Evangelio segun San Marcos 11, 11-26

viernes, 4 de marzo de
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Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: "Nunca jamás como nadie de ti." Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: "¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo"? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos." Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado." Jesús contestó: "Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas."

Palabra de Dios


 

Monseñor Daniel Fernandez  Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Paraná

 

El evangelio de este día sábado nos muestra a los líderes judíos desafiando la autoridad de Jesús, por lo que Jesús enseña y él hace. Es frecuente que ellos cuestionen a Jesús, sobretodo, porque están como cerrados a él en su corazón y porque que ellos mismos se sienten amenazados en su propia autoridad.
Jesús no entra en alargar las polémicas, muchas veces como aquí no les responden, ya que ellos no están dispuestos a aceptarlo y solo tratarían de justificarse a sí mismos, sus actitudes, su proceder, su ser razón. Pero más allá de esta especie de contra punto entre el Señor y esta gente que lo enfrenta, nosotros podemos pensar entrando en el corazón de Jesús: ¡Qué tristeza debe experimentar el Señor! Él que es la fuente de la vida y la salvación, cuando encuentra a personas que se cierran a recibir todo lo que él nos quiere dar, personas que prefieren confiar solo en sí mismos y no dar créditos al amor de Dios, que se nos manifiesta a lo largo de nuestra vida.
Jesús lo expreso varias veces citando a los profetas que ya, en el Antiguo testamento habían dicho tantas veces a su pueblo:” Ustedes tiene ojos y no ven, tienen oídos pero no oyen, es decir están cerrados”.
Queridos jóvenes, queridos hermanos todos, yo pienso cuanto debemos agradecer al Señor, que se nos haya manifestado, a cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida, de la forma que cada uno de nosotros conoce y sabe, como el Señor vino a darnos noticias de su amor, vino a buscarnos, vino a presentarse ante nosotros como fuente de nuestra vida, de nuestra felicidad, de nuestra esperanza.
¡Que bendición tan grande es la fe!… no cierto? La fe que nos da los ojos, para que podamos ver que estamos sumergidos en el misterio del amor de Dios. ¡Que lindo para un joven descubrir esto! Que como decía Teresita: “De su vida, mi vocación es el amor”, La nuestra también, esta enmarcada, sumergida, sostenida por el amor de Dios, que nos conoce y nos ama a cada uno de nosotros en particular.
¡Que Don que es la fe! La fe también nos hace ver que Dioses padre y hermano a la vezy que los demás son también hermanos nuestros. La fe nos hace gozar enormemente esta vida que vivimos, como un anticipo de la vida eterna, en definitiva creo que: La fe es la sal de esta vida!
Agradezcamos hoy al Señor, este regalo de la fe, cada uno lo puede decir con sus palabras, respondiéndole a este Dios que es amor, yo lo digo con las mías: “Señor Dios nuestro, vos que sos la fuente de toda sabiduría, ilumina nuestra vida con tu palara y abre nuestros corazones a la misma palabra, para que aprendamos a mirar con tus ojos al mundo y a la gente y para que tu sabiduría nos guie en todo   en todo lo que hacemos. Te lo pedimos por medio de aquel que tú nos enviaste, en medio de nosotros y en quien creemos firmemente Jesucristo, tú hijo nuestro Señor. Amén!
Que el Señor los bendiga a todos! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oleada Joven