Vengan, vean y síganme

martes, 17 de noviembre de 2009

 

Leemos en el evangelio de Juan en el cap 1-39 “Vengan y vean” y también en Mateo 28-19 leemos “vayan y hagan mis discípulos”. Vengan, vengan Jesús emplea varias veces este verbo y en este tiempo, imperativo no es optativo, es imperativo, vengan. Muchas veces deberíamos confesar que solemos minimizar su valor, vengan, solemos considerarlo como un verbo transitivo o auxiliar que tan solo hace de soporte a una acción principal, por ejemplo, vengan y vean parece gravitar sobre el ver y no tanto sobre el vengan, o vengan y beban parece gravitar sobre el beber y no sobre el vengan. Yo creo que hay que hacer más hincapié en el vengan, creo que el llamado del Señor a ir a El no solo no es auxiliar ni instrumental ordenado a otra acción sino que gravita de tal modo sobre su propia consistencia que agota la advocación llamado humano, nos hicistes Señor para vos, nos hicistes Señor para Ti con lo cual salta de entrada una seria enfermedad en nuestra experiencia cristiana

Hemos instrumentalizado a Cristo, ya sea como medio salvífico propio o bien de los demás. Hoy día, sobre todo esto último. Se nos a cambiado el orden causal, que es medio y que es fin, que es fin intermedio y que es fin íntimo, que es puro medio y que aún siendo medio tiene poder finalizante. Ponderar es el verbo que empleaban los antiguos para esto, adhiriendo al peso específico de las cosas en su utilidad y fricción. A ver, me explico más claro. Cuando un cristiano escucha de su maestro, como vos y como yo, ven a mi, aún libre de toda rebeldía y en franca disponibilidad al llamado, con mucha docilidad, al instante piensa y reza y le pregunta, pero, ¿para ir adonde Señor?  Sería una especie de Cristo Jesús en forma de aeropuerto o de estafeta postal donde recojo la correspondencia que consigno y envío donde eventualmente despacho una misiva de petitorio, súplica y en el mejor de los casos devolución de las labores cumplidas

Cuando el Señor diga “Vengan a Mi” el a mi no es redundante, es un modo enfático de querer subrayar que el ir hacia El es en orden a llegar hasta El. Que el movimiento del vengan, reposa sobre su persona. No es un vengan que vamos a tal parte, es un vengan sin salida, cual esas calles que no desembocan en otra. La preparación del documento de la ciudad de Aparecida en Brasil estaba atenta a esta problemática. Hablando de los primeros discípulos dice el documento de síntesis lo que luego dirá el documento final de Aparecida, “Ellos no fueron convocados para algo por ejemplo, purificarse, aprender la ley sino para alguien. Elegidos para vincularse íntimamente a su persona. Marcos 1-17 Jesús los eligió para que estuvieran con El Marcos 3-14 para que lo siguieran con la finalidad de ser de El y formar parte de los suyos. El documento final de Aparecida lo dice por activa y por pasiva en un esmerado empeño por alejarse de todo el pragmatismo que hoy es algo que domina dentro y fuera de la iglesia

Pragmatismo, ¿no? el activismo. No nos definen las obras sino el amor trinitario recibido como don, como gracia, como regalo. Se trata de acoger, ante todo, la invitación del gran mendigo del ser humano que es Dios pidiéndonos la amistad, la pertenencia como decíamos el sábado pasado. Vengan en boca de Jesús es ante todo el estremecedor pedido de un Dios vulnerable, sediento de mi y de vos, tal es su valentía que este vengan a mi llega a constituir una misión, un mandato con que el hombre Dios, Jesús envía a los seres humanos hasta Dios. El actual Papa lo dice así en su actual libro “Jesús de Nazareth” “Jesús instituye a los doce con una doble misión para que estuvieran con El y para enviarlos”  Por eso cuando a veces se usa la expresión este es un callejón sin salida, de un modo peyorativo y angustiante, como problema sin solución, en realidad no es tan así

Una calle sin salida, muy por el contrario, es bella, es serena y cuenta con una nota que no comparte con las demás calles. Nadie pasa por ella, claro, porque quien ingresa es porque busca dar con alguien de esa cuadra. Eso es hermoso. Cuando Jesús insiste, Yo soy el camino, y no se olviden que los primeros discípulos asumieron este nombre, les decían los del camino a los cristianos, tal vez quiso acentuar algo de esto colocando la verdad y la vida bien pegadas a esta nota del camino, camino que conduce al Padre pero no menos camino de reposo donde desembocan todos los demás caminos. Camino que es meta, como gusta decir San Agustín pero también como le hace decir al Señor Carl Ranner, “quien me ve a mi no solo ve al Padre y ve al ser humano, también me ve a mi” Podríamos decir que también esto es parte del realismo de la encarnación.

Permanecer en Cristo yendo a El y saliendo al mundo es como tarea y rol de todo bautizado de todo cristiano, es la prolongación de la identidad y opción del mismo Cristo Jesús quien vive en el seno del Padre y entre nosotros. El es el misionero del Padre porque es discípulo del Padre. Que hermoso, son las dos caras de la misma moneda o medalla y no menos de la misma oblea eucarística. Si, su presencia allí, la de Jesús de cara al Padre Dios y de cara al mundo constituye el ejercicio secreto y continuo de esta doble pasión de amor que también debe ser la tuya y la mía, vos como laico yo como sacerdote, vos como religiosa, como religioso, me parece maravilloso descubrirlo así. Entonces, digamos acá que desde la eucaristía Jesús nos enseña el Vengan a Mi desde la vivencia cotidiana de su propio ser discipular. Que hermoso ¿no?

El verbo vengan condensa en apretada versión, una amplia gama de verbos que pormenorizan el seguimiento como quien simplifica una pintura compleja y la expresa en cuatro trazos firmes y simples así en monosílabo ven tiene en casi todos los idiomas esta fuerza y densidad en que ofrecer de modo concentrado y puro la totalidad del complejo entramado de lo que significa hoy por hoy ser discípulo de Jesús, discípulo del maestro según este espíritu del documento final de Aparecida que está marcando el camino del tercer milenio para toda nuestra América, esa fue la idea, esa es la vertiente, ese es el espíritu. Es el verbo por excelencia del discípulado Junto a él el afamado sígueme que es la versión dinámica o móvil de lo mismo. Sígueme pues no soy un ser estancado o una meta muerta como un destino de ruta, sígueme porque soy un viviente, porque hoy hace esto y mañana esto otro

Sígueme significa que tu compromiso no es con ideas ni proyectos, con hacer esto o hacer esto otro sino con quien hoy hace esto y mañana esto otro. Sígueme a pesar del latigazo inicial en boca de Jesús, gravita internamente sobre su última sílaba, me y gravita como palabra completa ¿no? a modo de acorde final de todo itinerario. “¿No es lo primero?” Mateo 4-20 si, si ciertamente ¿No cierran los evangelios con la escena en que Jesús los manda lejos, hasta los confines del mundo? Mateo 28-19, Marcos 16-15, Lucas 24-47  Y faltaba Juan que cierra con esta música “tu, sígueme” Juan 21-22 sabiendo que no esta solo cerrando su evangelio sino todos los evangelios o como dice, con gracia, el Cardenal Newman que pronto será beatificado, aquel sacerdote anglicano, ingles que pidió ser ordenado sacerdote católico en el siglo diecinueve

Y que fue un gran hombre, una lumbrera para nuestra fe católica y que sigue siendo una síntesis maravillosa de la unidad de los cristianos y que fue ordenado cardenal en su ancianidad quien escribió esto, “quien escribe último, escribe mejor”  Y en todo esto, digámoslo de una vez, no estaba limpio y diáfano el aire y el cielo de nuestra generación eclesial. Porque fíjense, yo reitero hay un gris pragmatismo ¿saben lo que es pragmatismo? Las cosas prácticas en un sentido extremo o sea el activismo. Hay un gris pragmatismo de la vida cotidiana de la iglesia, de las parroquias, de las asociaciones, de los movimientos en el cual aparentemente todo procede con normalidad pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando con mezquindad, dice Aparecida esto citando frases de Benedicto XVI, nuestra mayor amenaza es esa, o sea esto que dije antes, el verbo por excelencia del discípulado vengan, unido al sígueme

¿Por qué sígueme? Porque te lo reitero Jesús te está diciendo no soy un ser estanco una meta muerta, no porque soy un viviente que hoy hace esto y mañana aquello pero sígueme significa que tu compromiso en tu parroquia, en tu movimiento, en tu asociación, en tu familia, en tu colegio católico no es con ideas ni proyectos sino con quien hoy hace esto y mañana esto otro o sea con Jesús, con el Maestro, con El, con El. Vengan y síganme. El discípulado puede tornarse un mero instrumento para ejercer la misión y a veces lo vemos en nuestras parroquias, capillas, movimientos, asociaciones, parece que a veces, bueno, hay que hacer algo che, hay que hacer algo, año eucarístico, hay que hacer algo, año sacerdotal, hay que hacer algo eh se viene el verano, hay que hacer algún campamento, alguna misión, hay que hacer algo. Y todas las semanas, hay que hacer algo, hay que hacer algo.

Un gris pragmatismo, un eterno semitono, le falta color, le falta vida, le falta audacia, le falta creatividad. El discípulado puede transformarse en un mero instrumento para ejercer la misión, en laicos, sacerdotes, religiosos, religiosas, obispos. Así entendido, el discípulado es la condición de posibilidad para lo que es verdaderamente importante, el anuncio, la evangelización, la misión, una suerte de academia y no de hogar. Algunos creen que hemos dado importantes pasos pues ya se a instalado en la conciencia general que no es bueno improvisar en el apostolado. Eso está bien, por supuesto, que hace falta preparar lo que vamos a decir o hacer para que salga bien. Eternas reuniones de preparación con decenas de libros y no se cuantas cosas, para que sea eficaz, te dicen, cuando lo cierto es que a veces con ello no basta si no nos detenemos con otro peso finalizante en la estación del discípulado

No alcanza con pre-pararse es urgente pararse, detenerse, aquietarse en la identidad que es pertenencia. Solo el amor es capaz de provocar este detenimiento, si un catequista, si uno que trabaja en la pastoral de enfermos, en la pastoral carcelaria, en la pastoral del duelo, en la liturgia, en la misión, en los boy scout, en la docencia católica, en lo que sea además de pre-pararse no sabe pararse, detenerse, aquietarse en la identidad del Vengan y Síganme, no va a vivir en la dinámica del amor gratuito e incondicional que hace nueva todas las cosas y las hace nuevas, atractivas, creativas, atrayentes, maravillosas, bellas, bondadosas, verdaderas. Los estados de vida no son un menú alternativo o una grilla de actividades son ante todo, lo que el término refiere, un estar, una estación en que anclar la existencia vos como laico, laica, casado, soltero, viudo, viuda, yo como sacerdote diocesano, otro como religioso, monje, monja.

Es un estado de vida pero por ahora digamos esto que en todos los estados de vida no es un estar solamente es un Vengan y Síganme. El estado no es estar, no es que se ancló la existencia allí, sino que se está en una actitud dinámica de salida constante que es la conversión. Por ahora digamos esto, que hay que purificar necesariamente la idea de pasar del Cristo academia al Cristo hogar, familia o dicho desde nuestra vereda, del cristiano funcionario al cristiano hijo en cualquier estado de vida donde se encuentre. Dice el Señor “el esclavo, hoy diríamos el empleado, el funcionario, no se queda, no permanece en casa para siempre en cambio el hijo si se queda, permanece para siempre” Juan 8-35  Los discípulos primordiales cuando recibieron el Vengan fueron y se quedaron, permanecieron. Permanecer es el aroma que destila el pertenecer. Solo el ser para El deviene en quedarse con El.

Quedarse, verbo exquisito que hoy solo alude a alguien que no prosperó, que no se realizó alguien quedado es alguien medio tonto según la sociedad. En cambio, para los místicos, el quedarse quedo, como canta San Juan de la Cruz, es la esencia profunda de la experiencia cristiana. Hoy explicar el sabor de este quedarse es casi más difícil que describirle a un ciego el color verde oliva o el rosado de la aurora. Claro, porque no es un quedarse de la chatura, de la mediocridad, del miedo, del temor, del yo no me meto, que lo haga otro, no, no, no es el quedarse del Vengan, Vengan y síganme, es un saber quedarse. En un mundo pos-modernista fragmentado, dividido, tironeado, erosionado que llama a un activismo de locos con pragmatismo sin ton ni son, sin armonía, sin equilibrio, sin belleza. Es otra cosa este quedarse. Antes de que los discípulos acogieran el Vengan a Mi hubo una mujer, María la discípula perfecta, la primera en recibir este atrayente Vengan

Podríamos hacer referencia al Cantar de los cantares en el cap 2-10 “ven, ven hermosa mía, ven” con la paradójica valencia, por supuesto de ser llamada a ir a Aquel que avanzaba hacia ella para ser recibido en sus entrañas. Por eso, tras ella, el ven que todo discípulo recibe, que significa un peculiar movimiento sobre si mismo para recibir a Aquel que viniendo y alojado nos convoca y reclama desde las propias entrañas. El discípulado de María nos pone de relieve el arco más completo del itinerario iniciado desde Dios. Ella fue elegida, mirada por Dios antes de la anunciación, antes de su nacimiento, antes de su concepción, Dios primero ve y luego viene en espejo a nuestro venir y ver. En efecto, el ver de Dios es el ejercicio mismo de su atraer. Mirándonos con amor nos atrae hacia si. Por eso cuando Dios ve provoca nuestro venir.”Antes del llamado te ví debajo de la higuera” le dirá el Señor a Natanhael Juan 1-48

Dios mira y llama, llama por la fuerza atractiva de su mirar y así nos llama a ir y ver a vos y a mi. Este es el camino que hicieron juntos Dios y María para que la Vida que era la Luz de los hombres, pudiera ser dada a luz por ella. El Padre la miró con amor y ella se dejó alcanzar por esta mirada. Gracia que llena tanto cuanto el mirado se deja mirar y se entrega de modo incondicional al Dios inclinado sobre ella. Es en este contexto que fue enviado por Dios el ángel Gabriel, pues la apertura de María, la toda dispuesta, modifica para siempre la polaridad del seguimiento. La disponibilidad a ir provoca por parte de Dios un venir y el ven se transforma en vengo y la palabra hacer pide hacerse. La virgen dispuesta a salir entiende la inversión del plan del Padre y apura su parte. ¿Qué es nuestra parte, tu parte, la mía? Nuestro todo en materia de discípulado

“He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” Lucas 1-38 hágase en mi según tu palabra, y el que partió fue el ángel no ella pues Dios había venido para quedarse. Quedarse, quedo, de los místicos. Se puede permanecer en Cristo porque este Señor tiene sustancia, suficiente para hacer gravitar el cosmos todo y la historia entera sobre la solidez y solvencia de su presencia. Permanecer es posible porque hay roca en que apoyarse, en que afirmarse, porque hay sólido basamento para soportar la existencia entera, por eso vos y yo podemos permanecer porque es gracia, misericordia, gratuidad, amor incondicional. Porque el cristianismo no es un suspirando, tendido hacia promesas por llegar o realidades por venir sino que es la posesión actual en un claro oscuro de un rostro presente. Esta es la insistencia del Papa Benedicto en su encíclica “Salvados en la esperanza” donde nos refresca que por la fe están presentes en nosotros las realidades que se esperan.

El todo, la vida verdadera, la vida eterna, vida que es un rostro y que se ofrece como fundamento, como roca, como cimiento, como base que perdura y que nadie puede quitar. La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que a de venir y que está todavía totalmente ausente. La fe nos da algo, nos da ya, ahora, algo de la realidad esperada. Esta atrae al futuro dentro del presente de modo que el futuro ya no es el puro todavía no. Este ya, ahora, aquí del cristianismo que es el ya de un rostro inmediato es lo que habilita y garantiza el rocoso permanecer tuyo y mío como discípulos y como esencia de la vida cristiana. Permanecer en Cristo Jesús, gravitados por su presencia, El es el tronco que permanece y vos y yo somos las ramas aferrados a ese tronco. Permanecer en Cristo Jesús admite sin duda ser aplicado a esa amplia gama de presencias con que la iglesia reconoce las diversas modalidades con que el Señor cumple sus promesas entre nosotros

Pero en nuestro ser discipular el ir, ver y quedarse se ejerce de un modo insustituible a los pies del Santísimo Sacramento, a los pies del sagrario, a los pies de Cristo eucaristía. Desde este centro, centro del mundo, centro de la iglesia, centro del cristiano el Señor clama, el Señor llama, el Señor ejerce su hiriente y sanante Ven a Mí, allí se está llamando a las criaturas, canta Juan de la Cruz proponiendo una suerte de presente continuo que pareciera ser el pulso vital de este sediento manantial eucarístico, pulso vital que da sentido a la acción de cada día en tu casa, en tu familia, en tu trabajo, en tu apostolado, pulso vital que prolonga la presencia de El en cada una de tus actividades, acciones, gestos, criterios. Sabemos que el ser humano de hoy es medio alérgico a los fines y tiene una adicción casi compulsiva por los medios, no solo los de comunicación, todo es medio

No hay capacidad para reposar en la finalidad de una acción aunque camine resuelto, valiente, decidido hacia ella como a su meta cuando me voy acercando y se va desacelerando mi andar cual tren entrando a la estación, Ocurre lo imprevisto, el rostro de mi fin cambia repentinamente sus serenos rasgos para cobrar el tenso color de un nuevo desafío de un nuevo medio y así, así, y así, como cuando éramos chicos y jugábamos a la búsqueda del tesoro que cada llegada se torna al instante salida rauda a un nuevo destino. Estudio para rendir la materia, rindo para poder cursar la correlativa, curso para recibirme, me recibo para ejercer la profesión, ejerzo para ganarme el pan, doy el pan a mis hijos para que puedan estudiar y así al infinito. Este girar en falso va modelando una cultura de la inconsistencia y de la inestabilidad. Ya lo decía Romano Guardini hace más de 60 años la falta de intenciones

Y aquí es donde nuestra afinación inicial debe lucirse, donde la paradoja aceitada por la analogía se ve desafiada, el ser humano tiende a Dios como su fin único, y nada más  que Dios hace de tal, solo El es el fin último. No obstante, la estructura interna con que Dios puso el camino hacia El hace que todo el ser humano merezca la condición de fin aunque respecto a que el fin último sea un medio. Claro, por ejemplo yo estudio porque es un fin pero es un fin que se transforma en un medio en relación al fin último que es la gloria de Dios. Trabajo para la gloria de Dios, hago apostolado para la gloria de Dios y el bien de mis hermanos, entonces, esto habilita la magnífica posibilidad de que el ser humano, sin falsear la cadena inevitable de medios, estudie por el gusto de lo que está estudiando, trabaje por el gusto de lo que hace y hasta coma el pan por el gusto del mismo pan y de compartir una mesa sin que a eso se le pueda llamar gula, ¿me explico?

Por eso la cultura secularista actual que lo domina todo, hace que justamente por esto que estoy diciendo, el ser humano aparezca sin horizonte trascendente ante un pasado sin relevancia y un futuro incierto y que repliegue todas sus metas sobre el diminuto instante presente, pero! A pesar de que quieren gozar el instante, el momento presente, fido dido, hace la tuya, es tal el instinto de eternidad grabado en el corazón humano que justamente, ningún poder, ningún placer, ni cargo, ningún título ni honor sacia plenamente el corazón del hombre y ahí es donde comienza la cadena trágica que hace que el ser humano posmoderno sea un ser hiperquinético, un insaciable, un frustrado, muchas veces un erosionado, un fragmentado por dentro, un desilusionado, lo que se llama hoy el hombre, la mujer zaping. Como una más de las tantas curiosidades epocales, el inmediatismo deviene o degenera en instrumentalismo

Por eso que importante que es esto de saber auscultar como Juan reclinado sobre el pecho del maestro en aquella entrañable y estremecedora escena de la última noche, la última cena Juan 13-25  este Juan que reposa sobre el pecho de Jesús como signo y señal de toda la humanidad, de todos los tiempos con todos sus conflictos y actitudes gravitando, hallando su para que. El Corazón de Jesús es la roca, auscultar sus entrañas no sirve para la nada, no es funcional. El amor de amistad es contrario a la servidumbre Juan 15-15 insiste el Señor en eso y aunque aparentemente no sirva para nada a los ojos del mundo posmodernista, pragmatista, instrumentalista, justamente es eso, el amo porque amo solo por amar de San Bernardo que ofrece aguas limpias a la amistad cristiana. Es la gratuidad que nos da libertad interior, el utilitarismo mercantilista a hecho estragos progresivos hasta lograr minar el mismísimo mundo espiritual que uno podría sospechar inmune a sus venenos

Pero no, la eficacia, la rentabilidad, lo funcional que el mercado ha impuesto como únicos criterios en nuestros tiempos, ya no están en la vereda del frente, lamentablemente también están dentro de las estructuras de nuestra iglesia, de nuestros cristianos, de nuestros creyentes. No obstante seguimos avanzando, porque en el fondo queremos y deseamos que el Vengan resuene en el corazón de cada bautizado

 

Oración final

Acá estoy Señor, delante de Ti, extiendo mis manos y abro mi corazón, me postro en tu presencia en silencio y adoración. Vengo a vos Señor mi Dios y Redentor, en tu corazón coloco mi llanto y mi dolor, en tu pecho reclino mi cabeza, quiero sentir la ternura de tu Amor. Conoces bien los caminos que recorrí, las alegrías y dolores que sufrí, mi pequeñez y pobreza pongo en vos. Confírmame el camino que elegí te entrego las incertidumbres que hay en mí. Mi corazón incapaz de perdonar, el camino que desde ahora empiezo a caminar. Mi Dios y Señor a tu hijo Jesús, maestro y pastor entrego toda mi vida y labor, los errores que cometí y todo lo que viví. Las personas que me amaron y aquellas que me lastimaron, las tareas que cumplí y todo lo que no pude hacer, te entrego los momentos de incertidumbre, de soledad y de abandono, mis lágrimas, mi silencio y el dolor de mi corazón. Recibe también mi acción de gracias por sentirme amado por vos y por muchas personas que me revelan tu amor, por las manos que me tienden con solidaridad y con anhelos de paz y de perdón. Si Señor, me confío a la intersección de María para que con ella escuche siempre tu voz y te sea fiel. Amen

 

                                                                                    Padre Rubén Francisco Bellante