Virgen de Luján: Ella quiso quedarse con nosotros

lunes, 8 de mayo de 2023
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08/05/2023 – En la fiesta de la Virgen de Luján, compartimos en evangelio San Juan 19, 25-27. Jesús entrega al discípulo amado a su Madre; le dice “Mujer, aquí tienes a tu hijo”, y le dice el discípulo, “aquí tienes a tu Madre”. Y aquí, dice el texto, “el discípulo la hizo suya”.

“Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. 26.Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27.Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.”


Juan 19, 25-27




En Luján hubo un gesto de la Virgen y hace bien recordarlo: en 1630 una pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción, se quedó. Iba a otra parte la caravana, pero la Virgen provocó la parada. Casi podríamos pensarlo como un eco de todos los tiempos del pueblo argentino, en medio de las búsquedas de caminos de esperanza diciéndole a María como los discípulos de Emaus a Jesús: “quédate con nosotros”

Desde ese momento en Lujan hubo visitas, peregrinaciones, encuentros con la Virgen peregrina y conversadora con las penas del pueblo en camino. Desde ese momento la Patria tuvo madre. La imagen, al principio, estaba en una taperita, después una iglesia… y hoy la Basílica tan linda y tan cuidada.
En Lujan aprendemos a detenernos y recibir vida. En Lujan junto a la Madre de Jesús vamos a descansar, a confiarle la vida de otros, la vida que muchos fueron cargando en la peregrinación, en el silencio y la oración por el camino. Aquí el pueblo sencillo y creyente de nuestra patria fue creciendo también en algo tan característico del lugar: la solidaridad y la fraternidad. Y con este modo simple, de encuentro y silencio armó nuestra Madre el santuario Casa de los argentinos. La Patria, en Lujan , creció con la Virgen; la Patria aquí tiene a su madre.


Aprendimos a confiar y a descansar en ella


¡En esta su Casa de Luján cuántos vamos a cumplirle promesas o a confiarle nuestra necesidad, dolores o problemas! Por el templo anterior a la Basílica, cuando la Patria empezaba, pasaron San Martín y Belgrano al principio y al final de sus campañas. Pasaron ellos, como muchos, en medio de la gloria, y cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza. Sabían que la Patria tenía Madre.
Hoy es su fiesta, al celebrarla a Ella que recoge las visitas y las oraciones de los hijos, le pedimos aprender a ser como Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros.

Queremos aprender a cuidarnos


En este lugar tan santo, lleno de fe y esperanza, pedimos hoy a la Madre que cuide a nuestra Patria. En particular a aquellos que son los más olvidados, pero que saben que aquí siempre hay lugar para ellos. Así fue desde el principio: la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan… pero aquí sí que son tenidos en cuenta. Por ello a los hijos de la Virgen de estas tierras nunca les falta la protección de nuestra Madre.


Lujan un signo

En Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy a rezamos en esta fiesta de la Virgen, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una madre. No tenemos derecho a aguacharnos, a bajar los brazos llevados por la desesperanza. Recuperemos la memoria de esta Patria que tiene madre, recuperemos la memoria de nuestra Madre. Miremos a la Virgen y pidámosle que no nos suelte de su mano. Gracias Madre por quedarte con nosotros.

No nos sueltes tu mano


“Madre queremos una Patria para todos”. Que todos tengan cabida. Que no haya “sobrantes”, excluidos ni explotados.

Que esta Patria para todos nos consolide como hermanos en la herencia patriótica de nuestros mayores. Que nadie sea despreciado.

Que no crezca el odio entre nosotros. Que el rencor, ese yuyo amargo que mata, no eche raíces en nuestro corazón (cfr. Hebreos 12,15 ).

Madre queremos una Patria renovada en la fraternidad; Madre, queremos una Patria para todos.

Y como en tantos otros años te pedimos: no nos sueltes de tu mano, sabemos en quien pusimos nuestra confianza.

Fuente: Jorge Mario Bergoglio s.j 3 de octubre de 2010 Card.

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