En tres pasos quisiera abordar este tema de la espiritualidad esta tarde. Lo primero es: “¿de donde vivo?” Se puede decir que vivo a partir de la fuente del Espíritu Santo pero eso ¿se puede sentir?, ¿se puede apreciar?, se puede ver en lo que irradia una persona. Si por ejemplo mi trabajo irradia agresividad, entonces esa no es la fuente del Espíritu Santo. Si estoy agotado, entonces eso significa que no estoy brevando de la fuente del Espíritu Santo porque esa es una fuente inagotable por ser una fuente divina. Si estoy agotado entonces me tengo que dar cuenta que estoy brevando de una fuente turbia. ¿Y qué son estas fuentes turbias? Puede ser la presión de tener que demostrar al exterior, hay gente que en todo lo que hace tiene la sensación que se tiene que demostrar, que la gente los alabe y los aplauda, o hay otros que en todo lo que hacen se ponen bajo una presión, y estas son las fuentes turbias. Experimento en mi caso también que estoy agotado y entonces se que fue una fuente turbia, porque en realidad no es el trabajo el que nos agota, el que nos cansa, el que nos agobia, sino las actitudes de como enfrentamos el trabajo. El perfeccionista que no quiere hacer fallas por ejemplo, gasta muchísima energía brevando de esas fuentes turbias. Una mujer me decía: “no puedo entrar en el silencio porque hay un volcán dentro mío”. Si tengo que vivir con esa imagen entonces gasto tanta energía para tratar de mantener calmo ese volcán y la energía que pongo en eso luego me falta para el trabajo. Otro ejemplo: alguien me contaba de un departamento de trabajo que en realidad trabajaba 14 horas al día y la gente de ese departamento era la más angustiada y menos conforme, y ¿cuál es el problema? el problema es que el está brevando de una fuente turbia, se está escondiendo detrás de su trabajo para que nadie lo critique. Es decir que cuando alguien les dice: “trabaja tanto como yo, entonces me podes decir algo coherente”, entonces esa persona está brevando de una fuente turbia, la fuente del temor a que lo ataquen, a que lo critiquen. Por ejemplo los patrones de vida. En algún momento acompañé a un sacerdote que se desgarraba por un conflicto que de hecho no era un conflicto significativo, pero cuando el tenía 12 años el matrimonio de sus padres había entrado en una etapa de crisis entonces el se sentía que con sus problemas no tenía derecho de ser, lo importante era que a los padres les fuera bien pero el en realidad no tenía ningún derecho a plantear sus problemas. Si uno vive así, sin tomarse en serio, entonces uno se sobre exige. U otro sacerdote que se desgarraba también, colapsaba, no por exceso de trabajo sino porque cuando tenía 12 años el hermano se había accidentado y había fallecido y el debía asumir su campo, su estancia, el padre luego falleció un año más tarde y entonces el chico pensaba que debía ser el sol para la madre y quien vive con una imagen así obviamente que se siente agobiado, se agobia si uno siempre siente que tiene que ser sol para alguien y se sobre exige en todo. Eso son los motivos y seguramente hay muchísimos más pero no voy a enumerarlos a todos.