18/03/2025 – En el último episodio de “Arqueólogos”, Damián Santa nos invitó a realizar un recorrido histórico para conocer detalles de una de las producciones culturales que tiene un sello propio en el país: la historieta o cómic. Desde lo que se conoce como el antecedente, en 1824 con la viñeta del padre Francisco de Castañeda, pasando por las primeras apariciones en revistas, la época dorada y un posterior período de declive, el recorrido nos permitió constatar la riqueza del país, tanto en historietistas como en la calidad de las producciones, su contenido y construcción de una identidad propia.
“La historieta como la conocemos hoy en día está vinculada a la producción periodística y a la circulación de un mercado lector que tiene que ver con el diario en la modernidad, en la segunda mitad del siglo XIX”, explicó Damián Santa, profesor y doctorando en Historia. En sus inicios, las viñetas fueron herramientas de sátira política, con publicaciones como Caras y Caretas y El Mosquito. Más tarde, en el siglo XX, la historieta alcanzó una enorme popularidad con la creación de personajes icónicos y editoriales que marcaron una época.
La llamada “Edad de Oro” de la historieta argentina (entre los años 30 y 60) vio nacer a publicaciones como El Tony, Patoruzú y Rico Tipo, que lograron una amplia llegada al público. Durante este período, los quioscos de revistas se convirtieron en puntos de acceso a un mundo de aventuras, sátira y crítica social. “Argentina, a diferencia de otros países de Latinoamérica, es un país que ha tenido una masa alfabetizada desde temprano, y la historieta va a estar vinculada al quiosco de revistas, al fácil acceso”, comentó Damián.
Sin embargo, los años 70 y 80 trajeron consigo cambios en el mercado. La llegada de la televisión y el auge de la historieta extranjera, sumado a crisis económicas, pusieron en jaque a la producción nacional. A pesar de esto, surgieron propuestas innovadoras como Fierro, Humor y personajes inolvidables como Clemente, que lograron mantenerse en la memoria colectiva de los argentinos.
Uno de los hitos más importantes de la historieta argentina es, sin dudas, El Eternauta, obra de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Más allá de su trama de ciencia ficción, la historia representa una metáfora de la lucha colectiva. “El héroe no es individual, el héroe es colectivo. Nosotros no tenemos una tradición de superhéroes, sino de personajes que se enfrentan a sus miedos y encuentran aliados”, agregó Damián.
Hoy en día, la historieta argentina sigue viva, aunque enfrenta nuevos desafíos. Con la globalización, muchos artistas trabajan para mercados extranjeros, y las nuevas tecnologías han cambiado los hábitos de consumo. Aun así, su legado perdura, recordándonos que la historia de la historieta no es solo un vistazo al pasado, sino una invitación a imaginar y construir el futuro.
Para escuchar la nota completa accedé al video del inicio