Voces Para la Paz

martes, 29 de noviembre de 2011
El siguiente relato no es un simple cuento, es la realización de uno de sus innumerables proyectos solidarios:

En un lejano país de América, que se llama Ecuador, vivían más de 5.000 personas que estaban separadas del resto de los pueblos cercanos por un gran río. Hace más de 100 años, los abuelos de esas personas construyeron un puente por el que solo podían pasar carros y personas, pero no podían llegar mercancías porque el puente estaba muy viejo y no aguantaba el peso de un camión.

Esas miles de personas estaban olvidadas de todo el mundo, nadie se ocupaba de ellas. Cuando la gente enfermaba, no recibía asistencia porque no podía llegar el médico a los pueblos, el puente no aguantaba el peso de su vehículo. Los niños no podían ir a la escuela porque por el puente no podía pasar el autobús escolar. Los campesinos no podían llevar y vender los productos del campo a los mercados para conseguir dinero porque no podían transportarlos para pasar el río.

Cada vez eran más pobres, la gente moría por enfermedades que en otras circunstancias tenían fácil solución, los niños no tenían cultura, el analfabetismo y la ignorancia daban paso a explotación y maltrato infantil y de género ….y todo esto, porque no había un puente que aguantase el peso de autocares, camiones y coches. Nadie hacía nada. La gente se acostumbró a vivir pobre, enferma, sin cultura y con hambre. Muchas veces ocurre que las personas nos conformamos con las cosas malas que nos pasan y no intentamos poner remedio a los problemas.

La solución para esas personas era construir un puente moderno que aguantase el peso de los vehículos y por el que pudiesen llegar a esos pueblos los médicos, los maestros y los alimentos. Un puente de vida y de paz. Cuando la gente tiene salud y cultura, puede trabajar y tener nuevas ilusiones y, sobre todo, libertad.

De lo que les pasaba a estas personas en Ecuador se enteraron un grupo de amigos. Esos amigos eran músicos y decidieron poner remedio a esa situación. Unos eran profesores de orquesta y otros eran cantantes que formaban un gran coro. El nombre de esos músicos es “Voces para la Paz” (Músicos Solidarios).

Estos músicos querían dar un concierto para conseguir fondos y poder construir un puente, pero la gente les decía, “no merece la pena que hagáis el concierto, es mucho trabajo y será imposible construir ese puente. Hace falta mucho dinero y no lo lograréis”. Ellos no dejaron de trabajar hasta poder dar ese concierto, pero además, quisieron demostrar a todo el mundo que, para hacer las cosas, es suficiente con tener ilusión y saber “hablar con el corazón”.

El concierto se dio  y la última obra que interpretaron en ese concierto se llamaba “Alma Llanera” y ellos, los músicos, hicieron algo muy especial. Se trataba de demostrar  al público, y a todo el mundo, que “con corazón e ilusión”, muchas cosas que parecen imposibles se pueden conseguir. Entonces ocurrió que apareció en el escenario un pequeño grupo de personas que se colocó en el centro del gran coro, el director atacó la obra y la música empezó. El público no lo podía creer, el pequeño coro estaba formado por personas mudas, y estaban cantando, pero, ¿cómo podían cantar?, pues con las manos y con el corazón. El público no lo podía creer. Se recaudó tanto dinero en ese concierto que estos músicos pudieron hacer ese puente que llevaría libertad a esas 5.000 personas en Ecuador.

Cuando las cosas se hacen con ilusión podemos lograr objetivos que nunca hubiésemos podido imaginar.

Aquí tenéis la prueba de este pequeño cuento.