Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46

lunes, 2 de marzo de
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Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.

 

El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’.Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».

 

Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”. Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.


Palabra de Dios



 


P. Germán Lechini Sacerdote Jesuita. Director del Centro Manresa que pertenece a la Pastoral juvenil y vocacional de la Compañia de Jesús en Argentina y Uruguay

 

 

Seguro conocemos la hermosa canción “Entre a mi pago sin golpear”. En su estribillo escribe Carlos Carabajal: “La vida me han prestado y tengo que devolverla, cuando el Creador me llame para la entrega…”. Pues bueno, estas coplas resumen muy bien el Evangelio de hoy, donde Jesús viene a recordarnos por medio de una parábola dos cosas fundamentales:

i) Que Dios nos ha encargado a cada uno nuestra propia vida, nuestra propia viña.

ii) Que no podemos apropiárnosla, que no debemos olvidar que nuestra vida, que toda vida, es puro don, puro regalo de Dios… En síntesis, el Señor quiere que en este contexto de Cuaresma, de conversión, no olvidemos que nuestra viña y sus frutos son del Señor, que no olvidemos que nuestras vidas y los frutos que damos con ellas, son del Señor.

Siguiendo con testimonios musicales, permítanme citar al gran guitarrista clásico español, fallecido a fines del siglo XX, Narciso Yepes. Él cuenta de manera muy hermosa, en una pequeña y jugosa entrevista, cómo aconteció su conversión. Narciso se convierte a partir de una pregunta que irrumpe con fuerza e inesperadamente en su vida: “¿Qué estás haciendo?”. Dicha pregunta, la sintió muy hondo, en la conciencia y en el corazón, un día que, acodado en un puente del río Sena, en París, viendo el fluir del río pasar, se sintió interpelado a propósito de su propia vida: “¿Qué estás haciendo con tu vida?”. Esa fue la pregunta que gatilló su conversión, nosotros podríamos traducirla hoy, como: “¿Qué estás haciendo con tu viña? ¿Qué estás haciendo con la viña que Dios te regaló?”.

Desde aquel día, cuenta nuestro músico que buscó instrucción religiosa, se acercó a la Iglesia, volvió a los Sacramentos, en fin, se convirtió… Pero todavía más, sintió que su vida y su arte (tocar la guitarra), ya no le pertenecía. Dice Narciso Yepes bellamente: “Desde aquel día, ya no busco el aplauso, es más, me sorprende cuando me lo dan… Desde aquel día, para quien realmente toco es para Dios… Y así, como hasta entonces Dios no contaba para nada en mi vida, desde aquel instante no hay nada en mi vida, ni lo más trivial ni lo más serio, en lo que yo no cuente con Dios”.

Esta hermosa anécdota de Narciso Yepes nos viene como anillo al dedo para rezar con el Evangelio de hoy… Por dos cosas:

La pregunta: como a Narciso, también hoy el Señor nos está preguntando por lo que estamos haciendo con nuestra vida. Repito la pregunta que de que ya hablamos más arriba: “¿Qué estás haciendo con la viña que te encargó el Señor?”. Esta pregunta debiera orientar el resto de nuestra Cuaresma ¡Sí! Si en verdad queremos vivir una Cuaresma profunda, si queremos de corazón convertirnos, debemos permitir que esta pregunta golpee la puerta de nuestro corazón y de nuestra conciencia: “¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo con la vida (la viña) que Dios me encomendó?”.

“Tocar para Dios”: lo realmente hermoso de la conversión de Narciso, es que lo llevó a vivir de ahí en más para Dios ¡Ya no más para sí mismo! Narciso supo, desde ese día, que los aplausos no eran para él, sino que eran para Dios. Narciso supo, desde ese día, que la viña no era de él, sino que era de Dios; y que era justo, por tanto, que los frutos de la viña (los aplausos, por ejemplo) fueran a parar a Dios, y no que se quedaran en él…

Cuánto bien nos haría a cada uno, convertir también el “Narciso” que llevamos dentro (me animo a jugar con el nombre del músico, porque en sí mismo es muy decidor. Yepes es, tal cual, un “narciso” convertido a Dios). En esta Cuaresma, hermanos, no olvidemos este Evangelio, no olvidemos que es Dios el verdadero protagonista de esta historia, que es Dios el verdadero protagonista en cada fruto que damos en nuestra vida… no olvidemos que es de Dios nuestra viña y nuestra vida entera.

¡Que así sea!

 

 

 





 

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