos pidiendo algo íntimo como puede ser el afecto: nunca hay que dejarlo en el silencio, porque eso se presta a muchas confusiones y a mucho dolor por parte del que se expuso. Si el que pide abre su corazón para demandar o pedir eso que necesita y como respuesta recibe silencio, no hay que permitirlo: hay que hacer el esfuerzo de retomar el diálogo y preguntarle qué sintió ante semejante pedido y si está dispuesto o no a darlo)

            Cuando hay una expresión de sentimientos del tipo de “¡ay, qué ganas de tomar un té!” por ejemplo, lo más probable es que la persona aludida no entienda que se le está pidiendo que te haga un té, y además se moleste, porque es ambiguo el pedido o la expresión de los sentimientos.

            El lenguaje negativo construye mucha desesperanza, sentimientos de impotencia, de que nada me alcanza.

            Acá va un ejemplo de cuando no tenemos claro lo que queremos decir, los mensajes vagos y abstractos que damos

 ‘DIME QUE NO’  Ricardo Arjona

Si me dices que si, piensalo dos veces;
puede que te convenga decirme que no.
si me dices que no, puede que te equivoques;
yo me dare a la tarea de que me digas que si.
si me dices que no, dejare de soñar y me volveré un idiota,
mejor dime que no, y dame ese si como un cuenta gotas.
dime que no, pensando en un si, y déjame lo otro a mi.
que si se me pone fácil, el amor se hace frágil y uno para de soñar.
Dime que no, y deja la puerta abierta.
Dime que no y me tendrás pensando todo el día en ti,
planeando una estrategia para un si.
Dime que no y lánzame un si camuflageado,
clávame una duda y me quedaré a tu lado.
Si me dices que si se fugará lo incierto,
y esa cosquilla en la panza cuando estas por venir.
si me dices que no seguiré conquistando,
descubriéndote cosas que ni tú te conoces.
Siempre lo fácil me duró tan poco, y no lo niego: me divertí.
pero la soledad me ha vuelto loco, porque el amor nunca ha pasado por aquí.

Pidamos al Señor que transforme nuestra comunicación, pidamos a María que la haga tierna, amplia, dulce cuando tenga que serlo, firme cuando tenga que serlo, que la haga luminosa cuando tenga que ser luminosa, y lo suficientemente oscura cuando así convenga

            Participan los oyentes

       En la comunicación muchas veces tenemos el prejuicio de ser ‘invasivos’, y el otro lo toma como una falta de atención porque está esperando que yo pregunte. A veces tenemos que corregir eso

 

– A veces te preguntan ‘¿cómo andás?. Yo respondo ‘como Dios quiere, a veces no nos gusta lo que Dios propone, pero hay que aceptarlo’

GL: ¿qué pensás que cree la gente que no tiene una formación religiosa sólida cuando das esa respuesta?

– Creo que la gente en general tiene un sentimiento negativo

GL: ¿por qué usás esa fórmula entonces?

– Para que a raiz de eso encuentren en Dios alguna posibilidad de salir de la negatividad.

GL: o sea que le respondés eso para después darles una enseñanza

– por ahí sí, alguna cosita

GL: Pero tal vez al otro le moleste que vos quieras enseñarle, porque te está saludando, quiere comunicarse con vos como un ‘par’, no como un ‘alumno’. Estamos desperdiciando un encuentro fraterno para hacer una catequesis. Creo que a veces es bueno revisar nuestra forma de vincularnos con los demás. Ante un saludo de ‘cómo andás’, seamos sinceros, claros: ‘estoy preocupado, contento, etc’ Tal vez de esa inclusión del otro, de ese adherirse al código del otro, Dios se hace realmente presente.

 

– A veces reniego con los chicos y me salta hacer lo que no quiero

GL: nos pasa a todos. Hay que tener paciencia. Simplemente aclararlo. Con niños chiquitos hay una cosa muy sencilla que podemos hacer: enseñarle cómo funciona una goma si vos escribís con lápiz y después borrás. Entonces, cuando te salen cosas que no quisieras o que te parece que realmente no debieran haber salido –porque a veces uno no quiere, pero tienen que salir, porque hay ‘enojos saludables’- podés decirle: ‘Igual que cuando dibujamos le pasamos la goma cuando no nos gusta lo que hacemos, mamá hizo eso: no me gusta lo que hice o las palabras que dije ¿podemos pasar la goma?

 

– Mis no son tan flojos que suenan a sí.

GL: Hay que practicar frente al espejo.

 

– Con mi novio vivimos permanentemente peleando justamente por no saber hablar. Todo el tiempo nos decimos lo que no queremos y de mala manera. Lo único que quiero decirle es que lo amo y tengo miedo de perderlo

GL: El lenguaje negativo construye mucha desesperanza, sentimientos de impotencia, de que nada me alcanza. Tendrías que decir “quiero expresarle cuanto lo amo y quiero que construyamos un proyecto juntos”. Al otro le pesa tu miedo, es un mensaje negativo.

 

       El hacer es un responder a la necesidad del presente

 

PALABRAS PARA JULIA
(José Agustín Goytisolo)
 
Tú no puedes volver atrás, porque la vida ya te empuja como un aullido interminable.
 
Hija mía, es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.
 
Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido.
 
Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto, que es un asunto desgraciado.
 
ENTONCES SIEMPRE ACUÉRDATE DE LO QUE UN DÍA YO ESCRIBÍ PENSANDO EN TI COMO AHORA PIENSO.
 
Un hombre sólo una mujer así tomados de uno en uno, son como polvo no son nada.
 
Pero yo cuando te hablo a ti, cuando te escribo estas palabras, pienso también en otros hombres.
 
Tu destino está en los demás, tu futuro es tu propia vida, tu dignidad es la de todos.
 
Otros esperan que resistas, que les ayude tu alegría, tu canción entre sus canciones.
 
ENTONCES SIEMPRE ACUÉRDATE DE LO QUE UN DÍA YO ESCRIBÍ PENSANDO EN TI COMO AHORA PIENSO.
 
Nunca te entregues ni te apartes junto al camino nunca digas ‘no puedo más y aquí me quedo’.
 
La vida es bella tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor tendrás amigos.
 
Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio.
 
Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino.
 
ENTONCES SIEMPRE ACUÉRDATE DE LO QUE UN DÍA YO ESCRIBÍ PENSANDO EN TI COMO AHORA PIENSO.

BRINDIS
Seguir siguiendo al corazón y coquetear con la intuición, seguir creciendo y esquivando las rutinas
seguir soñando en un rincón, seguir creyendo que hay un Dios que me endereza de un tirón la puntería
Siempre me voy detrás de lo que siento, cada tanto muero y aquí estoy
tantos desiertos que crucé, tantos atajos esquivé, tantas batallas que pintaron mis heridas
tantos incendios provoqué, tantos fracasos me probé que no me explico como canto todavía
y es que siempre voy detrás de lo que siento, cada tanto muero y aquí estoy
por esos días por venir, por este brindis para mi, por regalarle a la intuición el alma mía
porque los días se nos van quiero cantar hasta el final, por otra noche como esta doy mi vida
tantos festejos resigné, tantos amigos extrañé tantos domingos muy lejos de mi familia
tantas almohadas conocí, tantas canciones me aprendí que los recuerdos me parecen de otras vidas
siempre me voy detrás de lo que siento, cada tanto muero y aquí estoy
tantas palizas esquivé, tantas traiciones me compré, tantos enojos me hicieron mostrar los dientes
con mil abrazos me cuidé, con mil amores me curé, juntando heridas sigo creyendo en la gente
siempre voy detrás de lo que siento, cada tanto muero pero hoy no
por esos días por venir, por este brindis para mí, por regalarle a la intuición el alma mía
porque los días se nos van quiero cantar hasta el final, por otra noche como esta doy mi vida
y en esas noches de luna donde los recuerdos son puñal
me abrazo a mi guitarra y canto fuerte mis plegarias
y algo pasa, pero ya nada me hace llorar
yo me abrazo a mi guitarra, y canto fuerte mis plegarias
y algo pasa, pero ya nada me va a cambiar.