Señor Jesús, antes de partir,
no para irte lejos, sino para quedarte más cerca,
te acordaste de nosotros…
los que quedamos aquí.
Ya no hay intermediarios,
Vos mismo orás al Padre por nosotros.
La Vida eterna ya es una realidad:
podemos conocerte y eso ya lo es todo.
Pase lo que pase nada podrá separarnos de tu Amor,
siempre cercano y desbordante.
Protegenos del mal que nos acecha,
de la mundanidad que se nos cuela sin que nos demos cuenta,
del individualismo que nos encierra,
del miedo que nos paraliza,
del egoísmo que nos hace indiferentes…
Quedamos en el mundo para darte Gloria,
para hacer presente tu rostro en medio de nuestras vidas.
Envíanos tu Espíritu, con su abundancia de dones,
que desde Él podamos ser presencias de amor
en la familia, en la facultad, en el trabajo… en el mundo.
De nuestra redacción
Milagros Rodón