Somos la tierra

viernes, 30 de enero de
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Somos la tierra donde Dios siembra las semillas del Reino.
Somos la tierra donde Dios hace germinar las semillas del Reino.
Somos la tierra donde Dios hace crecer las semillas del Reino.
Somos la tierra donde Dios va haciendo tallo y espiga el Reino.
Somos la tierra donde Dios, algún día, celebra la siega del trigo de su Reino.

Todos nos sentimos autores de infinidad de cosas.
Todos queremos que las cosas lleven nuestra firma.
Y sin embargo, el Reino de Dios lleva la firma de Dios.
El es quien siembra y quien hace crecer.
El Reino de Dios se nos da en semilla.
Es en cada uno de nosotros que esa semilla está llamada a brotar y crecer y dar fruto.

Somos autores de muchas cosas.
Pero Dios es el autor de la gracia que siembra en nuestros corazones.
Nosotros hacemos grandes cosas.
Pero es Dios el autor que siembra en nuestros corazones las semillas del Evangelio.

Nosotros firmamos muchas cosas.
Pero es Dios quien se siembra en nuestros corazones.
Es Dios quien va creciendo en nuestros corazones.
Pero es Dios quien estampa su firma en la santidad de nuestras vidas.

La fuerza de la gracia crece callada y silenciosa dentro de nosotros.
La fuerza del Bautismo crece callada y silenciosa dentro de nosotros.
La fuerza del Reino crece callada y silenciosa dentro de nosotros.
Puede que, con frecuencia, no percibamos esas semillas que llevamos dentro.

Puede que, con frecuencia, no percibamos la obra de Dios dentro de nosotros.

Puede que, con frecuencia, no percibamos que Dios se va haciendo grande dentro de nosotros.

Hasta que un día estalla esa semilla y comenzamos a darnos cuenta de que algo se mueve dentro.

Hasta que un día comienza a crecer y nos damos cuenta de que alguien estaban dentro.

Hasta que un día comenzamos a sentir habitados por dentro.
Hasta que un día comenzamos a sentir que también nosotros estamos siendo ese Reino que comenzó en silencio allá en el fondo del alma.

Muchos que creían vivir por sí mismos y no necesitaban de Dios comienzan a sentir el cosquilleo interior de una vida que estaba allí y no la sentíamos.
Muchos que incluso vivían negando a Dios, comienzan a sentir que algo se está despertando dentro de ellos.

Muchos que vivíamos una vida vulgar y ordinaria, comenzamos a sentir que hay algo más, que hay nuevos horizontes que no veíamos.
Y corazones que parecían apagados, comienzan a latir movidos por la gracia que actuaba dentro.

Y comenzamos a cambiar.
Y comenzamos a crecer espiritualmente.
Y comenzamos a tomar nuestra vida en serio.
Y comenzamos a tomar conciencia de que una fuerza interior nos está cambiando.

Esos que llamamos los “grandes convertidos”, ya llevaban dentro las semillas de Dios.

La conversión se da, el día que esas semillas brotan y hacen estallar nuestras vidas.

Porque la semilla sembrada en la tierra tiene fuerza por sí misma.
Porque la semilla sembrada en nuestro corazón se despierta aunque nosotros estemos dormidos.

Es el misterio de Dios en nosotros.
Es el misterio de la gracia en nosotros.
Es el misterio del Reino en nosotros.
Es el misterio del Evangelio en nosotros.
Es el misterio de la santidad en nosotros.

Puede que nosotros no nos enteremos.
Pero la gracia, como la semilla, está ahí hasta que un día se despierta y nos despierta.

Clemente Sobrado C. P.