01/03/2022 – “Algunos ansiosos, otros con miedo, otros con alegría…hay tantos estados de ánimos como niños esperando el regreso a la escuela. Comienza un nuevo ciclo lectivo y nuestros hijos van a necesitar de todo nuestro apoyo. Además de chequear que tengan barbijo, alcohol en gel y los útiles escolares…debemos chequear su estado emocional. En este nuevo comienzo de clases, con revisar solo la mochila, no alcanza.”
La especialista en educación y crianza, Laura Lewin, vuelve al aire de Radio María para seguir brindándonos herramientas y consejos para la guiar a nuestros hijos. En esta oportunidad Laura nos regaló diversos consejos para padres para tener en cuenta en el inicio de clases.
Estado emocional Sin seguridad emocional es muy difícil aprender. Un niño que se sienta solo, que tenga miedo de no poder hacerse de amigos, que tenga miedo de haberse atrasado el año pasado y no estar a altura de sus compañeros, o que esté demasiado nervioso, no podrá aprender tanto como alguien que esté confiado y tranquilo. Debemos asegurarnos que los chicos están emocionalmente tranquilos para que puedan aprender. Un poco de ansiedad, es absolutamente normal. Tener diferentes emociones al mismo tiempo (un poco de miedo, un poco de ganas y un poco de preocupación) también es normal. Ahora, si esta ansiedad o angustia se prolonga en el tiempo, será oportuno de conversarlo en la escuela o con algún profesional.
La opinión de los padres Si los padres están contentos con la escuela, seguramente también lo estarán los chicos, y podrán disfrutar de este regreso a las aulas y del reencuentro con sus compañeros y docentes. Si el mensaje en casa es desalentador: “seguro que vuelven a las burbujas pronto”, o “más vale que aprendas o ya vas a ver”, o “no puedo creer que te haya tocado esa maestra. Qué barbaridad!”, es muy probable que los chicos padezcan este regreso. Será cuestión de comenzar a cuidar nuestro lenguaje en frente a ellos.
La comunicación Desarrollar una buena comunicación hará que nuestros hijos puedan tener la confianza necesaria para compartir lo que les sucede y que podamos ayudarlos.
Una buena manera de conectarnos con ellos es estar dispuestos a escuchar y observar: desde cambios de estados de ánimo, que estén más conversadores o menos conversadores que de costumbre, que duerman más o menos que lo habitual, entre otras conductas, actitudes o comportamientos, nos da la pauta de que debemos contenerlos. Para eso es necesario generar las condiciones para poder conversar. Debemos elegir el momento adecuado, que desde ya, no será cuando estén entretenidos en algo que les guste, pero sí, alentar alguna salida o actividad que propicie la charla.
Crear una rutina Ofrecerles a los chicos una rutina con horarios y un cronograma los ayudará a planificar y a organizarse. Las rutinas- especialmente para los más chicos- dan un sentimiento de familiaridad. Poner límites, sanos, cálidos, pero firmes, cuando la situación lo amerite, los ayudará también en esta nueva transición- desde la hora de levantarse, estar preparados para la clase, acostarse, asearse, jugar, etc. Podemos ayudarlos también a armar sus mochilas, a generar un espacio en donde puedan hacer los deberes cuando vuelven de la escuela, permitirles elegir algunos útiles, y no nos olvidemos lo más importantes: conversar con ellos cuando regresen de la escuela y preguntarles qué aprendieron de nuevo, qué los sorprendió, a quién ayudaron, quién los ayudó, con quién jugaron, qué fue lo que más disfrutaron del día, y todas aquellas preguntas que conduzcan a una conversación. Los chicos deben sentir que nos preocupamos por ellos y que estamos orgullosos de sus logros.
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