Con los amigos, basta mirarse:Puente invisible quieto se tiende.Brillo de vida, punto de encuentro…Juntos cruzamos por ese puente.Y así en el medio nos encontramosy nos sabemos los dos hermanos.Aunque voy manso ante el misterioel otro es otro, y lo respeto.Nada se guarda ni se mezquinacaen las defensas, sólo confías.No sé si existe otro acercarsemás sabio y niño que así mirarse.
Mis alegrías francas y clarasse realimentan de estas miradas,con que me intuyen, con que me curany me abren puertas, y me disfrutan.Y yo me quedo allí, sin prisa,como habitante de esas pupilas.Limpias miradas, limpias ventanasdonde asomarnos alma con alma.Y descansarnos de tanto viajerecuperarnos de soledades…¡Gracias por darme tan santo sitio:otro paisaje no necesito!
Siempre me asombro cuando me mirancon fe tan pura, con luz tan viva.Me sobresalta sentirme amado:más que miradas son casi manos,que se aproximan como un abrazoque en cofre oculto yo voy guardando.Por tal regalo nunca hice tanto:yo no merezco un don tan alto.Sólo me queda mirar confiadoy hacer mi parte del puente amado…Y al Dios que me ama, lo miro y pido:“Guarda en tus ojos a mis amigos”
Eduardo Meana, en “Acerca de la mirada de los amigos”
Descarga