La alegría verdadera viene de Dios y esa es la alegría que alienta, que contagia.Una sonrisa abre puertas, invita al diálogo, a mirar las cosas de la vida con optimismo recordando que luces y sombras componen muestra existencia, y que la luz puede más que la sombra.El apóstol San Pablo nos repite en sus cartas: ” Sean alegres” porque “Dios ama al que da con alegría” (2° Cor 9,7).Ojalá que podamos ser signos de Paz y de Alegría en nuestro ambiente.Al menos aprendemos a Sonreír, recordando que una sonrisa no cuesta nada y sin embargo lo puede todo.
Extraído de Palabras de AlientoDe Cecilia PreziosoBs. As., Ediciones Paulinas 2008