“Enciende una luz contra la trata”

viernes, 6 de febrero de
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Se llevará a cabo el ocho de febrero la primera Jornada Internacional de oración y reflexión en contra del tráfico de personas, tema muy importante para Papa Francisco, quien desde el principio de su Pontificado ha denunciado en diferentes ocasiones y con vigor este dramático fenómeno.

 

La iniciativa, promovida por las Uniones internacionales femeninas y masculinas de los superiores generales (Uisg y Usg), pretende hacer «propio el llamado del Santo Padre» y cuenta con su apoyo personal. La jornada será celebrada el día de Santa Josefa Bakhita, esclava sudanesa que fue liberada y se convirtió en religiosa, cuya canonización se llevó a cabo el año 2000.


La jornada llevará como título «Enciende una luz contra la trata». Tres  son los cardenales que se ocupan de los dicasterios que patrocinan la jornada: Joao Braz de Aviz (Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica), Antonio Maria Vegliò (Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes) y Peter Kodwo Appiah Turkson (Pontificio Consejo “Justicia y Paz”). (…)



El tráfico de seres humanos «es una de las peores esclavitudes del siglo XXI» y afecta a todo el mundo, se lee en el comunicado de los religiosos. «Según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y el ente de las Naciones Unidas en contra de la droga y el crimen, Unodc), alrededor de 21 millones de personas, a menudo pobres y vulnerables, son víctima de tráfico en sus respectivas ramificaciones: la explotación sexual o laborativa, el tráfico de órganos, la servitud doméstica, el matrimonio forzado, la adopción ilegal… Cada año, alrededor de 2,5 millones de personas sufren esta dramática situación: más del 60% son mujeres y menores de edad. A menudo sufren violencias inauditas. Por otra parte, el tráfico de seres humanos es una de las actividades ilegales más lucrativas del planeta: se estima que genere alrededor de 32 mil millones de dólares al año y representa el tercer negocio, después del tráfico de drogas y de armas.


Desde hace muchos años, «la Iglesia católica, y en particular las Congregaciones religiosas femeninas, operan en diferentes zonas del mundo, para sensibilizar sobre este vergonzoso fenómeno, prevenir el tráfico de seres humanos, denunciar a los traficantes y ecxplotadores y, sobre todo, ayudar y proteger a las víctimas del tráfico. Con la llegada de Papa Francisco, se ha manifestado con fuerza una mayor atención sobre el tema de la trata, y se ha materializado en una serie de acciones e iniciativas incluso de los Dicasterios vaticanos».


EL objetivo de la jornada del ocho de febrero «es, sobre todo, el de crear una mayor consciencia sobre el fenómeno y reflexionar sobre la situación global de la violencia y de la injusticia que afecta a tantas personas, que no tienen voz, no cuentan, no son nadie: son simplemente esclavos. AL mismo tiempo, intentar ofrecer respuestas a esta moderna forma de tráfico de seres humanos mediante acciones concretas. Por ello, es fundamental, por una parte, insistir en la necesidad de garantizar derechos, libertad y dignidad a las personas explotadas y reducidas a la esclavitud, y, por otra, denunciar tanto a las organizaciones criminales como a los que usan y abusan de la pobreza y de la vulnerabilidad de estas personas para convertirlas en objetos de placer o fuente de ganancias».


 

La jornada en contra del tráfico de seres humanos de este 2015 «se enmarca significativamente dentro del Año dedicado a la Vida Consagrada, y será, pues, un estímulo para todas las religiosas y religiosos esparcidos por el mundo para leer los “signos de los tiempos” y replantear en términos proféticos el presente y el futuro de la vida consagrada».



Fuente: Vaticaninsider

 

Oleada Joven