Vivir la Pascua con María

lunes, 1 de junio de 2009
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PASCUA es, para el cristiano, la profunda certeza de la cercanía de Dios y su intervención en la historia de la humanidad.
Nuestro Dios es un Dios tan próximo que se hace uno de nosotros tomando su humanidad de las entrañas purísimas de MARIA.
María, que fue asociada profundamente a la obra salvadora de Dios continúa en la historia su Misión de intercesora, medianera y co-redentora.
Ella nos lleva a Jesús porque es la primera evangelizadora que con su acción y su intercesión nos acompaña en nuestro camino de Fe.
María escuchó la voz de Dios y pronunció un sí generoso y fiel, Ella nos ayuda también a nosotros a abrirnos a la acción de Dios en nuestra vida. El sabe lo que nos hace falta, sabe de nuestras luchas, de nuestros esfuerzos para ser mejores, solamente El conoce a fondo nuestro corazón y por eso solamente El puede comprendernos en profundidad. El nos dirige su Palabra que es para nosotros, como lo fue para María, alegría, gozo y paz.
Cuántas palabras vacías escuchamos y pronunciamos cada día, qué bueno sería si hiciéramos un poco de silencio, como Ella, para escucharlo a El. A veces tenemos miedo al silencio, tal vez porque tenemos miedo de encontrarnos con nuestra propia verdad o con nuestro vacío interior.
Pidamos a María, en esta Pascua, nos ayude a transitar este camino espiritual. Ella no le tuvo miedo a Dios y a su Proyecto, le dio su sí, se arrojó en sus brazos, se abandonó, se confió, se dejó invadir por su Misterio y aceptó todos los riesgos que ese Misterio le exigía. Ella amó sin medida, pero también se dejó amar, fue dócil a su acción y así Dios pudo realizar en Ella "grandes cosas".

ORACION:

"Jesús Resucitado, en esta Pascua ponemos en tus manos nuestra vida, nuestros deseos más profundos, nuestros miedos, nuestras inseguridades todo te lo ofrecemos por medio de María.
Ayúdanos a abandonarnos, como Ella, a confiar como Ella, a entregarnos, como Ella. Danos un corazón como Ella para que nos llene de pureza, para que nos limpie y nos sane, para que nos enseñe a orar, a esperar, a sufrir.

María, Madre de nuestras esperanzas, Reina de nuestra vida, Señora de nuestros anhelos profundos, a Ti venimos confiados, porque estamos seguros de tu amor de Madre, porque sabemos con certeza que jamás nos abandonarás. En tus manos ponemos nuestras preocupaciones, nuestras cruces, nuestras angustias, nuestras alegrías.
Te encomendamos a todos los seres que amamos y por quienes queremos rogar ahora; nuestros familiares, nuestros amigos y también nuestros enemigos. Tenemos la plena seguridad que Tu escucharás nuestras súplicas y desde ya creemos firmemente en que todo lo que pedimos a Jesús por tu mediación El nos lo concederá. Gracias Madre por tu Amor !

                                                                                                               Amén

HNA. MARTA BIDONE HMA.