Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
Una vez relatado el martirio de Juan Bautista que escuchamos ayer Marcos relata que volvieron los apóstoles a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús se da cuenta de que lo que más necesitan en ese momento es un poco de descanso junto a Él, para reponer fuerzas y revisar su actuación. Ese es el plan que les propone. Solo que las necesidades de los pobres, son más urgentes que el descanso de los misioneros.
A la luz de la actitud de Jesús con sus discípulos y con la muchedumbre es que te invito a que podamos asumir uno u otro lugar.
A veces venimos de las experiencias de anuncio intensa y el Señor nos quiere regalar un momento de descanso, en el que decante la obra que el Padre ha realizado a través de nosotros como instrumentos. Qué bueno dejar que el Señor nos invite a estar con Él a solas, aunque sabemos que no se concretó dada la necesidad de la multitud pero aún así es valioso dejarnos invitar por Él.
Lo segundo la actitud de Jesús con la muchedumbre de la que se compadece y con la que se queda largo rato. Esto debería inspirar en nosotros el aprender a postergar muchas de nuestras ansiedades para socorrer necesidad ajena. Cuántas veces alguien empieza a contarnos algo y nos lo sacamos de taquito, no queriendo renunciar a un instante de mi tiempo, sabiendo que el otro lo necesita. Que fuerza la acción de Jesús que posterga su descanso y el de sus amigos para estar con quienes lo buscan.
Podríamos pensar en casa, en vacaciones, en el barrio o tantos otros lugares cuando alguien se me acerca: ¿qué hago? Me mueve la compasión a la manera de Jesús.
Jesús nos ha hablado en su Palabra, digámosle en la oración lo que queda en nuestro corazón.
El Señor te bendiga.
P. Juan