Una vida de fe y entrega: el legado de la Madre Tránsito Cabanillas

lunes, 25 de agosto de 2025

25/08/2025 – Cada 25 de agosto, la Iglesia Católica recuerda a la Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado, la primera mujer argentina en ser elevada a los altares. Su vida estuvo marcada por una profunda fe y una incansable dedicación a los más necesitados. Nacida el 15 de agosto de 1821 en San Roque, Córdoba, María del Tránsito se destacó por su vocación de servicio, que la llevó a integrar la Tercera Orden de San Francisco y, posteriormente, a fundar la congregación de las Hermanas Misioneras Terciarias Franciscanas.

La Hermana María del Carmen Viceconte, actual Madre de la comunidad de la Casa Madre en Córdoba, la describe como una mujer «pionera y emprendedora». En un tiempo en que el acceso a la educación era limitado para las mujeres, la Madre Tránsito tuvo la visión de ofrecerles esa oportunidad, con el objetivo de que pudieran «formarse para ser buenas madres, buenas cristianas». Este espíritu de superación se reflejaba también en su vida personal: junto a sus hermanas, tenía una pequeña empresa de costura, demostrando que era posible vivir «dignamente a través de su trabajo».

El carisma maternal fue un rasgo distintivo de su personalidad. Siendo la tercera de once hermanos, asumió tempranamente la responsabilidad de cuidar y educar a los menores tras el fallecimiento de sus padres. «Siempre tuvo este sentido de madre», comenta la Hermana Viceconte. Esta misión de maternidad y cuidado, que cultivó en el seno de su familia, la extendió luego a su comunidad y a todos aquellos que se acercaban a ella en busca de ayuda. Este profundo sentido de entrega se convirtió en una de las señas de identidad de su vida.

La vida de la Madre Tránsito se caracterizó por su inquebrantable confianza en la Divina Providencia. A pesar de las dificultades, como la prohibición de pedir limosna, ella animaba a sus hermanas a no desfallecer y a confiar en que Dios proveería. «Se dirigió al sagrario a decirle al Señor esta situación», relata la Hermana María del Carmen. Esta fe incondicional se materializaba en gestos concretos, como el de salir a pedir limosna con su canasta y, al regresar, repartir lo recibido entre quienes más lo necesitaban. Hoy, su legado se mantiene vivo en las obras de su congregación, que continúa asistiendo a los más vulnerables en colegios, hospitales y centros misioneros.

El camino de santidad de la Madre Tránsito se basa en un proyecto de vida que ella misma delineó. La Hermana Viceconte destaca tres de los puntos de este decálogo que la mueven particularmente: “Hablen mucho con el Señor en la oración”; “Vivan llenas del divino espíritu”; y “Llevar el precioso contingente de la fe y de las buenas costumbres a los pueblos de toda Argentina”. Estas palabras resumen la esencia de su misión y su profundo vínculo con la fe. La beatificación de esta humilde mujer cordobesa, el 14 de abril de 2002 por el Papa San Juan Pablo II, es un recordatorio de que un camino de servicio, humildad y confianza lleva a la santidad.

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