El 30 de diciembre del 2004 parecía una noche normal de Buenos Aires. El martes30 de diciembre de 2014 se cumplieron 10 años del incendio del boliche Cromañón que marcarían esa jornada como una de las tragedias no naturales más grandes de nuestro país. Cientos de jóvenes asistieron esa noche al boliche que se encontraba repleto al momento que la banda Callejeros, que perfilaba como una de los nuevos conjuntos que marcarían la historia de nuestro país, subió al escenario. 194 personas murieron esa noche y más de mil resultaron heridos en una noche donde los festejos de año nuevo quedaron opacados por una de las historias más tristes que se vivieron en el país.
A 10 años de la tragedia Jonathan compartió en los micrófonos de Radio María Argentina su testimonio sobre lo sucedido.
Junto a 6 amigos asistió esa noche a disfrutar de una fiesta para fin de año. “Todos tiraban bengalas, petardos algo que supuestamente era normal por más que nos habían pedido que tuvieramos cuidado. Todo siguió normal, y en la primera canción (de Callejeros), a mitad de la canción todo se corta de golpe y cuando levanto la mirada veo que una bandera se estaba quemando y todos empezaron a correr” relató Jónathan.
A partir de ahí el joven narra el drama que vivieron en esos minutos: desesperación, lágrimas y gritos buscando socorro. “Sentí que me moría, era desesperante, la oscuridad del humo lo cubría todo, apenas si veías la silueta de tus manos. Logré cruzar la barra donde estaba, algunos se morían de lo drogados que estaban, otros caían muertos de borrachos.” contó.
“Me resigné a morir y Dios me salvó”
“Antes de pequeño iba a una Iglesia evangélica y algo que me había quedado era mi abuela que decía que no hay que esperar hasta último momento para pedir ayuda a Dios. (…) Me merezco lo que estoy viviendo. Recordé cómo en mi juventud lo maldecía por todo lo que vivía, pero pedí que no desampare a mi familia, y pedí perdón por todas las cosas que hice.
Me resigné a morir y le dije “bueno Dios por favor no desampares a mi familia. Encomiendo mi espíritu en tus manos y gracias por la vida que tuve”. Quedé ahí, me apoyé en la barra donde estaba esperando morir”. Allí recordó haber escuchado o leído que en los incendios se muere más por la asfixia que por quemado. “Reduje la respiración al mínimo. Después escuché que me pedían ayuda pero no podía ayudar a la chica porque estaba perdido, asi que le hablaba para que no quedara inconsciente. Y dijo “Dios ayudame” como últimas palabras. Y ahí la busqué, la agarré con la poca fuerza que tenía y caminamos arriba de un montón de gente. Caminar ya fue de Dios, de otra manera no hubiera podido salir” relató el sobreviviente. “Dios si tenés algo distinto para mí sacame de aca” comentó Jhonatan que escuchó decir a otra sobreviviente.
Lo más loco es que cuando reaccioné en el hospital, una mujer me dijo “¿Ves? no hay que pedir ayuda a Dios en el último momento”. (…) Ahora me siento enamorado de Jesús porque me salvó la vida, es alguien que hace algo especial por vos y vos ¡guau! nunca me imaginé que era valioso para Él. Hoy no puedo evitar al ver pibes que van a bailar en el colectivo decirles, contarles lo que me pasó a mí. No sé cómo decirles que Jesús es real, que hay una persona que murió y que se muere por tener un encuentro personal con cada uno, indicó Jonathan.
Por último, reflexionó “Dios metió la mano en la basura por mi vida. La clase de vida que yo llevaba era muy desordenada y ver que ahora me restaura y a mi familia es increíble. Eso no lo hace uno mismo sino que es Dios.
Fuente: Radio María Argentina