Quédate

miércoles, 8 de abril de
image_pdfimage_print

A veces iré distraído

y a mi vera serás
peregrino ignorado.

 

Tú hazte notar.
Puede que vaya
sumido en fracasos,
rumiando derrotas,
lamentando golpes,
arrastrando penas
sin ver el sol radiante,
la vida que bulle,
tu manos tendida.

 

Tú toca mi hombro
e importuname.

 

Acaso perdido en palabras
no escuche Tu voz
desvelando lo escrito
en el cielo, en la historia,
en el acontecer de cada día.

Tú grita.
Quizás no te lo pida,
no te abra la puerta,
ni me de cuenta
del hambre
que nos atenaza.
Pero Tú quédate.

 

Tal vez, al conocerte,
te quiera retener
en mi casa, a mi mesa
apresando el instante.
Tú te irás de nuevo,
dejando en mi pecho
el fuego de mil hogueras,
y la alegría del reencuentro.

 

 

José María Rodríguez Olaizola