“Yo soy la puerta de las ovejas”

lunes, 22 de abril de 2024
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22/04/2024 – En el Juan 10,1-10 Jesús dice “𝘺𝘰 𝘴𝘰𝘺 𝘭𝘢 𝑝𝘶𝘦𝘳𝘵𝘢, 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢 𝑝𝘰𝘳 𝘮í 𝘴𝘦 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘳𝘢́”. Él es esa puerta que se abre delante de nosotros y nos trae ese escenario de esperanza que tanto necesitamos.

En aquel tiempo dijo Jesús: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es el ladrón y bandido. Pero el que entra por la puerta del pastor de las ovejas, a este le abre el guardián, y las ovejas atienden a su voz, y el va llamando por el nombre a sus ovejas, y las saca fuera. Cuando sacando todas las suyas, camina delante de ellas y, las ovejas lo siguen porque conocen su voz. A un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús le puso esta comparación, pero ellos no entendían de qué les hablaba, por eso añadió Jesús: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas, todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos, pero las ovejas no los escucharon, yo soy la puerta, quien entra por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos. Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundantemente”. Juan 10, 1-10

Salir de la ceguera para encontrar la puerta.

Un discurso dirigido a los judíos y fariseos. Ese discurso, que va del verso 1-10, están marcado por un episodio milagroso, un signo dirá Juan en su evangelio, el de la curación del ciego de nacimiento, que se narra en el capítulo 9, y por la referencia al mismo en el verso 21, esas palabras dice el verso 21 del capítulo 10, no son de un endemoniado.

Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos. Esta expresión cierra, la disposición de nuestro pasaje en el contexto inmediato del evangelio. Juan 9, Curación del ciego de nacimiento. Juan 10, 1-10, Yo soy la Puerta, Juan 10, 11-18, Yo soy el buen Pastor, Juan 10, 19-21, referencia a la curación del ciego y a liberar de cualquier concepción falsa la persona de Jesús. El no es un demonio, un demonio no puede curar la ceguera.

Quizás podríamos preguntarnos la importancia que puede tener que nuestro evangelio esté enmarcado en el episodio del ciego, pero es que tanto en el capítulo 9, como en el capítulo 10, Juan, la ceguera es el símbolo de la falta de fe de los fariseos, de su incapacidad de comprender y de su rechazo y resistencia a lo que Jesús viene ha revelar. En el capítulo 9, Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo”. El ciego de nacimiento es curado, y cree en Jesús. Los fariseos por el contrario, resultan ser los verdaderos ciegos incapaces de creer, no pueden ver. El ciego ve, los que ven no ven.

Esta contradicción pone a la luz que Jesús ha venido a traer una nueva manera de leer la realidad. En el capítulo 10, Jesús dice: “Yo soy la Puerta”, “Yo soy el buen Pastor”, pero se dice que los fariseos no comprendían. Como ya había aparecido esto en el capítulo 6, 6 de Juan, y como se repite a lo largo de todo el evangelio. Incluso piensan que está loco Jesús.Es más lo creen poseído por un demonio. No creen. Continúan estando ciegos. Es a esos personajes faltos de fe, judíos y fariseos, a quienes Jesús dirige la palabra de nuestro evangelio de hoy. En los versos 1,5, pone una comparación que los dirigentes judíos no entienden. Por eso en los versos, 7 y 10 Jesús tiene que explicarla. En qué consiste esa comparación, en primer lugar, en los personajes que aparecen en el verso 1 y 5, ovejas, ladrones, bandidos, pastor y portero.

La puerta y el Pastor

Qué personas están simbolizándose en estos personajes, para poder entender este mensaje bastante simbólico y profundo y concreto, al mismo tiempo con el que Jesús se comunica, hay que leer el conjunto del mensaje de Jesús en el evangelio de Juan, y eso nos va ha permitir penetrar en la comprensión de los personajes que simbólicamente esta representado y, entender a que se refiere Jesús cuando habla de ovejas, ladrones, pastor, portero, bandidos. Quienes son. Lo intentemos descifrar juntos. Jesús nos invita a salir de la ceguera y a curar nuestra vista para poder ver la puerta.

Es Jesús mismo por donde se entra y se sale en libertad, por donde la vida se nos llena de luz y alegría, por donde encontramos lo que estamos buscando. No andemos más a tientas, abramos los ojos de la fe, renovémoslo en ella y aprendamos a descubrir la puerta. La puerta puede ser un vínculo perdido, puede ser una oración en la que el Señor te está llamando a escuchar su voz. Puede ser el encuentro sostenido a la mañana, en 10 minutitos con la palabra en la que el Señor sale a tu encuentro.

Puede que sea una sorpresa con la que Dios te tenga preparado y te diga “Estate atento porque quiero hablarte, estoy a la puerta y llamo”. El Señor está cerca, es más, dirá San Agustín y lo dirá también San Juan de la cruz, está dentro de nosotros, el que está escondido. Nos abrimos a su presencia, manifiestamente escondida dentro de nosotros que como dirá Juan, es un manantial que brota de nuestro corazón. Lo recibimos. Dónde está esa puerta que te está invitando al encuentro con Jesús. Dónde vos ves que se te abre una puerta para ir hacia delante, a lo que estás buscando. Trata de agudizar tu mirada. Hay un poco de sombra, de neblina, pero está ahí la puerta. Cómo se llama la puerta que te lleva al encuentro de Jesús. Empezamos a abrir puertas que nos llevan al encuentro con Jesús.

El canto del final nos abre la puerta a la ternura cuando nos dice que ha sido en el canto materno donde hemos sido acunados en el comienzo de la vida, sin duda allí es cuando mas se abrió para nosotros la puerta de la vida, saliendo de ese lugar tan seguro y confortable que es el vientre materno, estar acunados en las manos de nuestras madres, ha sido un modo de ver abrirse la puerta de la vida para nosotros.

Pero hay otras puertas que también se abren, la puerta de la sonrisa, la alegría de las personas que nos alegran con su presencia, la puerta de la esperanza en los que ponen certezas en el corazón, en medio de tantas incertidumbres, de un tiempo de cambio, en un cambio de época, la puerta de la fortaleza en el medio de la lucha, la puerta del gozo cuando la angustia nos quiere ganar por dentro, cuantas puertas se abren delante de ti y a cual vas a seguir, en todas ellas está Jesús y si sabes mirar con agudeza y esta muy cerca de ti, estamos intentando descubrir puertas que se nos abren.

Solemos decir a veces, se me cerró la puerta, estamos ciegos cuando decimos así, muy cerca nuestro, el Señor que es la puerta, dice el evangelio, nos ha abierto mas de una para que encontremos lo que El nos quiere regalar, el don y la gracia de la felicidad.

Puertas que queremos descubrir como abiertas delante de nosotros, cuando parece que todo se nos cierra, puertas que se abren.

Decíamos, vamos a ir encontrando las distintas figuras que aparecen a lo largo del evangelio de hoy para entender de quién está hablando Jesús, cuando habla por ejemplo de las ovejas, sin duda está representando al pueblo de Dios y a los discípulos en particular.

En el antiguo testamento como en el nuevo testamento, el pueblo es el rebaño de Dios, porque esta figura, porque la agreste geografía a la que pertenece el pueblo de Dios y a donde Jesús a nacido, la figura del pastor es una figura muy cercana a los paisajes que allí se contemplan, entre las montañas, las praderas y los caminos, siempre se percibe un pastor guiando a sus ovejas e Israel se ha descubierto un nuevo pueblo de Dios también, como así bajo la mirada de Dios, cuidado, custodiado, conducido de la mano a los mejores lugares, a los mas reconfortables, expulsando a los que intentan atacar al rebaño.

En los salmos y en los textos de los profetas esto queda reflejado, por ejemplo en el salmo conocido por nosotros, el salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace recostar”. El salmo 99 también, “Debes saber que el Señor es Dios, que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño”. En el salmo 79 también reza así, “Pastor de Israel, escucha, tu que guías a José como un rebaño”. El texto más conocido es el del profeta Ezequiel, 34,11 dedicados a los pastores de Israel, que en lugar de cuidar el rebaño, se apacientan a si mismo por lo que les dice Dios, “aquí estoy Yo, Yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él”.

Quienes son los pastores en Israel, los reyes, de hecho el primer rey en Israel, es David, un pastor perdido entre las ovejas por las que está velando en medio de su pueblo. Este pastor, David, es el que después inicia todo un proceso de reinado en Israel, y las figuras de los pastores queda bastante mal parada, el mismo David, en su momento, con su pecado de mandar al frente a Urías para ser matado cuando él ha tenido relación con la esposa de la cual nace el futuro rey de Israel, Salomón, el rey de la sabiduría.

Esta condición de no estar a la altura por parte en Israel de los reyes, ha hecho que Dios asuma Él la promesa de ser el pastor de su pueblo.
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En el nuevo testamento, el pueblo simbolizando por el rebaño, aparece en la parábola de la oveja perdida, en Lucas 15, 4-7 , y en otras referencias de los evangelios en los que se dice que Jesús sentía compasión de la gente porque se encontraban perdidas, como ovejas que no tienen pastor, en Marcos 6, 34, y en Mateo 9, 36, en donde después Jesús aparece multiplicando los panes, enseñando largo tiempo y dándoles de comer a su pueblo con lo cual, se muestra claramente aquello que en Evangeli Nuntianti, dice Pablo VI, que el proceso de evangelización supone sí o sí el camino de la promoción humana.

No basta sólo con proclamar la palabra, sino que es necesario el compromiso de caridad que nos ponga al lado de los que más necesitan. El 80% del evangelio dice el cardenal Martín, tiene que ver con la promoción de las personas, y un 20% se lleva el discurso de Jesús que explica aquel acontecimiento de cercanía de compromiso de Dios por el amor a su pueblo.

Los ladrones y bandidos

Intentamos descubrir a quién se refiere Jesús cuando habla de ladrones y bandidos, son los que no entran por la puerta, los que juegan a las escondidas, no tienen que ver con el pastor que entra y sale por la puerta.

Quines son los ladrones y bandidos de los que habla el texto, Jesús se está refiriendo a los fariseos y dirigentes judíos en general, los dirigentes son ladrones porque explotan al pueblo, en lugar de servirle y conducirlo a Dios.

Son también bandidos, bandido es el que usa la violencia, como ellos la usan con Jesús, con sus seguidores, hasta tal punto de darle la muerte.

Como lo usaban ya con quienes adherían a Jesús, expulsándolo de la sinagoga, como lo habían usado antes sus antepasados, dice Jesús y lo hicieron con los profetas, de otro tiempo.

El pastor es Jesús, cuya voz reconocen y escuchan sus ovejas, El va delante de ellas, como pastor y maestro y sus ovejas le siguen.

Las ovejas, hemos dicho que somos los discípulos, el nuevo pueblo de Dios, estos no conocen y no obedecen otra voz ni a otro maestro ni a otro pastor distinto de Jesús, porque los escribas y fariseos quieren ser pastores y maestros del pueblo y Jesús dice que solo hay un maestro, Cristo, que ha venido a aprovecharse de la gracia del Padre para guiar a su pueblo, sirviéndolo y dando la vida por El.

Esta imagen que Jesús usa para hablar de si mismo, es está a la que vamos encontrando en el compartir nuestro, la puerta que tiene figuras diversas, hemos visto recién en un golpe de vista en los mensajes que uds. ya están poniendo, que puede ser esperanza, alegría, gozo, paz, providencia.

Es tan amplia la puerta de Jesús que tiene colores tan diversos, como diversa es la manera de hacerse El a nuestra necesidad y salirnos al cruce para abrirnos la puerta, donde parece que todo está cerrado.

Por El se entra a un ámbito de salvación, de libertad, de vida, que ni las instituciones judías ni sus dirigentes podían dar.
Ellos habían cerrado las puertas.

Fíjate lo que dice Jesús de si mismo, “yo soy la puerta, si uno entra por mi estará a salvo”, entrar a Jesús es acercarse a El, entrar por Jesús es conocerlo a El, es creer en El, es amarlo es seguirlo, es guardar su palabra, vivir desde dentro de Jesús, sentir, pensar, actuar, elegir desde Jesús.

En Jesús quedamos a salvo de todas las amenazas de nuestra vida y sobretodo de aquella que atenta generándonos temor y miedo, el pecado, la muerte.

Jesús dice, por esta puerta se entra y se sale, encontrando pastos, alimento, paz, sosiego, en el encontramos el alimento que necesita nuestra sangre. No es otra que su sangre, su carne, su palabra, El es el alimento, Jesús, el buen pastor.