Evangelio segun San Marcos 10, 1-12

jueves, 24 de febrero de
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Después que partió de allí, Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.  Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".  El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.  Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.  Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.  Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".

Palabra de Dios

 


 

P. Gustavo Mendoza  Encargado Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Paraná

 

 

¡Hola amigos! Les habla el Padre Gustavo Mendoza, de la Pastoral de Juventud de la Arquidiócesis de Paraná y en este día quiero compartir con ustedes la reflexión del Evangelio del día.


“El hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos no serán si no una sola carne”. Qué misterio grande el del amor y el del matrimonio, el hombre y la mujer se unen, llegan a ser una sola carne sin perder su propia identidad, fuimos creados por Dios para amar, para entregar la propia vida y a imagen de Dios también estamos llamados a ser familia.

 

Los Obispos de Argentina nos decían: “La familia es el ámbito cotidiano que permite el desarrollo integral de la persona, ella continúa siendo un valor apreciado por nuestro pueblo; el hogar sigue siendo el lugar privilegiado de encuentro de las personas, donde en las pruebas cotidianas se recrea el sentido de la pertenencia; gracias a los afectos vividos en la familia comprendemos y perdonamos, acompañamos a los niños y a los jóvenes, valoramos y queremos a los abuelos y a las personas con capacidades diferentes; cuando hay familia se expresan verdaderamente el amor y la ternura, se comparten las alegrías haciendo fiestas y sus miembros se solidarizan ante las dificultades cotidianas: la angustia, el desempleo y el dolor que provoca la enfermedad y la muerte”.

 

Pidamos por nuestras familias y por todas las familias del mundo.

 

Oleada Joven